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A veces, una sola experiencia puede cambiar radicalmente a una persona. En ocasiones son vivencias buenas y reconfortantes que cambian la perspectiva y ánimo del individuo para bien, sin embargo, también existen los eventos traumáticos que, aunque no acaban con la vida de la persona, matan su escencia y la consumen hasta que solo queda un pequeño cascarón vacío.

Lee Minho siempre fue un niño juguetón, curioso y sobretodo risueño que amaba a los animales en general aunque sentía un cariño especial con los gatitos, que se mostraba en su totalidad cada que veía un felino en la calle.

Amaba pasar las tardes jugando en el parque pues era la unica forma en que conocería nueva gente antes de entrar al jardin de niños. Durante su estancia en la escuela su actitud nunca cambió, seguía siendo el pequeño ruidoso que siempre fue, logrando hacer bastantes amigos en poco tiempo y sobre todo, conquistar el corazón de cualquiera que conectara con él, tenía esa chispa de vida que inundaba de color la existencia de los demás.

Sin embargo, el Minho que ahora se encontraba cursando su tercer año de universidad no reflejaba ni siquiera un cuarto de aquel niño alegre y jovial. Era un solitario, triste y miedoso Lee Minho que todos los dias se paraba frente al espejo para darse las fuerzas necesarias y poder sobrellevar un día más de vida. Se prometía que ese día sería mejor (aunque muchas veces no lo era), o simplemente se decía que aguantara un poco más, solo hasta que las clases acabaran y pudiera volver a estar dentro de la seguridad que sus paredes le brindaban.

Pasaba sus clases solo, tratando de pasar desapercibido al sentarse hasta atrás del aula. Bloqueando el mundo de su alrededor con sus audifonos que reproducían aquellas melodias que parecían abrazarlo y calmarlo cuando la mente era demasiado ruidosa.

Ella, su mente, era su peor enemiga pues le hacía pasar los peores momentos cuando le cancelaban alguna clase, viendo como todos disfrutaban el tiempo libre para ir a comer, platicar o simplemente irse a acostar al pasto y esperar a que el tiempo pasara; pero él salía corriendo pues encontrarse solo mientras los grupitos se formaban a su alrededor era doloroso.

El cambio de su actitud vino junto a su primer celo, había sido una mañana tranquila cuando el olor a madera y libros viejos los hizo alarmarse al pensar que un alfa desconocido se había infiltrado a su casa, pero al ver a un pequeño Minho de trece años bajar asustado los hizo comprender lo que pasaba. Habían ido a casa de los abuelos del pequeño alfa para festejarle su presentación junto a sus tíos y primos, sin embargo, contrario a lo que se pensó, Minho no terminó la fiesta feliz, estaba temeroso y pedía a sus padres irse.

En un inicio creyeron que era por estar experimentando emociones, olores y dolores nuevos, pero el tiempo pasó y Minho se volvió frío, como si no existiera realmente, se la pasaba ajeno al mundo. Se pensó que era por su naturaleza alfa sin embargo, Minho era todo lo contrario a lo que se conoce estereotípicamente de un alfa: es miedoso, llorón y cobarde.

Los problemas en la escuela secundaria incrementaron cada día y ciclo escolar nuevo, fueron días dolorosos para el pequeño alfa, quién actualmente se sentía más tranquilo que antes pues en la universidad, la mayoria de los alumnos se preocupaban por sus cosas, recibía malos comentarios de vez en cuando pero no eran a gran escala como en años anteriores. Además que ya sabía perfectamente como bloquear aquellas voces e ignorarlas.

Por otra parte, tenemos a Jisung que era todo lo contrario al alfa de cabellos castaños. Seo Jisung es un omega con gran vitalidad, desde niño fue como un torbellino: gritando, bailando y preguntando en todos lados; hacia amigos con facilidad y tambien se enamoraba de ellos a una velocidad impresionante. Había ocasiones, especialmente en secundaria, que podía tener más de tres crushes con personas completamente diferentes.

En la universidad su energía disminuyó un poco, por el hecho de madurar, sin embargo seguía siendo muy extrovertido y alegre. Pocas cosas le cohibían y por ello, es que era el omega deseado por muchos. Si Jisung se lo proponía podía tener a cualquier ser viviente en la Tierra bailando en sus manos.

Sin embargo, Jisung no era un omega al que le gustaran las experiencias de una sola vez. Amaba las leyendas que hablaban de los destinados, ver doramas románticos y leer historias de amores imposibles. Soñaba con poder vivir su propia historia de amor pronto, aunque eso era algo que solo su techo sabía por aquellas conversaciones de media noche.

Pero parece ser que aquellos deseos no solo eran escuchados por sus paredes color crema, sino que la misma madre Luna había sentido el fervor con el que Jisung soñaba y por ello, le había otorgado su preciada historia de amor. Lo que no le advirtió es que sería muchísimo más complicada de lo que se mostraba en sus series favoritas.

Me podrán haber robado el teléfono pero no las ganas de escribir lolEspero que les guste esta nueva historia que traigo, es mi primer omegaverse así que cualquier error, duda o recomendacion no duden en escribirla

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Me podrán haber robado el teléfono pero no las ganas de escribir lol
Espero que les guste esta nueva historia que traigo, es mi primer omegaverse así que cualquier error, duda o recomendacion no duden en escribirla.

Nos estamos leyendo :D  

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