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Entre la academia y los ensayos de la obra, febrero desapareció sin darme cuenta. Llegando el momento de mudarme nuevamente, esta vez con Nicholas. Sería extraño verlo y ponernos al día de todo lo que vivimos en ese año en el que solo nos comunicábamos por teléfono o videollamadas. Pero estaba feliz, las cosas por fin se habían calmado y me estaba yendo bien, aunque continuaban indagando en mi vida, realmente no tenía nada que ocultar, iba más de un mes sin saber nada de Marchad.

Llegué al apartamento con David quien me ayudó a organizarme un poco hasta que Nicholas llamó por teléfono y salimos a recogerlo del aeropuerto. Al vernos, nos saludamos y abrazamos con cierta extrañeza, tal vez por lo casi imposible que era aquel escenario. De vivir juntos en una ciudad completamente alejada de casa.

—Él es Nich—le dije a David, señalándolo con un pulgar

—Un gusto—respondió dándole la mano

—No puedo creerlo—contestó Nich sorprendido, respondiendo el saludo—gracias por cuidarla todo este tiempo—dijo y no pude evitar ruborizarme

—¡Cállate! —dije golpeándolo

David rio.

Seguidamente tomó una de las pertenencias de Nich y la colocó en la maletera de su auto.

—Magenta me dijo que gracias a ti es fan de Freaks

—Ah, si—respondió nervioso—le regalé uno de sus CD's

Continuaron charlando todo el camino a casa y pude notar lo emocionado que se encontraba Nich. Era la primera vez que lo veía tan animado y enérgico, parecía como si no hubiese estado horas en un avión. Hasta que llegamos al pequeño apartamento que compartiríamos.

Contaba con dos cuartos, uno al fondo del pasillo y otro frente al baño. Una sala-comedor y una cocina partida en dos para dar espacio a la lavandería. No era el mejor lugar, pero definitivamente era más que suficiente para dos estudiantes sin mucho presupuesto.

—Bien, los dejo solos—anunció David después de ayudarnos un poco con el equipaje de Nich— por cierto, el domingo es cumpleaños de Marchad, pero lo celebraremos el sábado cuatro en su casa—hizo una pausa al ver mi confusión—, por si quieres ir, puedes llevar a Nich, se van a divertir—continuó—y no olvides que si necesitan algo puedes llamarme—me dio un abrazo y se despidió de roomie.

—Así que al fin conoceré al tipo

—¿Qué? —pregunté sobresaltada

—Acabo de llegar a la ciudad y ya hay fiesta, no pienso perdérmela

—Pues ve solo—respondí incómoda

No quería ver a Marchad, sería extraño, después de como salí corriendo de casa y como es que conseguí alejarme de esa relación tan tóxica, no debía volver. O tal vez sí, y enfrentarme a la realidad, aclarar la razón por la que me fui y continuar como si nada hubiese sucedido.

—Lo haría, pero no conozco a nadie—dijo

—¿Cuándo eso te ha detenido? —pregunté divertida sentándome en el piso de la sala

—Nunca—respondió cortante—pero jamás me colé a una fiesta con famosos

Le dediqué una mirada cómplice y rodé los ojos.

—Lo pensaré—respondí imaginándolo ebrio en algún rincón de la casa de Marchad.

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora