SIETE

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Era de mañana. Un martes. Los hermanos Seo se encontraban en el comedor desayunando mientras las noticias de fondo hacían el ruido necesario para no tener que platicar entre ellos.

Cada uno estaba sumergido en sus pensamientos y pesares, sus mentes eran mundos completamente diferentes y difíciles de accesar. Por ello es que tenían un acuerdo no formal dónde si no había necesidad de hablar no lo harían. A veces uno necesita un momento a solas consigo mismo.

O simplemente se debía a que no tenían ganas de hablar por las mañanas casi nunca. 

-Asi que... ¿qué fue eso de ayer en la cafetería?- cortó el silencio Jisung mientras comía tranquilamente la pasta, un poco fría, frente a él.

-¿Hablas de tu mentira sobre el día especial de tacos?- contraatacó Changbin.

-Eso fue porque quería llegar a la cafetería antes que ellos, que, sorpresivamente, no pusieron un pero ante ello. Creo que ustedes saben el por qué.

-No sé de que hablas Jisung - Chan comento tranquilo mientras fingía mirar la televisión. - Nosotros nos los encontramos en el camino y como dijeron que iban contigo los acompañamos.

-Ajá pues, pero eso no explica que tú - señaló a Changbin - ibas muy risueño con mi querido Seungmin. Y tú - ahora señaló a Chan- estabas a punto de cargar a Félix en brazos.

-Hay que tomar los medicamentos a buena hora hermanito- bromeó Changbin cambiando de tema.

-Ya enserio, ¿qué...

-Anda Jisung ya es tarde para las clases, salimos en cinco- Chan interrumpió la charla poniéndose de pie, sin dar oportunidad a más.

-Esta bien, ¡huyan cobardes! Pero llegaré al fondo de esto.

Los hermanos fingieron ignorarlo. Jisung respetó su espacio y el hecho de que no quisieran contarle, pero podría apostar su brazo derecho a que vió una sonrisa boba en Changbin y un pequeño sonrojo en las mejillas de Chan.

Iba a averiguar que pasaba o se dejaba de llamar Seo Jisung.

Minho por su lado, estaba en su cama recostado

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Minho por su lado, estaba en su cama recostado. Con un pequeño gatito en sus piernas. Aquel gatito que solía visitarlo de vez en cuando. Era como si el felino pudiera sentir cuando sus ánimos no eran los mejores y se escurría por su ventana.

Ha vivido solo desde hace mucho tiempo, la única compañía que recibe por las tardes son los gatos callejeros que buscan alimento o un lugar caliente y sin peligros dónde pasar la noche. Así que estaba más que acostumbrado al silencio, frío y soledad que sus paredes le ofrecían.

Pero, sinceramente, nunca le había molestado. Era incluso reconfortante para él. El tener aquellas blancas paredes solo para él y sus pensamientos (o incluso a veces los gatos), era muchísimo mejor que la desgastante vida que tenía con su familia anteriormente.

Le dolió mucho irse de casa, pero ahora, cuando miraba en retrospectiva, sabía que había sido su mejor decisión en mucho tiempo.

Sin embargo, aquella tarde, mientras el único ruido presente en el cuarto eran los ronroneos del pequeño gatito naranja recostado sobre su estómago, su mente estaba jugándole en su contra.

Minho siempre creyó que su vida sería aburrida, triste y solitaria. Y aunque en un inicio, cuando era niño, aquellos pensamientos le molestaban demasiado pues siempre había soñado con hacer amigos, enamorarse, tener una familia... ahora ya lo veía con otros ojos.

Estaba bien solo.

O al menos eso era lo que pensaba hasta hace unos días pues ese sentir se comenzó a tornar borroso desde hace unas semanas para acá.

Últimamente se ha sentido feliz y vivo, quiere ir a la escuela en vez de pasarse el día encerrado en su habitación. Incluso ya no utilizaba tanto los audífonos cuando va solo, prefiere sentirse conectado al mundo.

Y, aunque le costara admitirlo incluso dentro de sus pensamientos, aquel cambio venía acompañado de cierto cabello azul.

Jisung llegó a mejorar su vida, sonreía más desde que lo conoció e inclusive ha cuidado su aspecto físico desde entonces. Cosa que antes le valía en realidad, nadie lo conocía ni miraba, ¡que más daba que fuera sin bañarse o arreglarse correctamente!

Pero ahora, alguien lo veía. Y quería lucir bien.

Sin embargo, todo aquel sentimiento cálido en su pecho era rápidamente desplazado por el miedo. Y odiaba sentirse así.

Pues él mejor que nadie, sabía que su lobo estaba mal. Casi no lo percibía, era como si se la pasara dormido. Y cuando rara vez despertaba no cambiaba la cosa, era un temeroso y triste alfa.

Y eso le asustaba más de lo que quisiera aceptar. Aún con todas las cosas que estaban mejorando en su vida no podía sentirse completamente bien.

¿Es qué acaso nunca podría sentirse pleno y feliz?

¿Realmente estaba destinado a estar sólo y deprimido siempre?

Y ahí estaban, nuevamente esos pensamientos que le carcomían la cabeza, le quitaban el sueño y le hacían un nudo enorme en la garganta y estómago.

Su mente siendo su peor enemiga y él siendo un inútil que no podía enfrentarla.

Agarró al gato con cuidado para así poder darse media vuelta. Arrastró sus piernas con lentitud y entonces formó un ovillo dónde el gatito tomó espacio dentro. Lo apretujo sin lastimarlo, comenzando a soltar pequeñas lágrimas y tratando de conciliar el sueño para ya no pensar.

Estaba cansado de sobrepensar.

Disfrutaría al menos los momentos donde su vida parecía ir bien, sin importar que ocurriera después.

hoy fue un buen cumpleaños después de muchooo tiempo, así que quise escribir un poco

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hoy fue un buen cumpleaños después de muchooo tiempo, así que quise escribir un poco. espero les guste:)

MAKTUB × Minsung OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora