Capítulo 24

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El lugar lucía como una fiesta, había mucha gente desconocida para Daka y una que otra persona que se le hacía conocida de la escuela. La mayoría se encontraba bebiendo y escuchando música a un alto volumen mientras varios motociclistas realizaban corridas tras corridas sin aparente preocupación por la ilegalidad de sus actos. Por otra parte, aunque el ambiente era bastante animado, una mala espina seguía incando el interior de Daka, quien se encontraba haciendo guardia a un lado de la motocicleta de un Tom que lucía bastante ansioso mientras Natasha le daba masajes y le hablaba de la última colección de una diseñadora que al de trenzas no le interesaba en lo absoluto.

—¿Crees que debería elegir rosa o violeta para el vestido que utilizaré en mi cumpleaños? —le preguntó Natasha al chico mientras este fumaba un cigarrillo y observaba su alrededor con impaciencia.

—Cualquiera está bien —respondió, restandole importancia.

Daka se abstuvo de rodar los ojos al escuchar a Tom.

—Creo que el rosa te quedaría muy bien, combina con tu cabello —soltó la pelinegra, mirando a Natasha, quien le sonrió alegremente.

—¿De verdad lo crees? Me lo han dicho antes, pero no estaba segura del todo.

—No se han equivocado esas personas —Daka sonrió genuinamente, sintiendo el viento revolver su cabello—. Estoy segura que te quedará precioso.

—Eres realmente encantadora —chilló la rubia con emoción y abandonó los hombros de Tom para ir a por los de Dakota—. Deberías venir a mi fiesta, estás completamente invitada.

Daka soltó una risita incómoda ante el repentino acercamiento y pensó en lo que implicaba estar completamente invitada.

—Eh...claro —murmuró torpemente, ignorando la mirada de protesta de Tom por haberle arrebatado a su masajista. Esperaba que estar completamente invitada no significara una prohibición a una futura disculpa por no poder asistir.

—Déjame anotar tu número, voy a enviarte la dirección por mensaje de texto —avisó la rubia, sonriendo con los labios pintados de un rosa brillante mientras sacaba su teléfono.

Daka prefirió no decir más y luego de condenarse dando su número de teléfono, se volvió a mirar a Tom, quien parecía listo para irse.

—¿Es tu turno? —preguntó Daka con una extraña sensación de temor en la boca del estómago. La chica no recordaba la última vez que un mal presentimiento había estado acechandola, pero trató de no darle importancia y culpó a la añeja leche que había bebido por la mañana.

El chico de pircings asintió con una media sonrisa y encendió su moto, pero antes de irse se tomó unos segundos para hablarle a la pelinegra.

—No te preocupes tanto por mi.

Daka iba a responder, pero una interrupción abrupta por parte de Natasha la hizo callarse.

—Tranquilo, sé que ganarás. No me preocupo en lo absoluto —soltó la rubia con voz amorosa luego de lanzarse a abrazar a Tom.

Daka parpadeó extrañamente incómoda, y luego de ver como Natasha dejaba la mejilla de Tom manchada de gloss rosa, suspiró dejando salir lo que sea que estuviese fastidiando su paz interna.

—No hagas que Bill me mate —advirtió la ojiazul, cuando Tom volvió a mirarla.

El chico soltó una risa y arrancó con dirección a la línea de partida, donde esperaba Nikolas listo para correr.

—¿Por qué demonios parecen llevarse tan mal? —preguntó Daka a la nada, olvidando que Natasha seguía a su lado.

La rubia entrelazo su brazo con el de la pelinegra para poder guiarla a un buen lugar para ver la carrera.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora