Con su mochila colgando de su hombro y su mano aferrando su valija, Nick se detuvo frente a la puerta y miró el brillante número dorado que colgaba de la madera pintada de rojo. 107. Se veía tan inofensivo y era tan malditamente denigrante para él el haber tenido que llegar allí. Esta vez, había golpeado el fondo del tarro y no había vuelta atrás.
Haciendo una mueca, miró a los lados del pasillo y volvió a meditar sus posibilidades. Podía ir a su casa, su propia casa donde debía quedarse solo y a la cual sus padres tenían completo acceso. Siendo sincero, necesitaba tiempo para pensar y necesitaba alejarse de su familia para poder llegar a una decisión clara. Ir a casa de su hermano estaba descartado, lo último que su cuñado necesitaba en su estado era sumarle los dramas de Nicky.
Y luego estaba Wolf... Nick no iría allí, la decisión también lo incluía, así que también necesitaba mantenerse alejado al menos por un par de días antes de finalmente enfrentarlo.
Así que, allí estaba, de pie frente a aquella puerta que cada vez se parecía más a la entrada del infierno. Con un suspiro de resignación, soltó su maleta y levantó la mano, golpeando sus nudillos con fuerza sobre la madera. Escuchó el susurro de movimiento al otro lado, una voz amortiguada y pasos acercandose.
Un lío de rubios rizos apareció al otro lado cuando la misma se abrió—. ¿Nicky?
Intentó una sonrisa—. Blue.
El ojiazul parpadeó hacia él, bajó a la maleta y luego volvió a mirarlo—. Dime que vas a seguir el ejemplo de Manuelita y te vas a ir a Paris y por eso esas maletas.
Negó—. Nunca pensé que me encontraría diciendo esto, pero... ¿puedo quedarme contigo unos días, Blue?
Debido a los continuos enfrentamientos entre Blue y su padrastro, el rubio finalmente se había mudado a un pequeño apartamento cerca de su universidad. Había estado viviendo allí por más de un mes y para sorpresa de Nick, aun no había perecido ante la inanición, lo que teniendo en cuenta los antecedentes del chico, resultaba bastante increible.
Luego de contemplarlo un largo momento, el rubio rodó los ojos y dio un paso atrás, abriendo la puerta—. Ya, deja de dar pena y entra. Como si me fuese a negar cuando pones cara de cachorro abandonado.
Aferrando su maleta, Nick la hizo rodar dentro del apartamento, cerrando la puerta detrás de él. Había estado en el apartamento del menor un par de veces desde que se había mudado, conocía lo pequeño que era, pero el desorden que dominaba cada pequeño rincón era algo bastante nuevo. Había hojas, cuadernos y libros esparcidos por cada superficie plana del lugar, entreverados de vez en cuando con platos y vasos vacios que parecían haber sido dejados en el primer rincón que tocaron.
Blue pareció darse cuenta de lo que estaba mirando, porque dando un vistazo alrededor, hizo una pequeña mueca—. Lo siento por el desorden —se pasó una mano por su cabello, sacudiendo sus rizos antes de comenzar a moverse alrededor, juntando todo lo que pudo—. Es temporada de examenes y estoy enloqueciendo un poco.
Dejando su maleta, soltó un pequeño bufido—. Te conozco, sé lo desordenado que eres, Blue, no es necesario que te disculpes.
Arrojó todos los libros en una desordenada pila sobre la mesa de café—. Puedo ser ordenado si me lo propongo. —se defendió, miró alrededor—. Esa no ha sido mi meta últimamente.
—En cualquier otro momento, habría tenido una replica genial para eso —acercandose al sofá, movió algunas cosas y se dejó caer en el mismo—. Ahora mismo, ni siquiera pelear contigo me anima.
—Bueno, eso es nuevo —arrojó los papeles sobre el sofá individual hacia el suelo y se sentó en él, mirandolo—. ¿Me vas a decir que esta sucediendo? Sinceramente, hubiese esperado primero que me pidiese asilo un zombi hambriento, antes de que lo hicieras tú.
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Entra en mi vida |Nick/Wolf|
FanfictionLibro #3 de la saga "Tu mirada" Pareja: Yannick Payne/Wolf Reed.