capítulo final

169 14 27
                                    

*ADVERTENCIA: VIOLENCIA SEXUAL.


Dos amantes eternos vuelven a perder la oportunidad de unirse. No solo existieron dos que desafiaron a la fuerza, pero solo ellos viven para intentarlo otra vez, en cambio Rey y Kylo reposan, junto a su hijo Anakin, en los jardines de la finca de Naboo, bajo un frondoso árbol y cubiertos por flores que el mayordomo se ocupa de cambiar todos los días.

Los cuerpos de Cade y Leia fueron cremados y sus cenizas esparcidas en la misma tierra que cubre la tumba de sus padres. Todo ordenado por Brianna, con total discreción y absoluto respeto. El protocolo establece diez días de luto en la galaxia, aunque sabe que ese dolor solo lo conoce ella y Benny.

*

Una mano la sostuvo con fuerza, comparte el dolor y emoción por el gran dia del alumbramiento del heredero. Como en la antigüedad, como aún se hace en cientos de aldeas remotas; ella da a luz en su cama al calor de su hogar. Prescindiendo de droides y escenarios estériles del hospital. Brianna prefiere la intimidad de sus aposentos y el calor de una matrona alienígena que guarda el aspecto de una abuela rígida y amorosa a la vez.

El trabajo de parto se cuenta en horas, pero vale cada minuto al sostener a su hijo en brazos. El parecido es increíble. De abundante cabello oscuro y piel pálida, es un niño copia de su abuelo... copia de su padre.

Traga con dificultad al enfrentar la mirada embelesada de Benny que espera su turno para sostener a su hijo, la matrona como toda partera, es la que ordena la situación; toma al bebé y entrega en los brazos de Benny quien lo toma con temor y emoción por partes iguales.

No puede dejar de mirar el pequeño rostro y camina para sentarse a su lado. —gracias Brianna por este regalo — muestra su mejor sonrisa y da un beso en la frente de ella. Un acto de agradecimiento bastante conocido por cada ser viviente, un acto visto desde los albores de las civilizaciones. Aunque en tiempos post modernos puede parecer un cliché.

Se muestra cansada, con oscuras ojeras en la mirada. La matrona se encargará de los cuidados posparto, no obstante, este momento es tan íntimo entre el matrimonio. Es el momento de aterrizar en la maravilla que es crear vida, admirar al pequeño ser que lleva tu esencia y sangre y a la vez es otra persona diferente a ti.

Ese agradecimiento sonroja a Brianna ahuyentando la palidez, evita la mirada de Benny y es inevitable que se llene de lágrimas. Él cree que es por la falta de una familia jubilosa que celebre el nacimiento, no existen abuelos ni tios para este niño, solo están ellos dos y lo siguiente es incertidumbre, pero honrara la verdad, el peso de un secreto de este tamaño puede ser un lastre en el futuro cuando la vida parezca estable.

—no llores — pide Benny enternecido.

La voz de Brianna es suave y ronca, casi se ahoga al pronuncias estas palabras que elige decir al momento de no tener cerca a testigos —Ben...no sé quién es el padre.

Todo rastro de alegría se esfuma en segundos, ¿está declarando traición?

Mira al bebé y comprende todo. Se siente herido, indignado, burlado. El impulso es dejarlo en los brazos de su madre y retirarse de ahí, pero es Brianna quien lo detiene. Si no es ahora que no existen testigos, quizás después no tenga valor para decirlo. Ella toma su brazo buscando su mirada que encuentra evasiva.

—fue en contra de mi voluntad — no es capaz de ocultar su vergüenza, una que no le corresponde.

—¡explícame! — ordena con rudeza, despojado de la ternura mostrada con anterioridad.

Brianna aprieta los ojos, brotan lágrimas y su rostro se enrojece —no puedo decirlo.

La furia inicial de esta declaración comienza a aminorarse en un intento de ser prudente y darle la oportunidad de alegar a su favor. No es traición, fue forzada y no quiere decirlo, saberlo cambia un poco las cosas entre ellos.

DOS ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora