Te cuidaré

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Patrick

El lugar al que habíamos llegado era una casa grande de dos pisos, visiblemente deteriorada, ubicada en las afueras de los suburbios. Nos detuvimos unos metros más adelante, ocultos entre los arbustos de otra casa aparentemente abandonada. Desde nuestra posición, podíamos observar la casa objetivo sin ser vistos. La tensión en el ambiente era palpable, y el silencio solo era interrumpido por el murmullo del viento entre los árboles. Nos quedamos allí, esperando, preparados para lo que sea que estuviera por venir.

- ¿Y ahora? Hay un hombre en la entrada y tres camionetas afuera... No sabemos cuánta gente hay adentro ni dónde están. No podemos entrar así sin más... - 

Preguntó Alex, visiblemente preocupado y con razón.

- Halcón... tu turno - le indiqué a Chris, quien ya se estaba colocando el audífono en el oído para comunicarnos lo que había traído Alex y Max. En realidad, habían traído todo lo que necesitábamos, porque Max apenas le avisamos, fue a buscarlo todo.

- Relájate... Chris es un fantasma. Dale diez minutos y sabremos todo - respondió Adam, intentando calmarlo.

- ¿Quién de ustedes es ágil para trepar y, sobre todo, es silencioso? Si somos dos, podemos dividirnos. Podemos ir por el costado y ese sujeto no nos verá. Somos pocos y quizás nos superen - planteó Chris, buscando una solución práctica y discreta.

Entendí que Chris estaba analizando cómo ir más rápido, tenía un gran jardín y cochera, además de dos plantas y sería más fácil rodearlo entre dos.

- Yo puedo encargarme del hombre de la entrada, puedo distraerlo para que no los vea. Al parecer, los refuerzos no llegarán. Te lo dije, Martillo, Apache no vendría - dijo Max, demostrando su confianza y habilidad para la distracción. Siempre había sido elocuente en situaciones como esta.

Pero estábamos en desventaja y Tom aún no había llegado. Necesitábamos su presencia, ya que valía por tres hombres.

- Deja de llorar, Pitbull. No iba a dejar que te patearan el trasero. Solo me demoré porque estaba trabajando - la voz de Tom nos tranquilizó al llegar, tan relajado y seguro como siempre. Dejó su bolso en el suelo y comenzó a buscar sus cosas, es decir, sus cuchillos, de los cuales era aficionado.

- ¡Sabía que no ibas a fallar, hermano! Ahora sí, a trepar, Apache - exclamó Chris, aliviado al ver a Tom.

Tom sonrió ante la reacción positiva y se preparó para la tarea. Si había que escalar un edificio de más de 20 pisos, Tom era el hombre adecuado para el trabajo.

- Yo puedo hacerlo sin problema... es más, déjame la planta alta. Lo mío es escalar - propuso con seguridad.

Nos dijo Mijaíl, preparándose para seguir a Tom y Chris. Era cierto, el pasatiempo de Mijaíl era la escalada deportiva. Además, era ágil y atlético como Theo, pero también implacable. Asentimos en silencio y los tres se dirigieron a sus respectivos puntos alrededor de la casa, manteniéndose en completo silencio.

Max salió caminando con confianza hacia la acera de enfrente, mientras nosotros escuchábamos cada palabra que intercambiaba con el hombre en la entrada.

- ¿Oye, amigo... no viste pasar un Labrador color chocolate? Vivo a seis calles de aquí. Lo saqué a pasear y se me escapó - Max se acercó al hombre y comenzó a hablar, simulando estar agitado como si hubiera estado corriendo, y luego le pidió ayuda.

- En la sala hay tres hombres mirando televisión, y dos más en la cocina sentados a la mesa con una laptop. Voy a ver si puedo entrar por la cochera porque no veo más nada - susurró Chris, con el sonido de su respiración indicando que se estaba moviendo rápidamente. Mientras tanto, Mijaíl solo dijo que estaba subiendo.

Olvidé RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora