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Las clases terminaron y tendríamos una pequeña ceremonia de graduación. Estaba más que feliz por haber conseguido lo que años atrás pensaba era solo un sueño absurdo.

Recién tenía veintiún años y ya tenía presencia en el teatro musical. Es cierto que varias personas lo consiguen mucho antes, pero son quienes a veces empiezan incluso desde que son niños por lo que ese pensamiento y sensación de inferioridad desaparecieron sin muchas complicaciones. Preferí entonces mantenerme ocupada pensando en el vestido que usaría en la graduación.

Después de buscar en muchas tiendas, e incluso en internet, encontré el indicado, era de color rosado, sin mangas, con aplicaciones de encaje desde el pecho hasta la cintura y una falda corta con volantes. Mis gustos cambiaron mucho desde que empecé a actuar, especialmente por la presión de los medios, ya que tiempo antes, este vestido habría sido demasiado para mí. Pasaban los días y mi pedido no llegaba, por lo que comencé a pensar tendría que optar por alguna prenda que ya se encontrara en mi armario.

Para alegrarme un poco, el mismo día de la ceremonia, decidí cortarme el cabello y deshacerme de mis característicos mechones morados. Al volver a casa Nich me dio la gran noticia que por fin el vestido estaba en mi habitación y esperaba no fuera una decepción como muchas estafas virales de internet.

Lo saqué de su empaque y quedé sorprendida por lo precioso que era, exactamente como en las fotos. Me lo puse y me vi al espejo, el reflejo de este indicaba que sería una gran noche.

Salí de mi habitación, terminé de arreglarme y toqué la puerta de Nich.

—Ya estoy lista—anuncié—Marchad está por llegar, apúrate

Salió de su cuarto con una camisa blanca y un pantalón azul marino, al verme se quedó en silencio.

—¡Vaya! —comentó sorprendido—te estás esforzando

—¡Te dije que era hermoso! —respondí emocionada

Bajamos las escaleras y esperamos a Marchad en la entrada. Esta noche era muy especial para mí y quería que mis personas favoritas estuviesen conmigo. Por eso, los demás miembros de la banda también asistirían al evento.

Llegamos a la academia y nos dirigimos al teatro donde actué y vi por primera vez al amor de mi vida. Me separé de mis dos acompañantes y busqué a Jade para sentarnos juntos.

—Hoy tenemos mucho por celebrar—empezó el director de la academia—para ustedes, los graduados de artes escénicas, es el inicio de la siguiente etapa para conseguir sus sueños y les deseamos mucha suerte—continuó

A esto le siguió un largo discurso, que verdaderamente dudo alguien terminara de escuchar, hasta que empezó a llamar nuestros nombres para subir al escenario y entregarnos el diploma.

Después de esperar varios apellidos, llegó el mío, Jade me abrazó, respiré hondo y me puse en pie. Agradecí al director y bajé emocionada con mi certificado en la mano. Ya podía colgarlo en la pared de mi habitación para recordar que oficialmente era una actriz profesional.

Unas personas después, le tocó el turno a Jade y esperamos a que terminara la ceremonia para hablar con más calma. Muchas cosas sucedieron desde que nos conocimos e incluso desde que nos separamos.

—Lo hicimos—me dijo

—Lo sé, pero no puedo creerlo

—Créelo, aquí estamos—me abrazó nuevamente—es una pena que Adela se retirara, aunque...

—Espera—interrumpí—¿qué?

—Si, pensé que lo sabías—respondió—audicionó para varios bailes, pero no quedó en ninguno, lo último que supe es que volvió a Azizone Ville

La noticia me sorprendió bastante, no tenía sentido alguno, la conocía bien, no era el tipo de persona que se rindiera.

Continuamos hablando un poco más hasta ver a Kazuki aproximarse de la mano de Nana, que decidí despedirme. Deambulé un poco por el lugar abrazando a mis amigos y felicitándonos por conseguirlo hasta que vi a Marchad sobre el escenario.

—Buenas noches—dijo sosteniendo un micrófono—son grandes artistas y quiero felicitarlos por ello—continuó—estoy seguro de que muy pronto, todos conocerán sus nombres. Sin embargo, estoy aquí por algo más—hizo silencio—quiero compartir este momento con todos y hacerlo especial. Magenta—empezó— hemos compartido una relación un tanto peculiar. Desde que nos conocimos mi vida cambió—tomó aire— y a pesar de todo lo que pasamos y cómo es que llegamos hasta aquí, quiero decirte algo muy importante—calló nuevamente—te amo y me gustaría compartir el resto de nuestras vidas juntos ¿quisieras casarte conmigo?

Me quedé en blanco, nunca me sentí tan incómoda en mi vida. Sabía de sus intenciones de formalizar la relación, pero no me esperaba fuese algo tan público, esto era algo que le gustaría a Nana, pero a mí no ¿acaso no me conocía bien? Por otro lado, no sabía si estaba lista y pasó por mi mente la idea de que tal vez Marchad no era el indicado, lo que me hizo pensar en Nicholas.

En efecto, era alguien muy especial en mi vida, pero jamás podríamos retomar lo que tuvimos. Y no era que me conformase con Marchad, porque estaba viviendo el sueño y lo quería de verdad, pero sentía que jamás iba a superar a Nich, tal vez porque nuestro final no fue el adecuado.

Y después de unos segundos que en mi mente parecieron días enteros, supe que debía sentar cabeza.

—Si—dije casi como un susurro mientras Marchad se acercaba a mi

Magenta: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora