Capitulo Veintidos.

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Frotandose las sienes con las yemas de sus dedos, Wolf rogó para que el enorme dolor de cabeza que estaba empezando detrás sus ojos finalmente desapareciera. Habiendo sido criado por sus abuelos como hijo único, se había evitado toda la cosa de la hermandad y aprender a compartir espacio. Pero para su mala suerte, se había conseguido un mejor amigo que sí tenía hermanos y estos, al parecer, parecían haber adoptado a Wolf como parte de su familia en contra de su voluntad.

Y esa era la explicación de porqué los tres hermanos Baker estaban acomodados en su sala de estar, tomando cerveza y arrojando frituras hacia el televisor como si se encontraran en su propia casa.

Siendo los tercos que siempre habían sido, se habían negado a marcharse aun cuando Wolf les había dejado perfectamente claro que los quería a todos fuera. Y Wolf nunca se había destacado por ser una persona amable y complaciente con las personas que lo fastidiaban. Esos tres estaban empujando sus limites y estaba a dos segundos de patearles el trasero hacia la calle y ponerle un candado a la puerta para evitar que regresaran.

Cuando Darius arrojó un nuevo puñado hacia el televisor, el cual ni siquiera llegó al mismo sino que se regó por toda la alfombra, tuvo que apretar su puño entorno a la correa de su bolso de deportes para evitar llegar a él y estrangular al mocoso.

—Me voy a al gimnasio —anunció, llamando la atención de los tres. Estaba seguro de que su expresión asesina era digna de retratar, ellos al menos parecían un poco acobardados—. Cuando regrese, quiero todo como estaba antes y a ustedes tres fuera de aquí.

Darius hizo pucheros—. Quitando el desastre que hicimos aquí, nos hemos portado muy bien, ¿por qué nos echas?

—Mi apartamento es practicamente una caja de zapatos —dijo—. Y ustedes tres son los compañeros de piso más molestos que he conocido en mi vida.

—¡Hey, te preparamos el desayuno! —Dorian se defendió.

—Si, y se lo comieron ustedes tres —bufó—. No me obliguen a llamar a su padre, saben bien que no tengo problemas en irle con el chisme. ¿Él siquiera sabe que ustedes dos estan aquí?

Compartiendo una breve mirada, Darius y Dorian sacudieron la cabeza al mismo tiempo.

—Y no puedes decirle —Darius rogó, poniendo esa expresión de cachorro indefenso que usaba para salirse de todos los líos—. Él ya fastidia suficiente con un oceano separandonos, ¿te imaginas si sabe que estamos en la ciudad? Seguramente, encuentre un prometido para mi para esta misma tarde, ¡estaré casado antes de que termine la semana! No puedes hacerme eso, Wolf, soy muy joven y bonito para asentarme.

—Tal vez eso logre hacer el milagro de que ustedes finalmente maduren —Wolf señaló, mirando entre los tres—. Si, definitivamente, encontrar a alguien que mantenga sus correas cortas haría el truco.

—Tengo la sensación de que nos ves como animales salvajes —Damon murmuró—. Algo bastante ironico, si eres consciente de ti mismo.

—No soy el único que le hace honor a su nombre, Demon —Wolf replicó con facilidad, torciendo su nombre adrede—. Como minimo, limpien el desastre que hicieron.

Darius le dedicó una gran sonrisa compradora—. ¿Eso quiere decir que nos vas a dejar quedarnos?

Wolf le gruñó, arrojando el bolso sobre su hombro antes de dirigirse a la puerta, ya había obtenido la dosis que podía soportar de esos tres, cinco minutos más y los Baker se quedarían sin herederos.

Bajó los escalones con rápidez y cruzó el club, su mirada paseandose por el mismo, haciendo un control de daños mental de forma casi inconsciente. Cuando llegó a la puerta principal y la abrió, practicamente chocó con la pequeña figura de pie frente al local. Su brazo fue de forma automatica alrededor del joven, estabilizandolo antes de que tuviese tiempo de caer.

Entra en mi vida |Nick/Wolf|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora