V e i n t i c u a t r o

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NARRA ALIKA

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NARRA ALIKA

Después de que Harry se marchó, experimenté una sensación de culpa tremenda. Apenas podía continuar mentalmente presente en ese festival, mientras Mark Brady me presentaba a varios de sus amigos, pero apesar de todo mantuve una sonrisa porque estaba decidida a interactuar más con esas personas, aunque en esos momentos me costara tanto.

Estaba nerviosa por seguir haciendo eso y temía que Brady se hiciera altas expectativas de mí y al final, cuando se hartara de ser mi amigo, se marchara despechado a revelar mi secreto, aquel que estúpidamente le había confiado.
Ahora que lo pensaba le había revelado a tres personas diferentes los detalles de mi relación con mi profesor y justo ahora comenzaba a pensar en lo peligroso que eso era.
Si Harry lo supiera seguro se enfadaría.
Su trabajo estaba en riesgo por mis estupideces.

Me vi entonces en la necesidad de recordarle a Brady lo importante que era para mí que guardara el secreto.
—No te preocupes, prometo que no le diré a nadie— aseguró.

¡Claro! Era fácil decirlo, pero hacerlo era otro cuento.

Cuando me dejó en casa, no podía dormir.
Por un microsegundo pensé en buscar a Harry, pero noté que su auto no estaba así que decidí tomar una ducha.

Estaba devastada por dentro y no sabía lo que estaba haciendo.
Comencé a pensar en abandonar todo eso y volver a mi casa en Carolina esa misma navidad.
Rendirme era quizá la mejor opción.
Tal vez no estaba lista para esa vida, para la libertad, era una responsabilidad demasiado grande.
Quería escapar.

Me deshice de la humedad de mi cabello con ayuda de una secadora.
El frío era insoportable y me negaba a dormir en esas condiciones, pero mientras hacía esto, me pareció escuchar unos extraños gritos que provenían de la calle.
Apagué la secadora y cuando esta dejó de hacer ruido, me quedé escuchando.
Mi perro comenzó a ladrar y por un segundo creí que alguien estaba peleando afuera.
Podría tratarse de una riña callejera o algo similar.

Salí del baño y entonces noté que era una voz varonil que cantaba a gritos.
Me pareció sumamente extraño.
¿Quien diablos estaría haciendo tanto escándalo en un vecindario tan tranquilo?

En aquel momento, ni en mis más locas conclusiones, creí que podría tratarse de mi vecino.
Al abrir las cortinas pude verlo, con los brazos abiertos y la cabeza atrás, cantando escandalosamente hacia el cielo.

—¿Qué haces?— le grité, pero él no me escuchaba y continuaba cantando y bailando.

Salí tan rápido como pude para arrastrarlo al interior de la casa, en algún lugar donde un vecino no saliera enfadado a golpearlo o apareciera la policía para arrestarlo por causar disturbios y por encontrarse en un estado de ebriedad visible.

—¿Estás ebrio?— le pregunté y aunque el negó podía notar en su rostro que si lo estaba.
Sus ojos estaban enrojecidos y tenía la frente empapada en sudor aunque había un frío infernal.
—Estas ebrio, puedo olerlo. ¿Cómo rayos pudiste conducir de esta forma?
—De acuerdo, se que esto te va a parecer una locura, pero no vine solo, me encontré a Elvis Presley en la calle y él me dijo que condujera con cuidado.
—Ay Harry— suspiré, percatándome de la gravedad de su situación.
—No, bueno, yo sé, yo tampoco lo creería, olvídalo, eso no tiene importancia, lo importante es lo que estuve cantando ahí afuera ¿Lo escuchaste?
—¡Creo que todo el planeta lo escuchó, Harry!— respondí y él se atragantó de pronto con una risita.
Apretó los labios tratando de no reír, pero al final no pudo resistirlo.
—Ay, mi vida, no creo que todo el planeta...— carcajeó.
—¡Basta!— lo empujé negándome a reír también, aunque ciertamente lucía tan ridículo que cualquiera se soltaría a reír, pero mi orgullo no me lo permitía.
—Lo que dije es lo importante, el rey me lo ha dicho, no podemos seguir así, con mentalidades...
—No sigas con eso— lo interrumpí—Ya te escuché.

Suspiré e intenté mantener la calma. Finalmente no me gustaba verlo así, sabía que detrás de todo ese espectáculo ridículo, estaba adolorido y eso me entristecía.
—Ven— lo tomé de la mano y lo llevé conmigo hacia el baño.
Necesitaba quitarle ese hedor insoportable para que recuperara la dulzura de su perfume característico.

Harry colaboró un poco conmigo, aunque se tambaleaba mientras se quitaba la ropa y al mirarme de cerca dejaba algunos besos en mis mejillas e intentaba alcanzar mis labios.
—Besame— susurró.
—Lo haré cuando no apestes a alcohol y tabaco, ¿Estuviste fumando también?
—No fui yo, fue Elvis.

Resoplé.
—Me debes un favor enorme después de esto.

Lo llevé hasta la regadera y ajusté el agua caliente para él.
El chico se apoyó con una mano de la pared y dejó que el agua cayera sobre su cuerpo mientras yo esparcía el jabón sobre su piel y el shampoo en su cabello.
No se movió, no objetó, se mantuvo inmóvil y en silencio por unos minutos.

Después, cerró los ojos con fuerza, bajó la cabeza otro poco y soltó un bufido que fue seguido por un sollozo.
Me estremecí al escucharlo llorar en voz baja y me sorprendí por la rapidez con que mis ojos se nublaron también.

—Tranquilo— susurré, acariciando su espalda mientras él con una mano cubría sus ojos y las ondas de su cabello empapado se expandían y parecía más largo que antes.
Supuse que él agua lo estaba devolviendo un poco a la realidad, llevándose parte de su ebriedad y devolviéndolo a un momento de mucho dolor.
—Lo lamento, esto no soy yo, ya no se ni quien rayos soy— continuó llorando.
—Esta bien, no te preocupes— me acerqué y lo abracé desde la espalda, importandome poco que mi pijama se empapaba junto con él.

No saben lo mucho que disfruté escribiendo este maratón para ustedes, neta me inspiré. Amé todo ♥️
Espero que les haya gustado mucho igual!!!! 🤗
En el capítulo anterior les dejé la canción de Elvis que canta Harry, se las puse traducida porque es importante que la lean, ya que va muy bien con lo que Harry y Alika están pasando.

Querida mía | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora