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Ajusté bien el nudo de mi corbata blanca y me coloqué un saco del mismo color con detalles en negro, haciendo juego con mis pantalones. Por su lado, Nana llevaba un vestido de tirantes, hasta la rodilla, lleno de brillos. Ese era su estilo, muy glamuroso sin importar del evento del que se tratara.

Nuestro chofer llegó y nos llevó hasta el gran salón donde sería la presentación oficial del primer álbum de "Minimal" donde daríamos a conocer el proyecto por primera vez y anunciaríamos algunos conciertos, que empezarían un par de días después puesto que los fans de Freakz sabían de nuestra mala costumbre de anunciar eventos sin mucha antelación ya que eran exclusivos.

Paseamos por el lugar saludando a algunos invitados hasta que observé a David, desde el otro lado del salón, esbozar una sonrisa mientras se acercaba a una chica alta acompañada por... el hermano de Kazuki. Se trataba de Magenta.

Tomé aire y me mantuve alejado conversando con Nana, tratando de no mirar en otra dirección, aunque fue en vano porque sin darme cuenta me detuve a observarla unos segundos. Giré la cabeza y me sacudí los pensamientos que empezaban a formarse en mi cabeza, no era posible que tan solo con verla me afectase al punto de acelerar mi pulso. ¿Qué hacía ella ahí?

Guardé la calma. Me alejé de donde estaba y fui por algo de beber.

—Hola—escuché decir al lado mío al cabo de un rato

—¿ah?

—Este... —consiguió decir nerviosa.

—¿Qué? —pregunté fastidiado sin saber cómo reaccionar

—Soy Magenta...

Fingí una sonrisa mientras caminaba en dirección opuesta, dejándola, hablando con la nada, no quería volver a confundirme y borrar todo el avance que había logrado hasta ahora con respecto a Nana. Pero por alguna razón, mientras andaba, quise volver y abrazarla, como si fuese alguien a quien no veía por mucho tiempo, pero a su vez, deseaba también que desapareciera y no volver a verla más.

Estaba decidido a casarme con Nana, después de tantas cosas vividas sabía era la indicada, pero esa chica me hacía dudar, sacudía mis pensamientos y me llenaba de preguntas sin respuesta. Había llegado a mi vida de la manera más inesperada y parecía no se iría a ningún lado, pero debía esforzarme. Después del desaire por dejarla hablando sola, seguramente no tendría intenciones de volver a saber de mí. Aunque si se trataba de una fanática obsesionada conmigo, tendría más problemas de los que podría imaginar.

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora