Dioses salven a la reina, Lucerys

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Fue un día triste.

Trataron de detenerlo, trataron de hacer todo lo posible por evitarlo, pero Daemon estaba decidido y antes de morir en el catre de parto, murió entre llamas como un Targaryen digno.

Toda la parte izquierda de la fortaleza esta clausurada y cerrada, Rhaenys se encargó de sus nietos mayores y Lucerys tomó la libertad de tomar a los más pequeños.

Fue como si se repartieran a su tío entre ellos, como si no valiera nada y eso aterró a Lucerys de una forma tal que lo privó del sueño durante media luna.

Es increíble como la pérdida de su tío golpeó a la casa cual huracán.

Su madre estaba muy perdida, solitaria y con su piel grisácea, sin comer ni hablar.

Aegon y Helaena no han hecho sus travesuras cotidianas y el miedo en ojos de ambos omegas es evidente, traumatizados por el final de su tío.

Jacaerys había mantenido el margen, tratando de mantener bien el legado de Daemon junto a Lucerys, entre ambos habían repartido todo lo de Daemon de la forma en la que su tío lo querría.

Se sentía como repartir a su tío Daemon, como quien parte un pastel y va dejando rodajas, tan poco humano, tan... maquinario.

Como si sus hijos fuera nada más que piezas.

Lucerys no es tan humanitario en realidad, si le hubiera pasado a alguien de la corte seguramente no le hubiera dado importancia,olvidándose del hecho esa misma tarde.

Pero no era alguien de la corte, era su tío, él omega al que vio y decidió ser, su mayor ejemplo, su maestro, quien le enseñó todo en el camino al trono.

El rey está mal.

Es increíble por que, Rhaenys es una alfa fuerte, sostiene la pérdida de su primo y el suicidio de Laenor, sostiene marcaderiva y aun así cuida de sus nietos, dando un lugar seguro, totalmente distinto al rey que cayó tan débil como enfermizo, bebiendo sin cesar y faltando al consejo, dejando todo el peso en Aemond, lo cual no está mal su alfa esta preparado, pero la caída del rey no pasa desapercibida, la firmeza de Rhaenys está siendo bien observada, como ella en el trono pudo o no pudo haber manejado esta situación, una mejor regente que el débil Viserys.

Los leones rencorosos son de los que plantan esas conversaciones sutilmente en algunos lugares.

La única cosa que puede derrotar a la casa del dragón, es ella misma.

El golpe ha sido tan fuerte que nadie está de pie, ni el mismo sabe cómo manejar la situación, quiera o no, Daemon fue mucha influencia en la mayoría de sus decisiones, sin él llega a sentirse algo desorientado, sumado al golpe de perder a su tío de esa forma tan... Daemon.

Observa al niño en sus brazos, es el segundo menor de todos, su nombre es Baelon, en honor al difunto heredero que no conoció, tiene once lunas y la piel es oscura, no como la piel del alfa paterno, pero si más oscura que la de un Targaryen común, la pelusa en su cabecita es blanca Velaryon, los ojos son idénticos a los de su tío Daemon.

—Es muy lindo verte así — Comenta con voz cansada luego de un largo día de juntas y atender los problemas del reino y la corte, Aemond está apoyado en la puerta y su rostro cansado está lleno de una sonrisa bastante dulce.

—¿Cuanto tiempo llevas ahí? — es inevitable la sonrisa en su rostro, pues este Aemond aunque está cansado y masacrado por el peso de llevar el reino solo, sigue siendo su Aemond.

—Lo suficiente, eres un bálsamo para estos cansados ojos Lucy — se acerca al omega por que espalda para observa a su primo menor dormir tranquilo en los brazos del mayor, Lucerys tomó nota de que oficialmente, Aemond es más alto que él.

—Es la mezcla perfecta de sus padres— comenta sobre el niño.

Ninguno habla directamente de los nombres de ellos, como si eso cambiara el hecho que Daemon se prendió fuego en pleno parto y Laenor se quemó así mismo con el fuego de seasmoke pocas horas después. Como si ambos padres no hubieran sido tomados por el fuego.

—Si tenemos un hijo, me gustaría que fuese así, una mezcla perfecta de ambos, o mejor aún, que sean igual a ti.

Lucerys no puede borrar de su mente los gritos de desespero que Laenor tenia intentando entrar entre el fuego en busca de un omega que se negó a agonizar a sufrir el destino de su madre, de su prima.

En este estado tan... descolocado en el que se siente, no sabe si podrá seguir manteniendo el papel de omega santo sobre esto, por que si siente demasiada impotencia.

Tanta impotencia que se quiere ir contra todos, pero sabe que no es justo, de cierta forma Daemon lo entreno para que fuera la reina que él nunca fue, era la forma de cambiar el curso de su casa. Si no te gusta algo, cámbialo le dijo una vez. Daemon puso todas sus esperanzas en él para cambiar la forma en la que tanto la Casa Targaryen como los 7 reinos se rigen, puede quedarse aquí y pensar, ver a este niño y buscar a su tío en él, pero nada hará, no cambia el hecho de que Daemon ya no está y no pudo ver la nueva era nacer.

Puede que la carrera al trono se acercó de una forma tan repentina, pero es lo que ha esperado por mucho tiempo, no tiene tiempo de sentarse en el trono.

—La corte habla bien de cómo manejas el reino, algunos atrevidos han dicho que deberías ser regente por un tiempo —deja al niño en la cuna, a la par del otro niño también de Daemon, Maekar, de solo 21 lunas.

—Es cansado —admite, Lucerys se da vuelta y observa el ojo hundido dé Aemond.

—Estas tomando esta carga solo— pasa sus brazos por los hombros del alfa — amo que puedas, pero no deberías — suelta un poco de sus feromonas, satisfecho de como Aemond toma de ellas cual poseso — te ayudaré con ello, ambos gobernáremos — sella su promesa con un beso.

La amenaza de un rey tan debilitado es grave, Rhaenys es leal a su casa y jamás iniciaría una revolución contra su propia sangre, pero cualquier otra casa maliciosa si podría tomar ventaja.

Tienen dragones pero han perdido dos pilares importantes.

No se quiere arriesgar, Daemon confío en él y en su memoria, debe hacerlo, tal vez él omega jamás vio ese mundo soñado donde los omegas son iguales a los alfas, superiores incluso, pero se encargará de que sus hijos si lo vivan.

Sus guardias son leales, siempre le han respetado y el último bono a sus familias por la guardia completa que les ha exigido fue muy acertado, encargado de que no les falte nada en su guardia permanente después de la tragedia.

Saben a lo que va, y no hacen nada, todos lo ven y la mayoría sólo permanece firme, quieto.

Camina con seguridad, sin nada en su rostro y sin miedo en sus acciones, con el cuchillo en un agarre firme y dos sirvientes detrás que llevan un camisón limpio y trapos húmedos para limpiarlo.

Llega hasta las puertas de los aposentos, los guardias del rey habrán la puerta al instante.

Cuando sale, con el nuevo cambio de ropa y limpio, todos los guardias están sobre su rodilla.

—¡Larga vida a la reina!

Larga vida

—Dioses salven a la reina.

Piensa que en realidad, son los dioses los que deben salvarse de él.

Anuncia a su madre de la muerte del rey personalmente.

Lucerys se sienta en el trono de hierro al día siguiente.

Se busca un buen alfa - lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora