Locos

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Sara


El tiempo había pasado volando para nosotros, y si alguna vez había pensado que sería tan feliz al lado de otra persona, jamás lo habría imaginado. Ya habían pasado dos años desde que Patrick se dio de baja, y ahora trabajábamos juntos en nuestra propia empresa. Max había regresado hace un año, después de dejar el servicio para cuidar de su padre enfermo y tomar las riendas de la empresa. Trabajar con Patrick, Adam, Chris, Michelle y Eve era una experiencia increíble. Los amaba a todos y disfrutaba enormemente de nuestro trabajo juntos.En cuanto a Carol, ella había dejado a Max cuando él se fue, y no había manera de que cambiara de opinión. Carol seguía en Italia, y ambos habíamos seguido adelante, encontrando nuevas parejas en nuestras vidas. A pesar de los altibajos, estábamos viviendo momentos felices y emocionantes.

Llegué a casa un poco más temprano de lo habitual, y como siempre, Niyet, nuestra fiel perra, me esperaba sentada detrás de la puerta. Aunque pasaba más tiempo con Patrick, ya que él seguía con su rutina diaria de levantarse al alba y salir a hacer ejercicios como cuando estaba en el ejército, ahora lo hacía en compañía de Niyet. Patrick había insistido en enseñarme a defenderme, y lo hacía todas las noches. Aunque encontraba su entrenamiento bastante exigente para mi gusto, sabía que era necesario.Además, debíamos sacar a Niyet al patio con regularidad porque en más de una ocasión había intentado atacar a mi Grandote,  pensando que me estaba lastimando. A pesar de su carácter protector, Niyet era parte importante de nuestra familia y la queríamos con locura.

-Tatlı... ¿ya estás en casa?-

Escuchaba a Patrick mientras venía a la cocina, donde yo estaba preparando café. Niyet, nuestra perra, salió a recibirlo y él se inclinó frente a ella para rascarle la cabeza. Siempre que llegaba, Niyet se mostraba emocionada y cariñosa con él, lamiéndole el rostro, y Patrick siempre respondía con una sonrisa.

Después de saludar a Niyet, Patrick se dirigía al baño para lavarse y luego regresaba para saludarme. Serví café para ambos y un trozo de pastel de vainilla. Era nuestra costumbre de todas las tardes, donde compartíamos nuestras experiencias del día. Gracias a las enseñanzas de Salma y Magda, ahora yo también cocinaba bastante bien, aunque aún no tan bien como Patrick. Estaba terminando de contarle todo a Patrick, y una notica sobre su hermana, no le agradó demasiado. 

- Y como es que yo no sabía que Cathy tiene novio? -

Preguntó algo molesto.  Era cierto, todos sabíamos sobre la relación de Cathy, excepto él. Cathy estudiaba en la universidad para convertirse en veterinaria, junto a Blanca y Kelly, y las tres solían pasar mucho tiempo juntas. De hecho, les cedí el departamento que mis padres habían comprado cerca de la universidad para que vivieran juntas una vez que todas se graduaran.Aunque Patrick estaba visiblemente enojado, sabía que su reacción se debía a su celos y preocupación por Cathy. A veces, sobreprotegía a las chicas como si fueran sus hermanas pequeñas, lo que podía resultar en una especie de doble moral.

-Porque eres muy celoso y seguro le verás algún defecto al pobre muchacho-

Le respondí mientras comía despreocupadamente. 

-Niños aşk son niños, Cathy es solo una niña-

Hablaba de lo más enojado pero es que me molestó su doble moral

-Niños?? ¡Cathy cumple 19 años en unos meses! ¿Me puedes recordar cuántos años tenía yo cuando comencé a ser tu novia?-

Le respondí con firmeza, mirándolo fijamente. Patrick casi se atragantó con su café mientras intentaba justificarse.

Olvidé RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora