Cincuenta y tres

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Al igual que Zahira lo hizo antes, Brady me aseguró que no era necesario decirle a Harry sobre todo lo que hacía en la escuela ni con mis compañeras

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Al igual que Zahira lo hizo antes, Brady me aseguró que no era necesario decirle a Harry sobre todo lo que hacía en la escuela ni con mis compañeras.
Aquella me pareció una señal. Quizá de alguna forma la vida estaba advirtiéndome que Harry no estaba listo para escucharme hablar sobre luchas ni protestas sociales, o quizá solo estaba buscando excusas porque era yo quien no estaba lista para hablarle del tema.
Sin embargo, a medida que me involucraba más con las Artemisas, me daba cuenta que no eran lo que parecían.
No se trataba solo de un grupo de alumnas que discutían sobre arte e historia femenina, eran más parecidas a un grupo infiltrado en todos los asuntos más turbios y ocultos de la escuela.

—El año pasado a Cristina la sacaron de la escuela, porque reportó que estaba recibiendo acoso por parte de un sujeto al que ni conocía. Él estaba estudiando Psicología en sexto semestre, se apellida Moore. Los Moore aquí son muy conocidos y son intocables porque su familia costeo la construcción de la capilla de la Universidad. Dicen que Cristina decidió salirse de la escuela, pero Amanda dijo que en realidad Cristina estuvo recibiendo amenazas anónimas a su celular, que ella cree que pudieron haber sido enviadas por Moore. Fue tanto el hostigamiento que cambió de número y ahorita está estudiando en la capital.

—¿Y la escuela que hizo?

—Absolutamente nada. Ni siquiera se habló del tema más allá de los chismes que corrían entre las alumnas. A Moore no le hicieron nada y este año se gradúa de psicología.

—Hace 3 años a una chica de medicina de último año la mandaron a golpear en los baños de la escuela. Dicen que fue su ex el que lo planeo todo. La dirección tampoco hizo nada. Hubo una protesta estudiantil en el campus y el caso llegó hasta la fiscalia porque la chica era pudiente, pero nada paso y a su caso le dieron carpetazo.

—Ay no lo puedo creer.

—Pues créelo. Aquí hay un montón de denuncias a los tipos del otro edificio. Hay una cuenta en Twitter que hace denuncias anónimas de chicas de toda las carreras de la universidad. Hay cosas muy turbias ahí.

Después de escuchar conversaciones como esas me quedaba pensando en el tema todo el día y a medida que más me enteraba acerca de la violencia y la impunidad que se vivía en ese colegio, menos podía guardarmelo.
¿Harry sabía acerca de eso?

—Imagino que debe saberlo— dijo Brady cuando le hablé del tema. Él era el único chico con quien podía desahogarme ahora— pero no hay mucho que pueda hacer, estas decisiones las toma la dirección.

—Algo se tiene que poder hacer— repliqué y volví a decirlo una decena de veces durante la semana previa a las vacaciones de verano.

Delante mío, ahora, Greta estaba sentada de frente a un precioso tocador de madera negra en su habitación, con un pie descalzo arriba de la mesa se pintaba las uñas de azul turquesa. En la cama, tumbada con los brazos abiertos, yo veía el techo.

Querida mía | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora