Entra en mi vida |Nick/Wolf|

Capitulo Catorce.

Jugando con el lápiz entre sus dedos, Nick soltó una pequeña risa mientras miraba por la ventana, increiblemente divertido con la escena que tres idiotas estaban montando allá afuera. Había que ver cuan divertido era ver a un muchacho de granja algo oxidado y dos niñitos de ciudad intentando atrapar un caballo demasiado juguetón que había encontrado la manera de abrir la puerta de su corral.

El que decía que el campo era aburrido, era porque nunca había tenido la oportunidad de ver una escena como aquella.

El caballo se había escapado al menos media hora antes y desde el momento que había visto a los tres idiotas correr en su dirección, el juego había comenzado. Nick no podía dejar de reir, los había visto salir a través de su ventana y aunque había intentado volver a su dibujo, no había logrado dejar de reirse de ellos.

Y es que, Calum y Matt realmente no servían para nada en cuanto a animales, mucho menos cuando se trataba de un caballo joven, con toda su energía, y que parecía pensar que era un juego grandioso dejar que los humanos corrieran detrás de él. Y en cuanto a Wolf... bueno, él parecía estar intentandolo con fuerza, pero no estaba logrando mucho con sus intentos de emboscarlo, ya que no parecía poder evitar retroceder cada vez que el animal se dirigía directamente hacia él.

Golpeó el lápiz sobre el escritorio y soltó una risa al ver como el caballo iba detrás de Matt, logrando que el rubio se echara a correr sin ver hacia donde y terminara por chocar con Calum, quién parecía haberse congelado en su lugar. Ambos cayeron en un enriedo, levantando polvo a su alrededor mientras el animal pasaba junto a ellos, ignorandolos completamente.

La puerta se abrió detrás de él, haciendo que se girara hacia ella y lejos del espectaculo de circo afuera. Ivonne estaba de pie en el umbral, luciendo increible en su pequeño vestido verde con flores en los bordes inferiores. Llevaba su largo cabello castaño recogido en un moño justo sobre su cabeza y una expresión de fastidio pegada a su carita de muñeca.

—¡Estoy aburrida, Nicky! —chilló, dando un par de pasos dentro de la habitación y dejandose caer de cara sobre la cama.

—¿Intentaste mirar por la ventana? —preguntó, haciendo un gesto hacia la misma—. Te lo prometo, no te arrepentiras.

Ella se giró hacia un lado y lo miró—. Que tu encuentres diversión en la desgracia de otros no hace que los demás también lo hagan —dijo—. Eso y que ver sufrir a Calum ya no es tan divertido como hace unos años, se volvió algo rutinario, creo.

—Eso sonó mucho peor de lo que dijiste de mi —rió.

—Si, no me interesa —se sentó de golpe y lo miró—. Este lugar es tan aburrido, ¿por qué me invitaste a venir si sabias que el campo me aburre muchisimo?

—Yo no te invité, invité a Calum porque él si sabe apreciar la belleza de la naturaleza —dijo—. Tu te colaste, dijiste que sería genial respirar aire puro y que podrías tomar sol cuanto quisieras mientras estabas aquí. Tu quisiste venir, no me eches la culpa a mi.

—Eso sonó a que quieres que me vaya, ¿quieres que me vaya?

Rodó los ojos—. Por supuesto que no.

—Por supuesto que si —replicó—. Quieres que todos nosotros nos vayamos así puedes pasar tiempo con tu chico-lobo, ¿no?

—¡Ivonne!

—¡Ajá! —lo señaló, una sonrisa malvada en su rostro—. ¡Estas enamorado! Mi muñequita esta enamorada, ¡no lo puedo creer!

—No estoy... yo solo... ¡Agh, callate!

Eso logró que la chica soltara un chillido tan agudo que hasta los perros de la ciudad lo escucharon—. ¡Ni siquiera puedes negarlo! ¡Estas enamorado!