Mi esposo?

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Sara

Estábamos recostados en nuestras camas, sumidos en  nuestro espacio compartido. Santiago, con una mezcla de complicidad y nostalgia, me relataba detalles de mi vida pasada mientras yo lo escuchaba con atención, como si cada palabra fuera parte de un cuento por descubrir.

De vez en cuando, me veía obligada a interrumpirlo, preguntándole sobre mis acciones o palabras en aquellos momentos. Él respondía con una risa suave, recordándome que no había estado presente en esos instantes, sino que conocía los detalles por Cathy, su esposa, o porque yo misma le había contado esos episodios. Era un viaje nostálgico a través de los recuerdos, tejido con la complicidad de una amistad que había resistido el paso del tiempo.

-No debes dormirte Sara, ellos vendrán en cualquier momento, no sé qué tan lejos o cerca estén, pero estoy seguro que apenas recibieron el mensaje salieron a buscarnos, no puedes olvidar nada de lo que hemos hablado -

Santiago me hablaba con un tono esperanzado y seguro, pero en mi interior, luchaba contra una constante lucha interna. A menudo, mis recuerdos se tornaban vagos o difusos, como si estuvieran envueltos en una neblina que me impedía ver con claridad. Experimentaba días en los que una profunda tristeza me invadía, como si una parte de mi corazón estuviera ausente, dejando un vacío en mi alma.

En esos momentos, me sentía como si estuviera perforada por dentro. Otros días, la soledad parecía consumirme hasta los huesos, envolviéndome en una oscuridad abrumadora. Y luego estaban esos momentos en los que no sentía nada en absoluto, ni tristeza ni felicidad. Me convertía en un cuerpo vacío, sin emociones ni expectativas, como si estuviera desconectado del mundo que me rodeaba.

-Tengo miedo... al parecer mi vida es muy feliz... estoy felizmente casada, con un hombre increíble y mis hijos son hermosos... pero hay días como hoy que solo tengo una vaga idea... cómo una sensación de amarlos... pero si mi esposo entra por esa puerta en este momento, no sabría si es él, no sé si lo amaría solo con verlo, sé que está en mis sueños, porque despierto extrañando con todo mi corazón... pero y si no siento nada? sino no soy la mujer que él conoció? y si no recuerdo que amaba a mi marido y mis hijos? -

Después de casi tres horas de conversación, una ansiedad inquietante se apoderaba de mí, acompañada de un profundo miedo. Me encontraba en la encrucijada de sentir que debía amar a un extraño, una figura difusa en mi mente. Era como si estuviera destinada a enamorarme de una vaga idea, de alguien que a veces se presentaba en mis sueños pero desaparecía al despertar, dejándome solo con una sensación vacía y sin ninguna imagen clara que aferrarme.

-Sara el amor es un sentimiento... nace y habita en tu corazón, no en tu cerebro, quizás no reconozcas su rostro apenas lo veas, pero si le das tiempo a tu corazón, el hará el trabajo... además estaré cerca te avisaré que es él -

Me guiño un ojo y ambos reímos, él estaba ansioso esperando, pero yo estaba nerviosa y asustada... tenía una sensación rara en mi estómago, estaba más nerviosa por reconocer a Patrick que cualquier otra cosa.

-Tatlı...así te dice Patrick, si no estamos juntos cuando lleguen él te dirá así..-

Suspiro y dirigio su mirada hacia el ventanal. Estaba cerca de su cama y noté que dejaban la ventana entreabierta solo por la noche para ventilar la habitación. Por eso, en ocasiones, me despertaba en la madrugada y lo encontraba sentado, con la mirada fija hacia el exterior.

-La extrañas? a tu esposa? -

Se volteo a mirarme con una sonrisa triste y luego suspiro...

-Cathy... es mi vida completa, mi razón de ser al igual que Dante, estoy perdido sin ellos, y la verdad tengo miedo, sé que no eres un problema para esta gente, de alguna manera saben que no recuerdas algo que los pueda complicar, en cambio yo soy un problema, jamás me dejarán ir, al menos no vivo... tengo miedo de no volver a verlos-

Olvidé RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora