CINCO

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Después de aquella tarde, Minho había almorzado al menos tres veces más con Jisung y los chicos. Y más que nada, se debía a que se los encontraba mientras se dirigía a la cafetería y ellos lo invitaban a comer en su mesa.

Sin embargo, aquella tarde, Minho había quedado de acuerdo con Jisung de ir a comer con ellos. Era un acuerdo mutuo, no una simple casualidad. Se lo había encontrado a la hora de salida del día anterior y en lo poco que hablaron, el omega le mencionó que ese día sería el especial de pizza en la cafetería así que lo invitó y Minho le prometió que estaría allí.

Llevaba sus audifonos puestos, como siempre, pero ésta ocasión no reproducían nada. Por primera vez no quería estar completamente aislado de lo que pasara a su alrededor.

De cierto modo se sentía feliz y estaba disfrutando el ruido de los pájaros en los árboles cercanos que se colaba en sus oídos. Incluso el bullicio que la universidad desprendía, sorpresivamente, ya no le molestaba. Le hacía sentir vivo.

La puerta de la cafetería estaba frente a él, a unos diez pasos, y por alguna razón Minho comenzó a sentirse nervioso. Y es que si era sincero, estar cerca de Jisung le hacía sentirse así. Sus manos sudaban y su corazón se agitaba más de lo normal. Y ni hablar de su lobo que parecía volver a la vida cuando pasaba mucho tiempo cerca del omega.

Sin embargo, toda su esperanza y expectativa se vieron rápidamente tumbadas cuando dos alfas mayores a él se interpusieron ante Minho con hostilidad.

El alfa de cabellos castaños se detuvo en seco, nervioso y asustado. Reprendiendose mentalmente por ser tan cobarde y no enfrentar a quiénes lo molestaban. Sentía su propio olor a miedo, el cuál se intensificó al ver la sonrisa torcida que le dedicaron los alfas frente a él. Estaba harto.

-Pero mira a quien nos encontramos Yejun, es el alfa defectuoso del que todos hablan.- codeó a su acompañante quien solo rió- No me sorprende lo que dicen de él, tan solo míralo temblando de miedo y ni siquiera hemos hecho nada.

-¿Cómo cuidarás a una omega así? Es más probable que lo terminen haciendo por ti... sí es que consigues omega algún día. - Los alfas rieron alto, como si fuera el mejor chiste que hubieran escuchado jamás.- Tal vez terminen intercambiando papeles y tú te conviertas en el Omega de la relación. Eso sería jodidamente humillante.

-Esta más que claro que la naturaleza se equivocó contigo, no tienes nada de alfa en tí. Que vergüenza compartir jerarquía con alguien tan cobarde, miedoso y débil como tú.- Sonrió de lado- De seguro te quedarás solo para siempre y ojalá sea así, no mereces a nadie en tu vida desordenada y perdida. Das lástima.

Los alfas volvieron a reír antes de avanzar no sin antes empujar a Minho por los hombros. 

Lee solo se mantenía con los puños apretados y la mirada baja. Las palabras, a pesar de que le dolían, estaba más que acostumbrado a ellas y su corazón se había habituó a doler de esa manera. Así que, como siempre, trató de seguir avanzando mientras fingía que nada había pasado. No era la primera ni la última vez que lo lastimaban verbalmente.

Pero no dió ni siquiera dos pasos cuando las palabras hicieron eco en su mente. Fuertes y claras como si los alfas estuvieran de nuevo frente a él. Volviendo a calar dentro de sí y su autoestima.

¿Cómo cuidarás a una omega así?

No mereces a nadie en tu vida.

Eres un error de la naturaleza.

Realmente las palabras habían dejado de doblegarlo hace mucho, sólo quedaba la frustración de no poder defenderse. Pero trataba de calmarse diciendo que no todo lo que decían sobre él era verdad. Él lo sabía... ¿o no?
Comenzó a dudar, pues nuevamente las palabras estaban golpeando fuertemente en su mente. Le estaban haciendo que su siempre dormido alfa sollozara y se acurrucara más en la posición de ovillo que mantenía. Escondía su cara entre su cola en señal de vergüenza y aquello le hacía doler el corazón...

Negó con la cabeza y caminó hacia la puerta de la cafetería, tratando de centrarse en lo que era su plan inicial. Pero al tomar el pomo esas palabras hicieron eco nuevamente y, por solo un instante, el rostro alegre de cierto omega peliazul apareció en su mente. Lo que le hizo soltar el pomo casi como si le estuviera quemando.

Estaba asustado, decepcionado y triste. Otra vez. Solo que ahora había algo más, algo que le lastimaba más profundo...

Y no sabía cómo reaccionar ante esa nueva sensación de malestar en su pecho que parecía picotearle el corazón en repetidas ocasiones.

Así que solo pudo huir. Salió del edificio y después de la facultad mientras caminaba a paso veloz hacia su casa y se reprendía mentalmente. No sabía cómo había sido tan ingenuo al pensar que su vida podría cambiar. Estaba destinado a estar sólo siempre. A no ser amado porque no lo merecía en realidad.

Apretó los labios para no ponerse a llorar. Debía ser un alfa de verdad. Actuar como uno. Así que cuando llegó a su casa no lloro, aunque tenía muchas de hacerlo, en su lugar, se dispuso a mimar al pequeño gato que entro a su habitación. Al menos el peludo le ayudaba a disipar su dolor.

Mientras tanto, Jisung estaba sentado en una de las mesas de la cafetería junto a sus amigos quienes reían fuertemente a su lado, incluso podía escuchar como golpeaban la mesa en señal de su risa incontrolable. Sin embargo, él mantenía la mirada fija en la puerta. Atento a que dicho alfa de cabellos castaños entrara.

Incluso había pedido una rebanada extra de la pizza de cuatro quesos porque sabia que aquellas se terminaban rápido y no quería que el alfa se quedara sin probarla.

Había momentos donde bajaba la mirada para ver su plato y dar una mordida seca a su pizza, pero volvía a alzarla rápidamente y con emoción cuando escuchaba la puerta ser abierta. Sin embargo, no se encontraba con aquellos lindos ojos rasgados que lo hacian sentir... extraño.

Su estado de ánimo comenzó a decaer cuando el tiempo pasó y el olor a madera nunca llegó a sus fosas nasales. Su omega estaba acostado mientras tapaba su nariz con la cola en señal de verguenza y humillación.

¿Minho lo había dejado plantado?

¿Esa era la palabra correcta? ¿Plantado? Tal vez solo se olvidó de su encuentro en la cafetería.

-Jisung ya vamos para el salón, ve a dejar tu bandeja - La voz de Hyunjin cortó sus pensamientos. Fue entonces cuando miró a su alrededor y notó que ya todos estaban de pie esperándolo y mirándolo curioso. - ¿Estás bien? Estuviste distante todo el rato.

-Estoy bien- Sonrió falsamente pero sus amigos parecieron tragarselo. No sabía porque había decaído tan rápido y tampoco quería pensar demasiado en ello.

Ya sin hambre y con el estómago hecho un nudo, tiró las dos rebanadas especiales de queso a la basura. Los chicos caminaron fuera de la cafetería mientras él avanzaba a paso lento a dejar su bandeja, con la esperanza de aunque sea poder verlo de lejos. Pero no sucedió así.

La puerta nunca se abrió. Minho nunca se apareció.

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MAKTUB × Minsung OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora