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Semanas antes de mi debut como actriz invité a mis padres a la obra, pidiéndoles una confirmación para separarles asientos. No esperaba fueran juntos, pero sí que al menos se presentaran. Aunque no fuésemos la familia perfecta quería compartir mi sueño con quienes de alguna manera lo hicieron posible.

Sin embargo, ambos dijeron lo pensarían. Mi madre por su parte, porque se hallaba muy ocupada trabajando como siempre. Y mi padre porque, aunque no lo admitiera, prácticamente se había olvidado de mí.

Al colgar la llamada con él rompí a llorar, me sentía completamente sola y destruida por la falta de apoyo, afortunadamente Nicholas llegó a tiempo y me alegró con sus típicos chistes. Además de confirmarme que aún tenía a Marchad, David, Mathew, Josh e incluso a Jade, por lo que no estaba sola, tenía a seis personas que se preocupaban genuinamente por mí. Y que no faltarían al día del estreno.

Por otro lado, Nich también rompió nuestra regla silenciosa y sin que me diese cuenta, llamó a Marchad para que viniese a reconfortarme. Definitivamente era el mejor amigo que podría tener, no era tan sabio como David y claramente no podría darme el apoyo emocional que Marchad me brindaba, pero hacía todo lo que tenía a su alcance por verme feliz, incluso cuando yo apenas tenía tiempo para preguntarle cómo estaba y si le iba bien en la universidad.

Me quedé abrazada a él mientras sollozaba hasta que Marchad llegó y tomó su lugar.

—Tranquila—me dijo—las cosas no siempre salen como uno espera, pero a veces te puedes llevar gratas sorpresas

—No creo—negué con la cabeza—, mi madre solo llama para gritarme y pedir que regrese y mi papá... pues pareciera que solo recuerda que debe pagar mis gastos. Además, que creo ya tiene otra familia

—Entiendo—dijo abrazándome más fuerte—no te preocupes, yo me encargaré

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora