Se busca un buen alfa - lucemond

¿Porque seguimos costumbre ajenas?, Lucerys

—Mi rey , ¿Por qué apoyamos costumbres ajenas? — pregunta Lucerys con falsa incomprensión — El titulo de reina es reina regente, para equilibrar el poder entre monarcas, ¿Por qué las rebajamos a reinas consortes?, su padre, el príncipe Baelon una vez sugirió que los omegas heredaran en caso de escasez de alfas, podemos modificar la ley de esta forma —sugiere con bastante cuidado tanteando el terreno desconocido.

Su abuelo no dice nada, sin embargo frena la sesión, observa con bastante disgusto a Alicent ir tras de almond.

—De hacer eso la línea de sucesión cambia Lucerys —habla severo su abuelo— Rhaenyra seria la heredera, tu y Aemond irían hasta el final de la línea de sucesión.

—Si la ley se modifica para situaciones como la actual, mi madre seria la segunda en la línea, si los dioses no quieran, y nos pasa algo a Aemond y yo, mi madre tomaría el cargo, de esta forma no se pierde la línea de sangre real, su línea de sangre.

Es un pequeño paso, lo que Lucerys busca principalmente es que su primogénito llegue al poder, sin importar la casta.

—Es una buena medida de prevención — habla Viserys bastante sorprendido por nunca haber pensado en esa opción.

— De esta forma volvemos de vuelta a nuestras raíces, en Valirya heredaban los primogénitos sin importar si son alfas u omegas, se evitarían dar la falsa ilusión que los Westerossi están a nuestro nivel en estos temas, en algo tan intimo como nuestras costumbres.

Si algo le pasa a Aemond y ruega que no, su madre conseguiria el trono, aquello que le ha pesado en sus hombros por mucho tiempo.

—Pero podrían iniciar guerras por esto — recapacita Viserys — nos paso a mi prima y a mi.

—Si la ley estuviese en su tiempo, usted siempre hubiera sido el rey por edad, le hubiera seguido su hermano el principe daemon, ante cualquier confusion, usted se casaría con su hermano — sugiere con malicia por que sabe del profundo deseo en el viejo rey.

Parece que su comentario logra el objetivo deseado. Debe hacer el cambio de ley ahora, de no hacerlo algo así en un reinado tan nuevo como el suyo y el de almond por día desmonorarlo de golpe, debe dejar la ley cambiada un poco y una vez consolidados como monarcas modificaría totalmente la ley.

Así no existirían unas Rhaenas, Rhaenys y Rhaenyras nunca mas, gobernaría el primogénito como debería ser. Como sus costumbres dictan.

— Llama a Aemond, debemos consultar esto, saber su opinión — pide Viserys pensativo.

Cuando trae a Aemond y le informa de la situación este se calla durante un momento.

— Modificarla es lo correcto — se dirige a su padre — evitamos más crisis, mi hermana está preparada para tomar su lugar como mi heredera hasta que yo y mi omega podamos tener un hijo propio, es la mejor opción — le da la razón a Lucerys —sin embargo, modificarla desde ahora y de golpe puede darnos desventaja — los mira a ambos — Los Lannister apoyan esa ley tal cual está, los Baratheon y seguramente otros lords de grandes casas también, si nos damos la vuelta de golpe entonces podríamos provocar una guerra — advierte — son los lores contra nosotros.

— ¿Qué tal si cambiamos el juego? — sugiere Lucerys —Los lores de los reinos al norte y oeste son el problema, pero siempre ignoramos a los lores del sur, son un problema desde la conquista.

Sugiere ganarse los votos de Dorne.

— Para hacer algo así, alguno debería movilizarse a Dorne, no permitiría que tu fueras y sin cambio de ley no habría heredero — niega de inmediato Aemond.

— El norte es leal, déjame ir a Winterrfell, los nuevos lores nos apoyarán sin dudas, los lores Del Valle de águilas también — propone — podríamos resolver Dorne de una forma distinta...

—No casaré a ninguno de mis hijos con un principe de Dorne — refuta Viserys al instante.

—No, matrimonio no, algo mas importante — Lucerys se acerca al mapa de los siete reinos — Algo más deseable, algo con mayor poder.

Aemond y Viserys lo observan con intriga.

Mi omega es tan astuto como precioso, piensa Aemond perdido en la figura del castaño.

Si algo era cierto, era aquello.

Lucerys entró al juego aquella tarde, para cuando el cuervo de Alicent arribó de emergencia en Antigua había sido demasiado tarde, Lucerys había ganado su primer batalla desde antes que ese cuervo fuera siquiera escrito.