Se busca un buen alfa - lucemond

cortejo formal, Aemond

Está avergonzado.

Aemond tiene ganas de permanecer en sus aposentos de forma permanente una vez se recupera del celo.

La situación con su Omega lo aqueja, cuando terminó su primera vez, siguieron haciendo lo mismo, Aemond en las piernas de su sobrino, incluso Lucerys llegó a restregar a pelo sus... Cositas

Otras veces Aemond casi logra entrar, entonces Lucerys se enfrentaba a su alfa para que no lo hiciera, luego de una riña pequeña el entendía.

Permanecieron así la noche entera, el primer día fue fácil tenía a su sobrino con él.

Pensó que era una ilusión debido a los calores del celo, pero cuando despertó al segundo día, sin Lucerys y con un ropaje negro en la sala que no era suyo, sabía que no era creación propia lo sucedido.

Eso solo empeoró su celo, estar sin su Omega hizo sentir a su alfa rechazado, el dragón dentro suyo chillaba triste por qué su Omega no lo quería.

Las alucinaciones para Aemond fueron peores,  su alfa se emociona ante Lucerys, para cuando quería tocar a su sobrino, su mano se perdía entre el vacío.

Los dolores fueron peores y sus cambios en su físico fueron mucho peor.

Tenía 10 onomásticos, 2 antes de la presentación ideal.

Su madre no solía prestarle mucha atención, siempre perdida en su mente, pero cuando salió su anuncio está intento pasar todos los días con él, dándole paños húmedos para su terrible celo.

Cuando los cachorros se presentan, suelen buscar a su madre, Aemond había llamado a Rhaenyra en varias ocasiones, no dejaron a su hermana entrar a cuidarlo bajo órdenes estrictas de la reina.

Otro nombre recurrente era Lucerys, más de una vez le dijo a "Rhaenyra" que necesitaba ver a Lucerys con urgencia.

Cuando terminó su celo, el reino entero sabía que Viserys al fin tenía un heredero.

Festejaban en su mayoría la gente pequeña, pues si bien Aemond era tímido, solía ser más abierto y amable con ellos que los nobles y otras realezas.

Los nobles se preocuparon, Aemond era un niño y una presentación tan joven podría marcar un a vida corta.

Otros nobles celebraron, en su mayoría los que eran partidarios de la Casa Hightower.

Daemon había enviado varias ropas nuevas a Aemond como regalo de felicitación, todas telas originarias de marcaderiva.

Un mensaje muy bien marcado que todas fueran negras y rojas, y las negras tenían el sigilo Targaryen por absolutamente todos lados.

Preciosas en verdad.

Rhaenyra no lo había podido ver, aunque su celo había pasado, los maestres lo mantuvieron en estricto reposo en lo que averiguaban que pasó para adelantar su celo tan repentinamente.

Aemond no comento nada, se volvió una tumba al respecto, dijo que en medio de la noche todo empezó y fue su única información.

Hablar sobre que Lucerys fue quien provocó todo era de un poco hombre, un alfa sin moral.

Lucerys no puede manejar su celo, y él tampoco el suyo, su sobrino solo busco a su alfa y su alfa lo cuido, claro hasta que Lucerys lo creyó insuficiente y se fué.

Creció bastante, según los maestres 34 cm, sus hombros se hicieron bastante anchos, sus piernas largas, cada extremidad se volvió larga, incluso su cosita creció.

Aegon ya no podría burlarse de él llamándolo enano, debería ser más alto que su hermano por unos centímetros ahora.

Debería ser un poco más bajo que Lucerys aún, pero solo un poco tal vez en persona no se note la diferencia.

Los maestres dicen que seguramente seguirá creciendo más a medida pasen sus celos.

Su rostro se ensanchó un poco, sus facciones se afinaron, pero tampoco es un gran cambio, sigue siendo pequeño, un alfa pequeño.

El heredero al trono.

Viserys hizo una gran fiesta, escucho de una sirvienta que la fiesta duro una semana entera, banquetes, justas y cacerías, todo en honor al nuevo heredero, tanto lujos y tantas extravagancias que pasaron mientras se retorcía en sus aposentos, deseando estar junto a su sobrino, muerto en miseria.

Que desdichada era la realidad.

Y no tenía a Lucerys.

Quería hablar con su sobrino, disculparse por todas esas cosas de poca moral que le había hecho, pedir su mano a Harwin y poder cortejar formalmente.

Se arrepiente tanto de todo, si tan solo él pudiera quedarse siempre a su lado.

Se lamento una vez más en no poder controlarse, ser ineficiente para su Omega.

Con esos pensamientos tormentosos en mente, el joven alfa cayó dormido del cansancio que los maestres le habían advertido que tendría.

Quiere a su Omega.