Desición

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Patrick

Mis últimos recuerdos involucran una llamada a Sara mientras intentábamos escapar de un bombardeo. Luego, una explosión tan potente que nos hizo salir literalmente volando del vehículo, arrastrando a Steve hacia un costado. Después, otra explosión y finalmente, oscuridad total. No había pensamientos, ni tiempo ni espacio; era como si no existiera nada en absoluto. Fue en medio de esta sensación de vacío que la voz de Sara llegó hasta mí como en un sueño.

- 'Yo soy tú y tú eres yo, y todo lo de uno es del otro' -

Escuché de su suave y dulce voz. Estaba leyendo mi libro 'Por quién doblan las campanas'. Empecé a leerlo cuando la conocí.

- Ahora entiendo por qué te gusta tanto Ernest Hemingway. Le robaste nuestro juramento de 'solo tú y yo'... te voy a perdonar eso porque también me está gustando-

Me decía con dulzura mientras sentía que tomaba mi mano y seguía leyendo con tranquilidad.

No sabía dónde estaba, cuánto tiempo había pasado ni qué estaba sucediendo. No tenía frío ni calor, hambre ni dolor. Supuse que era un sueño. Después de eso, fue como si se abriera un canal. Escuché a Adam, Max, un día me pareció escuchar a Tom, Erick, el resto de mis compañeros; todos parecían estar de regreso. También escuché a mis padres, Cathy, mi Aby, Roxy, Eve, Jhon, Celina, Angie, Rod, Carol, Michelle, Lupe, Blanca y Kelly, además de algunas voces que no reconocía. Siempre escuchaba a Sara pidiéndoles que no me hablaran mucho porque eso me abrumaba.

La voz de mi hermana llegaba a mí mientras sentía cómo acomodaba mi cabello. Podía imaginarme su cara de fastidio mientras me decía:

- Oye, idiota, tienes que despertar. Tu médico viene constantemente, pero no a verte a ti, sino a Sara. Te va a robar la esposa-

Cada uno de ellos me decía algo. Steve me agradecía y le pedía disculpas a Sara porque decía que yo estaba aquí por él, pero mi Tatlı, siempre comprensiva, le respondía que las cosas eran como debían ser. Escuchaba cómo mis padres enviaban a descansar a Sara y ella se negaba. Mi Aby me contaba todo lo que sucedía, mis tíos, mis primos... A veces me sentía abrumado realmente y literalmente dejaba de escuchar.

- Te llegó una carta, Grandote. Perdón por abrirla, pero era de la Armada y decía que te iban a distinguir con el "Corazón Púrpura". Al parecer, Chris y Steve también recibirían la misma condecoración. Como no podías ir, querían saber si podía recibirla en tu nombre. Cuando Adam me explicó que el "Corazón Púrpura" se otorga a aquellos que han resultado heridos o muertos en servicio, les respondí que se metieran el Corazón Púrpura en el trasero. Se ve que no les gustó mi respuesta, pero a mí que les den. Aunque tu padre fue a recibirlo en tu nombre...-

Me daba la noticia con su característico tono directo y sin rodeos, y yo sabía que literalmente les había dicho eso. En mi mente, sonreía al imaginarla, porque Sara era auténtica y natural, y la diplomacia no era lo suyo.Una noche, sin siquiera saber cómo ni por qué, todo se veía blanco o más claro. Sentí mis párpados pesados y los abrí poco a poco. Todo era borroso y difuso al principio, pero poco a poco se fue aclarando. Me encontraba en la habitación de un hospital, una luz tenue iluminaba el lugar. Sentía la mano de Sara tomándola con fuerza, de manera reconfortante. Despacio, con esfuerzo, giré la cabeza para mirarla. Estaba sentada al lado de mi cama en una silla, con la cabeza apoyada en el borde de la cama sobre su brazo flexionado y la otra mano sosteniendo la mía.Era un momento tranquilo y emotivo, ver a Sara allí, a mi lado, preocupada y cuidándome, me llenaba de gratitud y cariño. No tenía palabras para expresar lo que sentía en ese instante.

Me sentí feliz al principio al verla, pero al observar su rostro, mi corazón se estrujó. Sus ojos estaban hinchados, la punta de su nariz roja por llorar, tenía ojeras profundas y sus mejillas parecían más delgadas. Se veía agotada y triste. No quería perturbar su sueño, pero al mismo tiempo deseaba ver sus ojos y su sonrisa. Me quedé mirándola durante unos minutos y, sin darme cuenta, volví a quedarme dormido.

Olvidé RespirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora