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Martes 17 de enero.

El aniversario de "Freakz".

Se suponía aquella noche celebraríamos los catorce años de la banda, pero al ser un día laborable, decidimos postergarlo al sábado veintiuno. La fiesta sería en casa de Marchad pues cada año se turnaban para que cada miembro fuera el anfitrión.

Esa noche estarían presentes los miembros de la banda, algunos productores y amigos cercanos, por lo que, al tener casi una semana de plazo, nos concentramos en ocultar toda pista que delatara me encontraba viviendo allí.

Saqué mi cepillo, toallas, champú y hasta acondicionador del baño en caso alguien, por alguna razón, se pusiera a revisar la estantería. También sacamos todas mis pertenencias del perchero que se hallaba en la entrada y las guardamos en mi habitación, la cual estaría cerrada para evitar fisgones.

Teníamos tiempo suficiente para organizar la fiesta, pero como era de esperarse, olvidamos algunos detalles, siendo el principal, la ausencia de un champagne que algunos invitados pedirían para brindar. Me ofrecí en ir yo al supermercado, pero Marchad prefirió me quedase en casa asegurándome de no haber olvidado ningún detalle que revelase mi estadía.

Aún era temprano como para que alguien llegase por lo que me acomodé frente al televisor. Pasada media hora escuché golpecitos en la puerta. Se me hizo raro que Marchad no usara las llaves, pero era probable que con la prisa se las hubiera olvidado.

—Tardaste menos de lo que esperaba...—dije dándome con la sorpresa que era Kazuki al otro lado

—Hola—saludó fríamente—¿qué haces aquí?

—Marchad me invitó—respondí nerviosa—pasa, él fue a comprar algo

Cerré la puerta y lancé la cabeza hacia atrás rogando que Marchad llegara lo más pronto posible. Nos sentamos en el sillón y le entregué el control remoto con la esperanza que se distrajera con ello y no me hablase. Pero obviamente no funcionó, cambió un par de canales y giró hacia mí.

—Por lo visto ya superaste a Jade—comentó con tal frialdad que sentí podría matarme

—¿Por qué lo dices? —me giré para confrontarlo

—En bien terminaron viniste corriendo donde Marchad—respondió—o ¿dónde estás viviendo?

—¿Qué? —fingí indignación mientras trataba de calmarme y ganar tiempo para pensar en una respuesta—estoy viviendo en un hotel, todo es culpa de Adela

Levantó una ceja y se giró para ver televisión, era más que obvio que no me creía, pero no tenía pruebas que demostraran nada y eso me calmaba un poco.

A los pocos minutos llegó Marchad y el ambiente dejó de ser tan hostil. Poco a poco llegaron más personas, incluidos Mathew, Josh y David con quienes traté de pasar la mayor parte del tiempo para evitar ser sospechosa.

Charlamos un buen rato y le conté a David lo sucedido con Kazuki. Rodó los ojos y me abrazó, él sabía lo que estaba sucediendo, pero estaba consciente que al final, era decisión mía seguir o no con aquel juego. Pero me recordó que el sueño terminaría pronto, pues, eventualmente, Nana volvería.

Al cabo de un rato nos juntamos todos para brindar, algunos con jugo y otros con champagne.

—Ya van catorce años desde que somos "Freakz"—dijo Marchad—oficialmente—aclaró—porque ya lo éramos desde incluso antes—todos rieron por el juego de palabras, incluyéndome

—Yo también quisiera darles unas palabras—comenzó Kazuki—me siento muy honrado de pertenecer a esta familia ahora, aunque haya empezado por el proyecto de "Minimal"—hizo una pausa—para su siguiente álbum espero ser su productor o hacer una colaboración. —soltó una carcajada—Quiero brindar por todos aquí y por no ser el único nuevo ya que oficialmente tienen a su groupie—volteó a mirarme—¡Salud!

—Gracias—respondí entre las risas de algunos—claramente mi sueño siempre fue estar aquí y pues, aquí estoy—hice un como una reverencia—, celebrando el aniversario de mi grupo favorito—sonreí desafiante hacia Kazuki—en verdad agradezco que me invitaran

De esta manera, cada uno comenzó a dar sus palabras y finalmente brindamos. La velada era amena, pero por momentos me era inevitable cruzar miradas cómplices con Marchad, hasta que de alguna manera mis ojos daban con los de Kazuki y mi mente caía en un estado de paranoia.

Ya más avanzada la noche, los invitados empezaban a retirarse.

—Llámame si necesitas algo —me dijo David al oído observando como prácticamente éramos los únicos allí—pero trata de no meterte en problemas

Reí ante su observación y le di un abrazo ¿qué se suponía podría suceder? La noche ya había terminado y solo faltaba que Kazuki se retirara para dar por finalizada la velada.

—Bueno, me voy—anunció este después de unos minutos—Magenta, te llevo, es muy peligroso que vayas en taxi—soltó con una amabilidad increíble

Y realmente lo era, sabía que lo hacía con otra intención, después de todo, se trataba de Kazuki y era imposible que de un segundo a otro se preocupara por mi o mi seguridad. Siendo que desde que empezaron los problemas con su hermano, Jade, comenzó a tratarme con tal frialdad e indiferencia que estaba segura me odiaba.

—No es necesario—interrumpió Marchad—yo la llevo

—Vamos—respondió—no tiene sentido que salgas de casa cuando yo voy de camino

Observé a Marchad, quien se hallaba igual de perplejo que yo. Ninguno de los dos había contemplado este escenario en ningún momento, pero había que tomar una decisión o todos nuestros esfuerzos por ocultar la verdad colapsarían frente a nuestros ojos en tan solo unos segundos. Teníamos que ser convincentes.

—Tienes razón—respondí—gracias Marchad, pero es mejor que vaya con Kazuki

Tomé mi saco y bolso, los puse en el perchero únicamente como distracción y de no haberlo hecho, este preciso momento sería de excusas absurdas. Me despedí de Marchad, bajé los escalones con Kazuki en silencio absoluto y me subí a su auto.

El hotel era un poco alejado de la casa de Marchad, por lo que el trayecto fue largo y pesado. Podía sentir como sus intenciones no eran buenas, pero no tenía ni idea de qué es lo que tramaba.

Al llegar al hotel bajé de su auto, le agradecí por llevarme y subí las escaleras dirigiéndome a la habitación donde semanas antes me había hospedado. Una vez llegada a la puerta me deslicé por la pared hasta el suelo y llamé a Marchad para que viniese por mí.

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora