El jueves por la noche, milagrosamente, Tom no volvió a causarle otro dolor de cabeza a la castaña. Así que, a pesar de que la chica había tenido que hacer todo el trabajo con Bill, estaba de buen humor por no haber tenido que seguir viendo a Tom y a Alke.
Al día siguiente, la ojiazul se había levantado con ánimos suficientes como para no rodar los ojos cuando vio a Tom comerse a Emma en los baños de las chicas. Estaba emocionada porque iría de compras con Bill. Si había algo que amaba Dakota, era ir de compras.
—Creo que una chaqueta de cuero te vendría bien —opinó Daka mientras sostenía una chaqueta negra. Bill y la muchacha, habían ido directamente al centro comercial en cuanto las clases terminaron.
—Hemos venido a comprar ropa para ti, deja de buscar cosas para mí —regañó Bill, pero aún así tomó la prenda con interés.
—¿Te gusta? —preguntó la chica con una sonrisa.
—Es linda —admitió el más alto.
—Y combina con tus ojos —añadió Daka—. La llevaremos.
—¿Qué?
—¡Sí! ¡Será un regalo! —festejó la chica, ignorando todas las negativas de su amigo mientras caminaba por la tienda, buscando algo para sí misma—. Más te vale usarla.
—Bien, si tanto insistes —se rindió el pelinegro.
Luego de un buen rato caminando, ambos amigos habían encontrado el atuendo perfecto para Daka: un top azul de encaje sin tirantes, una falda negra corta y una chaqueta similar a la que habían comprado para Bill. Luego de comprar la ropa y comer algo, habían caminado hasta encotrar una boutique, en la que encontraron los tintes y demás cosas para teñirse el cabello. Daka estaba asustada pero al ver la emoción de Bill, realmente no pudo negarse.
—¿Crees que esto salga bien? —preguntó la chica con el ceño levemente fruncido mientras sentía las manos de Bill haciendo de las suyas en su cabello. Ambos amigos habían regresado al atardecer a casa y ahora se encontraban en la habitación de Bill.
El sótano habían resultado ser un lugar bastante acogedor y con todo a la mano. Lo único aterrador era bajar por las viejas escaleras que crujían ante cada pisada.
—Confía en mí —dijo el más alto con confianza.
—Bill, al menos dime que color escogiste —pidió la muchacha.
—Te juro que quedará bien —prometió.
Daka resopló con resignación. Para su buena suerte, Bill terminó distrayendola con algunos chismes sobre la escuela.
—¡¿Con su mejor amiga?! —exclamó Daka sorprendida mientras dejaba caer la bolsa de papas que estaba comiendo.
—¡Sí! ¿Puedes creerlo? —dijo Bill con un tono exagerado y cautivador. Daka sentía que si ambos llegaban a tener un show de TV sobre chismes, sería un éxito—. Meterse con el padre de tu mejor amiga, ¿a quién se le ocurre?
—¿Te imaginas? Si de pronto un día te conviertes en mi padrastro... —empezó la chica pero recibió un tirón en el cabello— ¡Auch!
—No me meteré con tu padre ni con tu madre a menos que sean Angelina Jolie y Brad Pitt —aclaró el pelinegro.
Daka se giró a verlo con la boca abierta.
—Se te va a meter una mosca —advirtió Bill mientras tomaba el mentón de su amiga para levantarlo y hacer que cerrara la boca.
—Menos mal no son mis padres. No te imagino dándome órdenes y diciendo: "Ya vengo, cariño. Tu padre y yo iremos a cenar" —soltó la chica intentando imitar el tono de Bill.
—He visto a tu padre cuando vino a visitar a tu abuela. No es mi tipo —admitió el chico mientras jalaba a su amiga hacia el baño—. Pero quien sabe si tu madre lo sea.
—¡Bill! —el pelinegro la ignoró mientras reía y hacía que su amiga acercará su cabeza al chorro de agua que caía de la ducha—. Por favor, universo... No quiero el cabello verde —murmuró con los ojos cerrados mientras sentía como Bill enjuagaba el tinte de su cabello.
—¿En serio no lo quieres verde? —preguntó Bill con preocupación, luego de haber terminado de enjuagar el cabello de su vecina.
Daka abrió los ojos con horror y corrió a verse en el espejo.
—Oh...—la chica suspiró con alivió y sonrió emocionada mientras Bill se carcajeaba detrás de ella.
—¿Te gusta? —preguntó con una sonrisa.
—¿Bromeas? Me encanta. Parezco Megan Fox... Wow...
La chica tocó su cabello ahora negro mientras sonreía.
—¿Desde cuando soy tan guapa? —se preguntó y sintió como Bill la tomaba por los hombros para sacarla del baño.
—Y espera a verlo seco —dijo el chico mientras encendía la secadora.
Más tarde, Daka no podía dejar de verse en el espejo del baño mientras le hacía unas mechas blancas a su amigo.
—Deja de sonreirte a ti misma y concéntrate en mi cabello —reclamó el pelinegro, sentado frente al espejo mientras su amiga hacía su trabajo.
—¿No me veo linda? —preguntó la chica sin quitar su sonrisa.
—Sí, te ves jodidamente bien. Ahora, por favor, no me dejes calvo.
—Sé lo que hago. No quedarás calvo.
—¿Haz hecho mechas antes?
—No, pero he visto como se las hacían a mi madre en la peluquería.
Bill miró con desconfianza a su amiga, pero luego de unos minutos toda desconfianza desapareció al ver el resultado.
—No pensé que quedarían bien —confesó mientras se veía en el espejo.
—Ten —la chica le extendió un delineador a Bill y este lo recibió—. Úsalo mañana si gustas. Siento que puede resaltar tus ojos.
Bill le sonrió a su amiga a través del espejo y esta le devolvió la sonrisa.
—Te veo mañana. De seguro que Blackwell ha encontrado la manera de acabarse todo el queso —se despidió la ahora pelinegra.
—Se pondrá obeso a ese paso.
Daka besó la mejila de su amigo y se marchó con sus cosas. Solo deseaba llegar a su piso y tumbarse en su cama. Sin embargo, algo que lucía diferente la detuvo frente a la puerta de su departamento.
La chica se agachó para poder tomar el pequeño paquete que estaba frente a su puerta y miró a ambos lados del pasillo con confusión.
—Para Blackwell —leyó en la tarjetita mientras entraba a su casa y cerraba la puerta.
Daka dejó las bolsas de compras y su bolso en el sofá y luego fue hacia la cocina mientras abría el paquete con confusión.
¿Era de Bill? ¿Por qué no se lo había entregado cuando estuvieron juntos?
Al abrirlo supo que se trataban de unos audífonos canceladores de ruido...Unos audífonos bastante pequeños a decir verdad.
—De Tom... —leyó al darle la vuelta a la tarjeta— Genial, ¿por qué no puedo tener unos yo también? —se quejó mientras buscaba a la rata por toda la casa. Finalmente la encontró acurrucada debajo de un cojín en el sofá.
Daka se acercó con cuidado y le colocó los audífonos con curiosidad, dándose cuenta de que le quedaban a la perfección.
—¿Donde ha conseguido algo como eso? —se preguntó la pelinegra mientras reía. Lamentablemente, su risa despertó a la rata y Daka tuvo que darle comida.
A veces se preguntaba como le cabía tanta comida en el estómago a alguien tan pequeña.
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CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADA
ФанфикEl día en el que Dakota se mudó de Flechtingen a Magdeburgo, estuvo feliz de haber escapado de las manos de su sobreprotector padre para vivir con su adorada y vieja abuela...Desde que Dakota cruza la puerta de esa vieja casona, su mundo se va a ver...