C u a r e n t a y d o s

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Harry se sentó con un suspiro en la cama y se inclinó para atarse las botas

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Harry se sentó con un suspiro en la cama y se inclinó para atarse las botas. Usaba unos pantalones negros y un jumper gris por debajo de una cazadora marrón. No lucia tan elegante como pensé que lo estaría para reunirnos con sus amigos para la cena navideña que ofrecerían a los huéspedes. Pero se veía guapo, porque a él cualquier cosa en la tierra le sentaba bien. El cabello finalmente se le habia secado tras haberse sentado delante de la chimenea un rato a mirar por la ventana y ahora su cabello abundante y estiloso caía sobre su frente y lo recogía con una mano, empujandolo hacia atras pero este volvía a caer como si amara su rostro tanto como yo.
Tenía esa vibra siempre, de ser atractivo y elegante como por casualidad, sin esfuerzo alguno, me recordaba al estereotipo de hombre newyorkino que destacaría en un metro por la mañana de camino al trabajo y me llenaba de un orgullo caprichoso que fuera mi novio.

Levantó la cabeza cuando acabó de atarse las botas y tirando de nuevo de su cabello hacia atrás, me miró.
Le sonreí con la boca pequeña y le lancé un cumplido que me salió de lo profundo del corazón.

-Eres como uno de esos hombres elegantes de nueva york.

Harry bajó la mirada para evaluarse a si mismo.

-No estoy elegante, bebé.

-Pero es eso, traes la elegancia en el cuerpo, en el alma, en el cabello...

-Me cortaré el cabello entonces- bromeó al levantarse y caminar hacia el baño.
Confundida lo seguí con la mirada.

-Oh, ¿te molesta?- pregunté sin comprender su última respuesta.

Harry rio.

-No mi amor, no, gracias, eres muy linda.

Desde el interior del baño le escuché cepillarse los dientes y yo me miré en un espejo de pared, a un lado de la puerta.

Yo si vestía elegante. Pantalones y blusa de manga larga negra. Encima, un abrigo de pelaje sintético blanco. Botas negras, boina negra y dos trenzas meticulosamente atadas.

Me pinté los labios de rojo mientras Harry salía del baño de nuevo

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Me pinté los labios de rojo mientras Harry salía del baño de nuevo. Tomó su celular y su reloj de la mesa. Guardó uno en sus pantalones y se colocó el otro en la muñeca.

Querida mía | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora