Capitulo Doce.

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Girando el pincel entre sus dedos, Nick dejó su mirada vagar a través del ventanal, demasiado sumido en sus pensamientos para realmente apreciar la belleza de la naturaleza al otro lado del cristal. Su padre había hecho que cambiaran la ventana de la que antes había sido la habitación que había compartido con su mellizo, reemplazandola por una que ocupaba practicamente toda la pared, permitiendo que la luz natural cayera sobre él mientras pintaba.

Su mente estaba en su propio mundo, el suave calor del sol entibiaba su piel y el sonido de los animales a la distancia llegaba como una melodía que una vez le resultó completamente familiar.

Se sentía extraño regresar a la granja y, al mismo tiempo, era increible.

Se apartó el cabello de los ojos con una mano manchada con pintura y volvió a mirar al lienzo. Había estado intentando crear un boceto para el mural que Kai le había pedido, pero, de alguna manera, había terminado buscando uno de los lienzos que había dejado allí en su visita anterior y se había sentado a retratar lo que estaba en su mente.

Por supuesto, no era una gran sorpresa que lo único en su mente era el rostro de cierto castaño de ojos grises.

Wolf era simplemente... increible.

Habían tenido su paseo por el pueblo el día anterior. Wolf se había comportado como el principe con el que Nick siempre había soñado. Era atento, cariñoso y siempre parecía tener una sonrisa que iluminaba todo su mundo y lo hacia sentir que nada era tan malo como parecía. No solo era atractivo, tenía la habilidad de hacer sentir a Nick como si fuese lo más importante del mundo y eso por si solo era increible.

Nick se sentía dividido entre la alegría que Wolf le traía y la vocesita en su cabeza que le gritaba que a veces las personas no eran como se mostraban. Era como si estuviese esperando que cayera el otro zapato y al mismo tiempo, se sentía jodidamente culpable por esperar lo peor cuando Wolf solo le había demostrado que era alguien maravilloso.

—Así que en verdad te gusta, ¿eh?

Dio un salto sorprendido ante la voz repentina, girando en su banco para ver la sonrisa burlona de Matt, quién estaba de pie en la puerta. Por supuesto, el idiota ni siquiera se había molestado en llamar antes de meterse a su habitación como si fuese su casa. Acostumbrarse nuevamente a la mierda intrusiva no sería fácil.

—¿Necesitabas algo, Matt?

Cruzó los brazos sobre su pecho, recostandose contra el marco de la puerta, la sonrisa permanente—. Bien, así que eso es lo que vas a hacer.

—No estoy haciendo nada —se defendió.

—Si lo haces, siempre haces lo mismo —sin esperar invitación, entró a la habitación y se dejó caer de espaldas en la cama como el descarado—. Contarle a otra persona sobre tu vida no va a afectarte negativamente, Mickey.

—Primero, no me digas "Mickey", solo Jackson me dice así porque es un idiota —dijo—. En segundo lugar, tu con seguridad serías la última persona a la que le diría algo sobre mi vida privada, te ganaste la etiqueta de "chismoso" con honores.

—Ahí vas de nuevo —suspiró—. Jamás conté algo que me hubieses dicho en confianza, ni a tus padres ni a nadie.

—Matt...

—Nunca, Nick, acusame de lo que quieras, pero nunca conté tus secretos a nadie —lo miró, sus ojos eran una mezcla de marrón y celeste, brillando con seriedad—. Lo que dijiste como un secreto, sigue siendo un secreto entre nosotros hasta el día de hoy.

Se mordió el labio, intentando juzgar su sinceridad con la mirada—. Les dabas un informe completo de mi día a día a mis padres.

—Por supuesto, ellos me estaban pagando por ello.

Entra en mi vida |Nick/Wolf|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora