SARAAquí estaba yo, con solo 19 años, viviendo la vida de una universitaria más, esa era la imagen que le mostraba al mundo, la realidad era esto para mí, era la libertad... Me sentía libre de mi padre, de sus reglas y sus ataduras. Como empresario reconocido, esperaba para mi una vida de status, lujos y apariencias... Y para eso necesitaba un marido ultra millonario como él mismo, que él aprobara, obviamente, y convertirme en una dama de alta sociedad, con amigas de un selecto club, que asistiera a todos los eventos en los que mi supuesto esposo necesitaba mostrar a su mujer, siempre impecable, perfecta y con una sonrisa delicada, demostrando la feliz pareja que éramos, pero siempre callada, eso sí... La mujer callada era la mejor.... Miraba mi reflejo en el espejo y sonreía sola ... ¡Ni en sus sueños! Jamás lograría ni el ni nadie, someterme a través de la palabra "familia"... Amaba mi libertad, y nadie iba a cambiar eso, ni siquiera mi padre y todo su poder.
- ¡¡En serio Linda, debemos irnos!! -
Carolina, mi amiga y compañera de departamento me volvió a gritar para que me apure, así que recogí mi chaqueta y salí apresurada de la habitación.
- ¡Ay por Dios! ¡Si el hombre estará allí! ¡Ya te aviso! ¡No puedes ponerte así por un fulano! ¡Es solo un bar y unas copas... Nada más! En serio, mañana debo estudiar por más fin de semana que sea. -
Carolina era italiana y había llegado a Estados Unidos junto a su familia. Ella tenía solo 13 años en ese momento. Su padre se trasladó aquí para abrir una de las sedes más grandes de su empresa, la otra estaba en la Toscana, Italia, y la maneja su cuñado, o sea, el hermano de la mamá de Carol. Eran una familia increíble, unida, cariñosa y alegre. Carolina era la más pequeña, tenía dos hermanos y una hermana. Desde que ella llegó aquí estaba enamoradísima de Maxwell, quien solo fue un tiempo a preparatoria con ellas porque luego se fue para estudiar y hacer una carrera militar, y hoy eran "amigos" por así decirlo, ya que se conocían desde adolescentes.
- ¡No seas así! ¡¡¡La última vez que lo ví fué hace 15 meses!!! ¡Acaba de regresar a casa y quiero verlo! ¡No es un fulano! Voy a reírme de ti el día que te pongas "así" por un fulano. -
Me dijo haciendo comillas al aire con sus dedos. Segundo punto sobre Maxwell: Militar... Viajaba y estaba fuera de casa durante meses, pero a ella no le importaba, se emocionaba y se conformaba con verlo dos veces al año con suerte, porque a veces no era ni una.
- Vamos Sara...hace meses que viene contando este día, solo para decirle "Hola" y mirarlo como boba toda la noche... -
Roxy rodó los ojos y nos hizo señas para irnos, Carol, así le decíamos a Carolina, se quejaba, pero yo reía a carcajadas porque era verdad, en realidad no conocía al chico, jamás lo vi, solo sabía de el lo que Carolina contaba todos los días de su vida, pero ella no era de interactuar con ningún hombre.
Roxy y ella eran amigas desde la preparatoria, así que se conocían más, yo las conocí a ambas el año anterior, en mi primer año de universidad, ya que las tres estudiábamos derecho, nos hicimos muy amigas, y nos reuníamos a estudiar juntas, pero como mi padre era quien me pagaba la universidad y el departamento, me cambié a final del primer semestre a Economía y Finanzas, que era lo que él quería. Yo vivía sola en un departamento de tres dormitorios (mi padre lo compró así porque mis hermanas menores vendrían a estudiar en unos años) y estaba a solo tres calles de la universidad, les pedí a las chicas que vivieran conmigo, y ahí estábamos, las tres juntas. Los fines de semana veníamos a Nueva York y nos quedábamos en la casa de los padres de Carol que nos recibían como a reinas.
Llegamos al bar y estaba bastante lleno de gente. Carol iba caminando delante, buscando la mesa en la que se encontraban sus amigos, hasta que nos detuvimos de golpe y la escuché gritar emocionada, y ahí estaba, abrazada al tal Maxwell, suponía yo.
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Olvidé Respirar
RomanceYa no hay oxígeno, sino estas... ya no hay vida, ni tiempo. Inventaré nuevas palabras para decirte en todas que te quiero como a nadie. "Y una cosa puedo jurar: yo, que me enamoré de tus alas, jamás te las voy a querer cortar". "Te amo más que a mi...