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Me esperaba un drama y lo sabía, debía llamar a Nana y aclarar las cosas, no había sucedido nada en aquel hotel, pero si decía aquello tendría que decirle que fui a dejarla después de la fiesta y si hablaba con Kazuki sabría que estaba mintiendo por lo que tendría que confesar la verdad.

Serví el desayuno y escuché fluir el agua de la ducha. Supuse Magenta se estaba bañando y supe debía aprovechar el momento para llamar a Nana. Tendría que negarlo todo y decir lo que hiciera falta para calmar a mi prometida, pero no estaba dispuesto a arriesgarme a perder a Magenta nuevamente.

—No digas nada—escuché en bien respondió mi llamada—lo que sea que vayas a decir, te creo, pero sabes que es mala publicidad—comentó con voz serena

—Si, lo sé, pero te juro que solo quería ayudarla, no está pasando por un buen momento

—Marchad, ya hablamos de esto, debes alejarte de ella o nuestra relación terminará pronto

—Sabes que no significa nada para mí, pero me necesitaba y no pude ignorarla, está sola aquí

—Como desees—dijo cortante—me quedaré un tiempo más en Italia para evitar problemas, resuélvelo, estoy cansada de malentendidos—cortó

X

Desperté algo adolorida, o más bien con una sensación extraña en el cuerpo, recordaba la noche anterior como un sueño. Me incorporé y vi como Marchad caminaba a la cocina, por lo que me quedé en cama un rato más, fantaseando con lo sucedido. Estaba más que feliz y algo avergonzada, pero supuse así es como uno se siente después de tanta intimidad por primera vez.

Lamentablemente, mis fantasías se vieron interrumpidas por una llamada de mi madre regañándome por un video mío en la puerta del hotel con Marchad. Tuve que explicarle todo lo sucedido y decirle que me hallaba viviendo con él pero que pronto me mudaría con Nich. Claramente eso no la convenció y continuó gritando hasta que corté el teléfono sin despedirme.

Me levanté de la cama y decidí tomar una ducha antes de desayunar mientras pensaba en que tal vez debía irme a otro lugar y evitar más problemas, pero faltaba más de un mes para que el departamento estuviera disponible.

Ingresé bajo el chorro de agua para relajarme, aclarar mis pensamientos y encontrar una solución, pero me percaté que había olvidado mi toalla por lo que salí un momento del baño para recogerla, fue entonces que escuché a Marchad hablando por teléfono con Nana.

—Sabes que no significa nada para mí, pero me necesitaba y no pude ignorarla, está sola aquí

La primera frase caló en mí, nuevamente negaba lo que sentía, incluso después de lo ocurrido la noche anterior.

Volví a ingresar a la ducha, esta vez tratando de limpiarme la decepción que sentía, ya no estaba feliz, ya no sonreía por lo vivido. Debía irme de allí, no era bienvenida a pesar de la fuerte conexión que sentía y lo dulce y atento que era conmigo. Estaba comprometido y yo era la segunda, no estaba bien, no podía hacerle eso a Nana ni a ninguna otra persona.

Salí del baño y me cambié de ropa, fui a la cocina y desayunamos en silencio, él se notaba tenso y a decir verdad yo también lo estaba.

Me levanté del comedor y me encerré en mi habitación sin decir nada, quería empacar lo más rápido posible para evitar que Marchad sospechara algo y tratara de detenerme. No sabía que hacer, pero volvería al hotel si era necesario. Me tumbé en la cama y cerré los ojos un momento hasta recordar las palabras de David "llámame si necesitas algo".

Tomé mi celular y le mandé un mensaje para evitar que Marchad escuchase.

Hola, ¿podría quedarme contigo unos días? Ya no me siento cómoda aquí.

A los segundos mi ángel de la guarda respondió diciendo llegaría en una hora y que estuviera lista. Esperé en mi habitación en silencio, escuchando como Marchad lavaba la vajilla del desayuno y regresaba a su habitación. Por momentos llegué a pensar que se arrepentía de lo que había dicho y se encontraba frente a mi puerta con ganas de disculparse, pero no se atrevía. Siempre manteniendo la esperanza de que esa vez fuese diferente, pero sabía que no era la primera vez que se expresaba así de mí y no sería la última.

Escuché unos golpes en la puerta de entrada, pero no me atreví a salir del cuarto hasta estar completamente segura se trataba de David. Seguidamente sentí los pasos de Marchad acercarse a abrir.

—Estás aquí por Magenta ¿cierto? —preguntó sin siquiera saludar—pasa, está en el cuarto de huéspedes

Mi respiración se detuvo unos segundos, sabía que David no me traicionaría de esa manera y contarle como me sentía. Por lo que supuse que tal vez Marchad pensaba que me sentía muy avergonzada por lo de la noche anterior y por eso no quería verlo.

Salí del cuarto cargando la misma mochila con la que llegué, además de mis maletas.

—Hola—dije con la cabeza gacha

—El auto está abajo, me encargaré de las cajas—respondió David con serenidad

La puerta de entrada se hallaba aun abierta por lo que no me giré para siquiera despedirme.

Subí al auto en el asiento del copiloto y esperé a David, quien bajó con mis cajas y las metió en la maletera, luego ingresó al auto y me dedicó una mirada.

No pude si no derribarme y romper en llanto. Me abrazó y con ello mis sollozos incrementaron.

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora