Capítulo 4

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El ver como Tom se llevaba entre tropezones, toqueteos y besos a la chica rubia, escaleras arriba, no había sido lo mejor del día. Sin embargo, aquella imagen había desaparecido de la mente de la castaña una vez estuvo junto con Bill en la cocina de su abuela.

—Hoy haré rabioles. A todos les gusta, ¿cierto? —preguntó la chica y luego de que todos asintieran, envió a las ancianas y a los gatos a ver televisión.

Claramente nadie se negó.

—Tú —Daka señaló a Bill—.  Saca tus apuntes de historia y dime lo que aprendiste.

—¿No íbamos a hacer rabioles?

—No. Yo haré rabioles y tu me hablarás sobre la revolución rusa —dijo la más baja mientras se colocaba el mandil de su abuela y buscaba los ingredientes.

—Estoy agradecido de saber escribir o leer pero creo que saber que sucedió en la revolución rusa es demasiado...

—No prestaste atención, ¿cierto? —sospechó la chica mientras preparaba la masa.

—No era una de mis clases favoritas... —se excusó el pelinegro.

—Bien, voy a hablar yo. Pero más te vale prestar atención si no quieres que te atragante con rabioles —advirtió.

—Con el hambre que tengo...

Luego de eso, Dakota cambió la advertencia a un "no tendrás rabioles" y finalmente, Bill se concentró.

—Última pregunta—dijo la chica una hora después mientras terminaba de servir los platos— ¿en que año fueron asesinados los Romanov?

Bill se quedo pensando un rato y no muy seguro, respondió.

—¿Mil novecientos dieciocho?

—¿A petición de...?

—Dijiste que era la última pregunta.

—Responde.

—¿Lenin?

—¡Correcto! —Dakota festejó su logro como maestra y llamó a las ancianas y a Bill a comer— Creo que Bill sacará una buena nota en el próximo examen de historia —dijo la castaña mientras comían.

—¿Historia? La señorita Darcy era maestra de historia —dijo la abuela casi gritando.

—Ah si... Eso fue hace mucho tiempo —recordó la anciana.

—Si vas a cocinar cada vez que me expliques entonces deberíamos estudiar juntos más a menudo —bromeó Bill y la única que rió fue Daka, ya que las ancianas no habían escuchado al pelinegro.

—Claro...Ten cuidado de que los gatos te roben los rabioles.

Ambos rieron y luego de que charlaran durante todo el almuerzo, cada uno se marchó a su espacio.

Daka tenía curiosidad de saber como era el sótano, pero supuso que era muy pronto para preguntar, así que simplemente subió a su departamento y se dedicó a leer una revista de moda que había encontrado por ahí.

Pero claro.

No podía estar tranquila en esa casa.

Al parecer su adorado vecino tenía la cama justo encima de su habitación.

Dakota se preocupó porque el techo se fuera a caer si es que seguían así. Lo bueno fue que una idea cruzó por su mente y recordó los casetes que había encontrado en el departamento cuando se había mudado.

Los problemas de disfunción eréctil del antiguo inquilino le iban a servir de maravilla.

Si las ancianas no escuchaban el ruido que hacía Tom por las noches, definitivamente no escucharían lo que estaba por venir.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora