—Veo que reparaste tu error — Daemon observa con picardía la flor en el cabello de Lucerys, típica de todos los días que duró el cortejo al omega.
—Debo moderar mejor mis daños colaterales — admite con igual picardía— tu vientre está más grande ¿Cuando será tu parto? — pregunta con curiosidad sincera.
Rhaenyra, su bella madre, había tenido solo dos partos, Jacaerys y él, nunca la ha visto preñada y sinceramente tiene curiosidad en el ámbito.
Una reina sin heredero, no quiere que lo que el haga otro omega también lo busque.
—Los maestres dicen que en una luna, yo se que será en media luna más — el rubor en las mejillas de su tío es saludable, envidiable para la mayoría de damas en la corte — será mi ultimo parto.
—¿Último?— sentirse extrañado ante esto no es nuevo, que se hablen de últimos partos y para la edad de su tío, debió dejar de sacar hijos hace 5 o 6 niños atrás, sin embargo, es tan cotidiano ver a Daemon con el vientre hinchado y uno o dos bebes tras de el, que no verlo así es... extraño.
—mi vientre no dará más dragones marinos a esta casa— Daemon se recuesta en su sillón, uno que su hermano el rey, mando a hacer a su medida desde su primer embarazo, siempre lo usa casi al término de todos ellos — me temo que mi fertilidad ha sido exprimida hasta la última gota y no tengo más que dar.
—Sin embargo conservas 10 niños que podrían ser tu propio ejército personal, todos unos capas doradas.
Daemon sonríe algo risueño, nostálgico menciona; —Mi fecha para viajar ya paso, mi pequeño alfa vendrá a buscarme dentro de poco, es evidente que tendré mi parto en estas habitaciones — suspira — Aemma solía decir, que nuestro campo de guerra era el parto, debíamos tomarlo con rigidez y honor — se inclina más a verlo — estas palabras te pasó Lucerys, ahora eres una reina consolidada, tus guerras serán con hombres y con todo aquello que no te quiera ver triunfar, habrán muchos Jason Lannister en el futuro, y muchos Otto Hightower que ejecutar también, sin embargo nada de esto bastará si de tu vientre no sale un niño, y de hacerlo, si no sales tú del catre —advierte — no sólo envidian mi fertilidad, envidian cada parto victorioso, pues cada victoria es haber salido con vida del catre.
Lucerys no puede evitar sentir un escalofrío en su cuerpo, lo que le dice su tío no es nada menos que la verdad, nada servirá todo lo que ha hecho si su vientre al final no produce o el mismo, no sobrevive al parto.
Es esa la única función de los omegas, lo único para lo que los alfas los necesitan, una máquina sin sentimientos que se vea bonita, siempre pulcra, seguir las órdenes sin miramientos, que sus únicos objetivos en la vida sean simplemente tener hijos sanos, herederos y morir como una madre devota, como muñecas sin alma, no sueños,no ambiciones, no amor,no felicidad, no vivir.
Si bien Aemond jamás haría algo así, el mismo Lucerys es consciente de su posición y cómo incluso un bastardo podría tumbarlo de su lugar por simplemente no tener herederos.
En un mundo de alfas, donde los omegas no pueden hacer nada más que dar herederos, Lucerys ya llego lejos.
De no ser por la cicatriz en su vientre y el cómo se ha ganado al pueblo y el temor de los nobles, Lucerys no habría sobrevivido a la pena de estar en cinta sin matrimonio, aun si quien le dejó el vástago fue Aemond, se lo hubieran comido vivo.
Apresurar el matrimonio podría ser una buena opción, de no ser que lo tendría que consumar y en ese caso por órdenes de los maestres, no podría tener hijos.
Lo que lo condena a seguir el mismo camino que la reina Aemma, y la madre antes que esta, no sobrevivir a la única guerra que los omegas deben y tienen que ganar.
—Un parto es más doliente que un campo de guerra— continúa Daemon— pero sostener a tu cachorro en brazos luego de ello, es como ver colores por primera vez en la vida, hay sonido,hay felicidad, hay vida.
El terror en Lucerys no disminuye, aumenta de imaginarse, no poder vivir, no poder sentir eso cuando sostenga a su cría en brazos.
—Aunque, debo admitir, las caras de envidia de las perras cortesanas al ver mi victoria es muy satisfactorio.
Cuando deja a su tío descansar y camina por los pasillos, cuando ve a todos los nobles inclinarse ante él aun cuando es reina en todo menos en el título, cuando ve las flores, cuando ve a sus alrededores y los tapices tradicionales de Valirya, cuando ve y observa todo eso, se decide, se arriesga y esa misma noche entra a los aposentos de Aemond como de costumbre, con la meta de conseguir un heredero.
Aun sin casarse, ¿Quien se atreverá a decir algo de su virtud? Sufrirán el mismo destino que la reina Alicent, de quien ya todos saben su final, si la reina que era, la madre de Aemond no pudo escapar de su ira ¿Lo harán unos cortesanos habladores? ¿No fue Aemond el mismo que extinguió a toda la nobleza norteña?, nadie dirá nada e incluso, se atreve a decir que sus pensamientos serán censurados por ellos mismos.
Media luna después, Daemon dio su último parto, su último dragón marino y su último aliento a la casa del dragón.
Lucerys adoptó a los hijos más pequeños de su tío.
Un parto es cruel, a todos los omegas les llega la hora, pocos salen victoriosos y pocos salen tan victoriosos como su tío Daemon y su tío Daemon no pudo ser tan Victorioso como para sobrevivir a todos sus partos.
Larga vida a Daemon Targaryen, la reina que nunca fue.
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Se busca un buen alfa - lucemond
FanfictionLucerys es un Omega inteligente y de dudosa moralidad, cuando se presenta como Omega comienza a buscar su alfa ideal. Aemond es un pobre alfa joven, que por circunstancias de la vida queda en la mira de su sobrino mayor. Lucerys es un demonio ambici...