O n c e

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No quería mirarlo mientras mis amigas estuvieran cerca y ellas hablaban en voz alta, todas ellas trataban de obtener la atención estelar de Harry

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No quería mirarlo mientras mis amigas estuvieran cerca y ellas hablaban en voz alta, todas ellas trataban de obtener la atención estelar de Harry.
Hacían preguntas de todo tipo para mantener la conversación, yo en cambio no me atrevía a abrir la boca ni de broma.
Excepto cuando alguna de las chicas me decía algo y yo respondía casi a susurros.
De todas formas, en ningún momento fui el centro de atención.

Visitamos de nuevo la feria, al atardecer, sobre nuestras cabezas las hileras de bombillos encendían sus luces blancas, azules y amarillas.
Por ahí, me encontré a una niña cerca de una fuente que tocaba un violín al frente de los turistas que dejaban monedas en una pequeña canasta que ella había colocado ahí.
Esa pequeña, de no más de diez años tenía un talento increíble, así que me quedé a mirarla durante un minuto mientras mis amigas se entretenían en un puesto de objetos de felpa.

Tuve la sensación de que mi soledad no me duraría mucho. Supe casi de inmediato que la felpa no obtenía toda la atención de Harry y no me sorprendí del todo cuando de pronto se posó a un lado de mí, aunque tampoco podría decir que no causaba ni la más remota reacción de mi parte.
Sonreí ligeramente, sin desear lucir como un tonta.
Él no me miró, tan solo mantuvo las manos dentro de su abrigo y murmuró:
-¿Te gustan los violines?
-En realidad si- confesé- producen un lindo sonido.
-Yo tocó el violín- dijo y lo miré sorprendida.
No podía creer que así fuera. ¿Eso significaba que tenía muchos más talentos de los que ya conocía?
-¿Enserio?- pregunté.
-No- sonrió como un niño travieso y también me miró después de un momento- solo quise decir algo para romper el hielo.
Reí.
Vaya payasada.
Continué observando a la niña que ahora tocaba la canción Happier de Bastille.
Era un don el que tenía y me gustaba la manera en que bailaba al ritmo de la música, era una danza particular que me recordaba al estilo Irlandés.

Estaba entretenida en ella y Harry mientras tanto se tomaba un momento para mirar el alrededor.
Se estaba asegurando de que no hubiera nadie conocido cerca, porque tenía la intención de decir algo más íntimo.
-¿Qué harás esta noche?- musitó.
-No sé- me limité a responder.
-Pensaba que podrías acompañarme a tomar un café- propuso y el estómago se me revolvía con tan simple propuesta.
Era tal vez su voz o la profundidad de su invitación, o tal vez el hecho de saber que todo eso era de alguna forma un atrevimiento de nuestra parte.
-¿Dónde?- quise saber. Imaginaba que recordaba que yo disfrutába mucho de la cafetería que se encontraba cerca de mi trabajo, pero él me sorprendió con lo siguiente.

-En mi casa- el estómago se me hizo un nudo y cayó como una pesada roca hasta lo más bajo que pudo.
Cómo una bomba en mi interior.
No pude evitar malinterpretar su invitación y mi silencio parecía comprobarselo.
-... o donde quieras, el lugar no importa- se corrigió de inmediato.
-Podemos decidirlo luego- respondí.
No quería hablar de eso ahora, sentía que todos nos miraban, nos escuchaban... estaban cerca.

Las chicas aparecieron de nuevo y entre ellas, Greta me miró y me sonrió con cierta malicia.
Un gesto travieso que me hizo incomodar, así que la ignoré sin siquiera averiguar sus razones.
Al volver al autobús Harry me miró un par de veces, tal vez buscando descifrar mis pensamientos.
Quería saber que rayos estaba pensando pero ni siquiera yo lo sabía.
Aún me costaba creer que un hombre tan increíblemente atractivo estuviera encaprichado conmigo.
Esa era la forma correcta de denominar lo que Harry sentía por mí en esos momentos.
No era amor porque apenas estábamos comenzando a conocernos, tampoco era una buena amistad que se desviaba a los rumbos del romance, no. Era un capricho. Me había encontrado un día y de pronto pensaba que podría obtener algo de mí y me habría gustado que lo dijera fuerte y claro sin tapujos, porque estaba volviéndome loca.
Yo sabía que tenía una esposa y él comentó que entre él y ella todo se había terminado pero no estaba segura si podía confiar ciegamente en su palabra.
Por ahora, al menos, no había visto a esa misteriosa mujer, así que podría decirse que todo estaba bajo control.

Querida mía | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora