Después de pasar un rato en el mar con Harry, divirtiendonos en la moto de agua y luego simplemente relajandonos entre las olas, decidimos acercarnos a la zona de enormes relieves de roca donde la gente hacia rappel.
Anduvimos por un camino cuesta arriba y una vez ahí, esperamos nuestro turno para descender con cuerdas desde el filo de las alturas.Nunca lo había hecho antes, porque siempre me pareció aterrador. No me consideraba fanática de ese tipo de adrenalina, pero en esa ocasión accedí porque Harry insistió y yo quise darle el gusto.
Fue tan solo un rato de miedo y de temer que la cuerda no soportara nuestro peso, se cortara y nosotros nos precipitaramos a una muerte trágica delante de un montón de turistas... pero a cambio, por esa gran valentía, recibí muchos besos al llegar a tierra.
—Ves, te dije que nada malo iba a pasarnos— me recordó Harry, pero yo no respondí. Sentía la piel helada, la garganta seca y supe que estaba pálida, porque él lo mencionó.
—Estas pálida— dijo y entonces me llevó a beber algo.
Uno de los restaurantes donde teníamos el almuerzo incluído como parte de nuestra visita, se trataba de una enorme palapa justo delante del mar, con mesas de madera al aire libre, bajo sombrillas de paja.
Ahí, encima de una larga mesa de mantel amarillo, encontramos un buffet servido en múltiples bandejas entre las que había una gran variedad de comida; verduras al vapor, camarones rellenos, plátanos fritos, arroz, pescado blanco en salsa de ajo, papas a la francesa y una mesa de postres.
Todo lucía delicioso, así que me serví un poco de cada bandeja.
La mejor parte de los buffets es que se puede comer de todo hasta reventar y eso me gustaba, así que hasta me olvidé del malestar que me predujo el rappel anteriormente.Luego de servirnos en nuestros respectivos platos, nos acercamos a una barra donde un hombre servía bebidas.
La gente estaba amontonada. Era temporada alta y debíamos esperar un rato hasta ser atendidos.
Me recargue a duras penas de la barra y detrás de mí, Harry estaba pegado a mi espalda, mirando la variedad de alcohol expuesta en la pared.
Colocó cuidadosamente su plato a un lado del mío en la barra y esperó en silencio, mientras dejaba besos intermitentes en uno de mis hombros y luego dejó los labios puestos sobre mi piel y su respiración me hacía cosquillas.Se apartó solo hasta que el hombre al otro lado de la barra se hizo un tiempo para atendernos a nosotros.
Ordené una piñada y Harry una cerveza oscura.Disfrutamos de nuestro banquete en una de las mesas en la arena, a tan solo unos metros de donde rompían las olas.
Harry, comía mientras veía el agua subir y bajar, venir y alejarse, produciendo su sonido particular.
Tenía los lentes de sol sobre su cabello, así que podía ver el brillo de sus ojos esmeralda a contra luz y la delicada huella roja que se había formado en sus mejillas y nariz debido al sol.
La suma de todo eso me pareció hermoso.
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Querida mía | Harry Styles |
FanfictionUna novela de amor entre una chica y un extraño hombre en la casa de a lado.