Calma

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Sara:

Patrick se había marchado el domingo por la noche junto a Alex, lo extrañaba ya no me gustaba dormir sin él, pero era una sensación distinta, antes lo extrañaba y además tenía miedo, ahora solo lo extrañaba pero tenía paz.

- Te admiro Sara, quisiera estar tranquila como tú cuando Max viaja-

Me decía Carol, estábamos almorzando y esperábamos por Max que demoraba por unos pendientes que le quedaron

-  Max y Patrick se iban meses!! y no sabíamos cómo ni cuando volvían, ahora son solo tres días... el necesita aire y yo también, nos hace bien extrañarnos de vez en cuando, debes empezar a confiar que Max está tratando de mejorar, al menos se ve que le pone empeño-

Era una realidad para mí... lo extrañaba? mucho... pero también el necesitaba distraerse un poco, últimamente trabajaba de mas para que yo no lo hiciera.

- Trato Sara, Dios sabe que lo apoyo con mi vida, pero a veces es muy díficil confiar de nuevo -

Respondió Carol tomando aire, sabía quería díficil para ella, era imposible juzgarla.

- Tranquila, soy muy celosa, así que aunque confíe en el Grandote, también me pongo como loca -

Le dije sonríendo para aliviar su peso.

- Pienso que en Afganistán, Irak o donde mierda iban, también había mujeres... no pienso que Patrick haya sido un monje, pero eso fue antes de mí porque ahora confío en el, y si se desvía un milímetro le cortó las bolas, simple -

Dije haciendo que Carol riera, luego llegó Max y hablamos de otra cosa para evitar una pelea entre alguno de ellos.

- Cómo estás Sara? necesito revisar unos números contigo, paso por tí cuando salga de la empresa -

Adam me llamo ya casi a las 4 de la tarde cuando me iba.

- Me lleva Max, Adam! dile a tu jefe que no necesitas ser ni mi chófer ni mi guardaespaldas -

Le dije sonriéndo porque sabía que Patrick les había dicho algo, casualmente por la mañana Chris y Eve pasaban cerca de casa y me trajeron a la empresa, escuché la risa de Adam del otro lado y a George decir que no olvidará que Salma y él irían a casa a cenar... tenía un ejército de gente cuidándome por órdenes de mi Grandote, las que todos decían que no le había dado.

- Díselo tú, Martillo pega duro... pero en serio necesito que revises algo-

Lo escuché poniendo mis ojos en blanco y le dije que en una hora estaba en casa.

Llegué a casa y casi pisando mis talones llegó Adam con Michelle, sin dudas estaba oficiando de guardaespaldas, fuimos los tres a la cocina, Michelle me hizo tomar asiento mientras preparaba café para ellos y un té para mí, el viernes por la noche les habíamos contado a ellos, Chris y Eve de los mellizos y estaban de lo más sobreprotectores.

- Escucha Sara, Martillo siempre me dijo que podías mover la cantidad de dinero que quisieras, pero tú en todos estos años jamás tocaste nada, y de repente retiraste una fortuna, en ese momento cuando el banco pidió autorización ni pregunté el monto porque eras tú, pero hoy llegaron los movimientos y casi me muero, te compraste un avión? un yate? o estás en problemas? porque además transferiste ese dinero a otra cuenta, es cuestión de tiempo para que Chris investigue de quien es, sabes que puedes confíar en mi...necesitas ayuda?-

Adam me miraba de lo más intrigado al igual que Michelle que se unia a nosotros sirviendo todo.

- Ahh no, no, perdón! no tengo problemas, olvide avisarles para que no se asusten, después le diré a Patrick, se los voy a contar pero esto queda aquí si? no hace falta que todo el mundo sepa-

Olvidé RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora