Un lindo regalo, Aemond

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— ¿Como va tu entrenamiento?

Aemond se sonroja un poco de la vergüenza, se ha esforzado en sus habilidades de pelea desde Winterfell, asegurándose que nunca pasaría algo así de vuelta.

—Bien, cuando el tío Daemon se recupere de su parto planeó pedirle qué me ayude en la lucha de espada.

Lucerys vestía un lindo vestido rojo, muy simple y con un escote discreto en su pecho y clavículas, se miraba como un atardecer de verano, cálido y lindo.

Lucerys se acerca al joven alfa que permanece sentado, le día un pequeño y húmedo beso en la frente antes de esconder su nariz en la nuca contraria.

—Tengo un regalo para ti— le habla como a un niño pequeño, aunque lo es, no le suele hablar así — Has sido un buen marido, un buen heredero y se que serás un buen rey de seguir así — descarga su aliento en la nunca contraria, pasa su nariz con ojos cerrados por toda la zona, disfrutando de la situación.

Los vellos de su cuerpo se erizan, Aemond pronto se siente ansioso y esta feliz por el reconocimiento pero a la vez siente esa necesidad de pegarse más a su sobrino.

— Mi chico bueno — Felícita con voz cálida y sedosa, sigue refregando la punta de su nariz en la nuca de su sobrino que cierra los ojos por inercia — Dulce y lindo — deposita un pequeño beso detrás de la oreja — dulce, dulce rey ¿Me han extrañado tus manos? ¿Has soñado con mi piel rosando la tuya? ¿Tu cuerpo ha deseado al mío? — No es lo que dice lo que mantiene a Aemond en una nube de brumoso placer, es la forma en como lo dice, el aliento en su nuca, las manos suaves en sus hombros, la voz tan suave que lo envuelve como a un guante, cálidos labios humedeciendo su oreja y endulzando su oído.

Lucerys era definición personal de lujuria y amor que Aemond tenía.

Escucha la tela rozarse y pronto siente su mano ser jalada hacia su espalda, la dobla con cuidado y facilidad, siente algo cálido en contacto, identifica la piel cálida del muslo contrario, Lucerys suave su mano, la lleva con cuidado hasta arriba y Aemond deja de respirar de inmediato a medida que el calor en su toque sube.

—Un regalo —Lucerys pasa su húmeda lengua por el cuello contrario, le arranca un gemido lastimero a Aemond — Por ser tan bueno— su agonía termina cuando finalmente llega hasta la entre pierna de su sobrino, pero su emoción pronto se disminuye por la confusión que lo invade al entrar en contacto con una tela y no con la intimidad de su Lucerys.

No se puede quejar, en cambio esta mas angustiado que en un principio, desesperado por obtener el regalo que se le ha prometido, caprichoso como solo un niño puede ser, Lucerys pronto termina con cualquier rebelión en su cabeza cuando comienza a fregarse en su mano, moviendo su cadera sin pudor alguno contra el dorso de su mano.

Umh, ¡ah!— gime sin vergüenza en su oído.

Los chillidos y gemidos agudos sumados a el movimiento errático contra su mano le provocan primero una parálisis , pero una vez sus sentidos reaccionan puede sentir su pantalón apresar su miembro, la sangre en sus orejas y su propia respiración agitada, no tiene estímulo alguno sobre su cuerpo pero la sola presencia de Lucerys ya lo vuelve débil, con este acto está totalmente derrotado.

¡Aemond! gime agudo en su oído, siente el cuerpo contrario agitarse contra su espalda y el pecho de Lucerys de pronto se apoya totalmente en la espalda contraria.

Es demasiado, no lo toca pero estimula cada uno de sus sentidos, quiere moverse, tocar, ver quiero saber qué pasa y a la vez no puede moverse por que las sensaciones, el fuego en su piel y la presión en su pelvis es demasiada, demasiada y no puede el simplemente no puede.

Una embestida es más fuerte a las anteriores, Lucerys ahoga su grito en el hombro contrario que muerde en el extasis, Aemond también termina por que solo escuchar a Lucerys alcanzar el cielo lo lleva directo a las puertas de este.

La respiración agitada de Lucerys choca en su mandíbula y el mismo no puede regular la propia, escucha a Lucerys moverse antes de sacar su mano de la tela caliente y algo húmeda, con cuidado le devuelve su mano a su posición inicial antes de alejarse, estaba a punto de reclamar el repentino distanciamiento cuando siente algo húmedo en su mano.

Lucerys se ha ido pero es la tela en sus manos es lo que lo intriga, aún sufre los efectos del orgasmo cuando habré la tela y nota que este es un pañuelo bordado, reconocería el bordado de Lucerys en cualquier lugar, las iniciales de ellos están en rojo y negro A y L, abajo en Valyrio esta bordado "Un pequeño regalo"

Esta lleno de el lubricante de Lucerys, todos su jugos y el olor impregnado tan fuerte que es como si el tuviera su cara frente a la pelvis contraria.

Huele por impulso la tela pegando su nariz en ella y dejando que el olor llene sus pulmones, pronto sus pantalones vuelven a estar apretados.

Si, Lucerys no puede tener relaciones con Aemond aún ¿Pero alguna vez tuvo sexo real con su tío? Las reglas han cambiado pero el juego no, no se necesita abrir las piernas todo el tiempo para que un alfa piense día y noche en ti.

Aemond se hunde cada vez más y más en Lucerys, si sigue así caerá en una obsesión sin fin en su sobrino.

Por suerte para Aemond, Lucerys está buscando eso.

Se busca un buen alfa - lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora