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El día del estreno tenía un nudo en la garganta, estaba nerviosa y no me creía el hecho de que fuera la protagonista. Según mi perspectiva, todo había sucedido muy rápido, pero ya estaba aquí y no podía dar marcha atrás.

Respiré hondo y salí a escena completamente metida en mi personaje, tratando de no distraerme con el público y el hecho de que mis padres no se hallaran entre la multitud, aunque Marchad había prometido hacer lo posible, preferí no hacerme ilusiones y concentrarme en dar la mejor actuación de mi vida.

De esta manera, tan concentrada en demostrar merecía el protagónico, se cerró el telón y la obra terminó, seguidamente, los actores salimos a dar las gracias ante las ovaciones.

Bajamos del escenario y salí del personaje, ya no era Clarissa. Fue entonces que el corazón comenzó a palpitarme como si fuese a morirme, recién caía en cuenta que ya estaba hecho, oficialmente había cumplido mi sueño. Pero me era muy difícil terminar de asimilarlo, era como si me hallase dormida y toda la obra la hubiese realizado otra persona.

Me cambié el atuendo en un pequeño cuarto que teníamos las actrices del elenco, salí de este y me llevé la sorpresa que Marchad me esperaba con una rosa en la mano, al otro lado de la puerta. Sabía no me gustaban los regalos muy ostentosos.

—Lo hiciste perfecto—me besó la frente—por eso te tengo una sorpresa—continuó llevándome hacia las butacas del teatro.

En el camino me encontré con Nich, Jade y los miembros de la banda, quienes me felicitaron y nos quedamos hablando por unos minutos hasta que intercambiaron miradas cómplices y se retiraron.

—No mires—me dijo Marchad haciéndome cerrar los ojos y tomándome de la mano para bajar las escaleras a un lado del escenario—sorpresa—dijo después de unos segundos y abrí los ojos

Mis padres estaban allí, sentados uno al lado del otro, algo molestos por su presencia, pero con lágrimas en los ojos al descubrir que su hija realmente tenía talento.

—Gracias—abracé a Marchad—no sabes lo mucho que significa que estén aquí

Caminé hacia ellos y me felicitaron, había pasado mucho tiempo desde que no los veía y mucho más desde que me abrazaban de esa manera. Quise llorar, pero sabía que, de hacerlo, al día siguiente tendría una hermosa portada de revista nada favorecedora.

—Felicidades hija—dijo mi padre dándome una palmadita en el hombro

—Me impresionaste, pensé que solo estabas perdiendo el tiempo—comentó mi madre observando a Marchad—pero hay algo de lo que debemos hablar—empezó a decir muy seria—, y es de este joven, nos dijo lo importante que era para ti nuestra presencia, pero no comprendo por qué se preocupa tanto por ti

Suspiré, mi madre siempre tan delicada, matando el momento. Ya le había explicado de nuestra relación, entendía que era raro y no se veía para nada bien que alguien de veintinueve años saliera con una persona de dieciocho, Pero mi madre parecía no querer entender que realmente deseábamos estar juntos, que teníamos mucho en común y hasta íbamos con un profesional para que la relación prosperara.

—No se preocupe señora, si me permite llevarlos a cenar le explicaré todo—respondió Marchad con mucha calma

Mi madre lo miró con desprecio, pero aceptó la propuesta después de insistirle un poco. Después, el resto de la noche, hicimos lo posible por mantener las aguas calmadas con ella, que se alteraba cada vez que mencionábamos estábamos en una relación. Tratamos de explicarle la situación un centenar de veces, pero su respuesta era negativa a cualquier cosa que dijéramos. A diferencia de mi padre que mostró total desinterés alegando que ya era mayor de edad y podía elegir lo que me hiciera feliz.

Su visita me alegró por un momento, pero sin duda no había sido la mejor idea, solo consiguieron recordarme por qué quise escapar de casa y la razón por la que elegí una escuela tan alejada.

No hace falta decir que la cena fue un completo desastre, cuando se suponía debíamos celebrar mi primer protagónico y el contarles a mis padres acerca de mi relación.

Para terminar, aunque la prensa estuviese enterada de nuestras salidas, esta vez se emocionaron al confirmar que íbamos en serio, por el simple hecho de ver a mis padres con nosotros. Fue de esa manera que la siguiente semana todas las noticias hablaban de una posible pedida de mano y un matrimonio inexistente.

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora