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Los días libres por navidad estaban por terminar, por lo que Adela llegaría pronto a llenar ese gran vacío que dejaba al otro lado de la habitación. Mientras pensaba en ella, acostada en mi cama leyendo un guion para una audición a la que me quería presentar, me llegó un mensaje suyo.

"Nos vemos el sábado a las 4 pm en la heladería "Markuz" del centro, yo invito y nos ponemos al día, que aún no me cuentas como te fue en casa de Jade"

Respondí inmediatamente a su texto y acordamos la cita, era uno de mis lugares favoritos, cada cierto tiempo cambiaban la decoración del lugar, dando la sensación de ser la primera vez que lo visitabas, además junto a los cambios llegaban nuevos sabores acordes a la temática elegida. Íbamos muy poco ya que no era del todo accesible, pero para ocasiones especiales nos dábamos el gusto.

En cuanto al guion que estudiaba, no me sentía muy segura de audicionar, pero Jade había insistido en que era momento que empezara a buscar papeles pequeños para abrirme camino. Era algo pronto, pero tenía razón, si no lo hacía ahora, lo aplazaría hasta el término de la carrera y no podía darme el lujo de perder las oportunidades solamente porque no me sentía preparada.

Llegó el fin de semana y decidí podía relajarme al menos estos días antes de volver a ensayar y tratar de conseguir al menos un papel secundario. Iba por el protagónico, pero no me hacía ilusiones, era mejor apuntar alto y quedar en cualquier papel que ir por lo pequeño y no conseguirlo.

Ingresé a la heladería y me senté cerca de una ventana a esperar tomaran mi pedido. Como siempre, elegí la ventana para observar a las personas pasar, la explicación de esto era que cada individuo cuenta una historia sin saberlo, por la forma en que camina o conversa con otras personas. De allí es que salía la inspiración para interpretar personajes, cada uno era real a su manera, cada uno poseía un alma diferente, tal como los seres humanos, después de todo, un personaje se supone debe ser humano para ser creíble.

Una mesera se acercó a mí y me entregó el menú diciendo podía elegir cualquier sabor que se hallara en el mostrador. Leí el pequeño librito y me decidí por una copa triple, esperé unos segundos e hice una señal con la mano para que nuevamente se acercaran a mi mesa a tomarme el pedido. En cuanto a los sabores, preferí que ellos decidieran por mí, para que fuera una sorpresa y no abrumarme con la elección de tan solo tres.

El helado llegó a mi mesa, pero Adela continuaba sin aparecer. Le envié un mensaje con la esperanza que se encontrara cerca. Comencé a degustar mi helado con lentitud para que no se derritiera y no terminarlo antes que mi amiga llegase, pero el tiempo pasaba y no obtenía respuesta alguna.

Me preocupé un poco, pero supuse su avión se había retrasado y no tenía señal para escribirme, no había problema, terminaría mi postre e iría al cine. Luego, tal vez volvería a casa, después de todo era mi día libre.

Estaba por pedir la cuenta cuando a través de la ventana vi a Marchad pasar e ingresar al local acercándose a mí.

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora