Capítulo 26

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Nunca le había costado entender la mente de su hermano y como funcionaban los pensamientos de este, pero habían momentos en los que realmente sentía que no podía descifrar porque Bill actuaba de una manera tan sobreprotectora y celosa. Comprendía el hecho de que estuviese preocupado por el accidente con la motocicleta, pero no sabía porque razón Bill había terminado atacando a Natasha como si ella hubiese sido la culpable.

—Bill, cálmate. Estás haciendo una escena —Natasha hace varios minutos que se había marchado luego de que Bill hubiese dirigido sus suaves palabras de reproche hacia ella. Tom no parecía demasiado afectado por la situación, pero los regaños de su hermano empezaban a hartarlo.

—¡¿Una escena, Tom?! ¡Pudiste haber muerto! —Bill se recargó contra la pared con frustración mientras veía como Tom lo miraba algo cansado desde su cama— ¿No te das cuenta de la gravedad de tus acciones?

—Estoy vivo y no tengo rota ni una sola uña. Ya detente.

Bill cerró los ojos por unos segundos, intentando mantener la calma.

—Realmente no entiendes que hay personas que si se preocupan por ti —soltó Bill, moderando su tono de voz.

—¡Claro que lo entiendo! —Tom alzó los brazos con exasperación— Pudiste verlo, Natasha estuvo preocupada por mí y la echaste como basura.

Bill soltó una risa incrédula.

—¿Natasha? Esa perra solo puede preocuparse por si misma —escupió con desdén, como si aquel insulto fuese en realidad el nombre de Natasha—. Por su culpa y por culpa de tu estupidez es que estás con esas heridas. ¿Natasha estuvo preocupada? He estado ahí desde que la conociste a ella y a Nikolas, los conozco perfectamente.

—¿De qué estás hablando ahora? Deja de dar tantas vueltas —Tom resopló, hundiendo su cabeza contra una almohada.

—Sabes que todas las chicas que te tiras solo te traen problemas, en especial Natasha —Bill caminó hacia la ventana de la habitación de Tom, abriendola para poder sentir algo de la brisa nocturna— ¿Realmente vale la pena? Sabes que no la quieres ni un poco y que solo le hablas por el par de tetas que tiene y por molestar al rubio de su ex novio. Olvídate de Natasha y de Nikolas, alejate de los líos y mira un poco a la gente que te quiere de verdad... A veces pienso que eres lo suficientemente egoísta e inmaduro como para preocuparme de esta manera.

—Bill...deja de actuar tan seriamente. Es molesto.

—Me importa un carajo si te molesta —Bill se sentó en el alfeizar, ignorando las quejas de su hermano—. Toda mi vida he estado a tu lado intentando cuidarte porque, para mi mala suerte, eres a quien más amo. Pero a veces parece que no te importa en absoluto el dolor que causas en las personas que te aprecian. No tienes idea de lo mucho que me preocupo por salvar tu jodido culo cada que te metes en problemas, Tom... Lo peor de todo es que seguiré haciéndolo por el resto de mi vida sin importar cuan idiota llegues a ser porque eres mi hermano, pero no puedes hacer que otras personas también tengan que preocuparse por ti. Puedo soportar todas las cosas estúpidas que hagas y seguir a tu lado, pero no quiero que alguien a quien aprecio mucho tenga que pasar por lo mismo solo por tu falta de empatía. Haz llorar a cualquiera por tus acciones, pero no a ella. No a ella, Tom.

Bill suspiró profundamente, como si decir todo aquello hubiese vaciado hasta la última pizca de oxígeno de sus pulmones.

Tom se mantuvo callado durante un buen rato, intentando calmar la extraña punzada que arremetía contra su pecho.

—No te preocupes por ella —la voz de Tom rompió el silencio.

—¿Cómo no hacerlo? Quiere colgar tu cabeza la mayor parte del tiempo, pero creo que te acabas de dar cuenta que odio no es algo que sienta por ti.

—Estás creando ideas locas en tu cabeza, Bill. Detente —Tom miró el viejo techo de su habitación, como si aquella añeja madera le fuese a dar la clave para ordenar el lío que tenía en la cabeza.

—Natalie nunca exagera, Tom. Me contó todo lo que sucedió ayer —soltó Bill—. Daka es una buena chica, no es una más de las tipas que te vas a tirar, así que para ahora mismo con lo que sea que estés hacie...

—¡Ya dije que dejes de hacerte ideas locas! —Tom alzó la voz algo estresado— No estoy intentando nada, ¿sí?

—Daka no lo ha notado, pero siente el cariño suficiente como para llorar por ti y cuidarte. No espero que se lleven bien o que dejes de ser un idiota, sólo no quiero que ella se preocupe por ti... Lo que te estoy pidiendo es que no le causes mortificaciones a ella.

No se necesitaron más palabras para que ambos muchachos entendieran el punto que había tenido aquella conversación. Bill no dijo más y mirando la descompuesta luz parpadeante de la calle, se mantuvo meditando en silencio. Tom, por otra parte, empezó a recapitular todo aquello que había sucedido y que había considerado tan trivial hasta hace unos momentos: ¿Daka realmente la había pasado tan mal? No lo creyó así; había visto como Natasha se quedó a su lado en el hospital mientras que Dakota se había marchado sin más. No había pensado demasiado en el llanto y en el cuerpo tembloroso de la ojiazul, pero cuando había recordado aquello solo dedujo que tal reacción fue causada por el susto del momento, no por que Dakota hubiese estado realmente preocupada por él. Sin embargo, Bill parecía entender mucho mejor a las mujeres y a sus reacciones; Tom empezó a considerar que Bill entendía las emociones y pensamientos de Daka mejor que la propia Daka. Y eso asustaba.

Tom solo quería seguir divirtiéndose, no entendía porque las cosas tenían que tornarse tan serias de un momento a otro.

—Créeme —dijo Bill antes de irse, mirando con más tranquilidad a su hermano—, si algún día dejas de ser un crío inmaduro creo que tú y ella no harían un mal duo juntos —los labios del pelinegro se curvaron levemente en una sonrisa nostálgica al ver el rostro abatido de su hermano—. Sé que te dejaré pensando, pero si tuviese que elegir a alguien que vaya bien contigo, la elegiría a ella sin dudarlo. No seas idiota.

De este modo y con una sensación de calma, Bill se marchó, sintiendo que había dicho lo que tenía que decir, esperando que su hermano realmente hubiese comprendido el mensaje y empezara a recapacitar.

—¿Por qué demonios tengo que preocuparme tanto por todo esto? —preguntó Tom a la nada. Si bien no le había hecho gracia ver a Dakota llorando, no entendía que podía hacer al respecto en ese preciso momento. Si Dakota hubiese funcionado tan fácilmente como Natasha o alguna otra chica, entonces Tom habría ignorado los reproches de su hermano y no se habrían quedado pensando demasiado, pero Daka era Daka y Daka funcionaba únicamente como Daka. No podía quedarse sin hacer nada y seguir su vida despreocupado luego de que su hermano lo regañara por hacer llorar a su mejor amiga. No era tan fácil.

Por otra parte y ajena a todo lo que había sucedido en el desván, Dakota dormía plácidamente luego de haberse bebido una infusión con algún ingrediente extra que ayudaba con el insomnio. Había creído poder dormir fácilmente por su cuenta, pero luego de que Natasha enviara aquel mensaje de texto con la dirección y fecha de su futura fiesta, los recuerdos y sentimientos encontrados habían vuelto a molestarla. Y por supuesto que Daka no pensaba descubrir que sucedía con su propia mente y corazón, no tenía intención alguna de conocer la razón por la cual quería llorar o romper un jarrón cada que recordaba a Tom o a Natasha. Estaba bien ignorando los sentimientos desconocidos que la acaparaban por instantes, no había necesidad alguna de hundirse en un lago con el que no quería tener contacto alguno.

Felizmente, Dakota era experta en sepultar las emociones indeseadas. Aunque le costara un tiempo algo largo, normalmente terminaba por reprimir aquello que no quería sentir. Si Tom y su desordenada vida estaban causando disturbios extraños en su mente, aquello no duraría mucho si es que Daka volvía a encontrar esa cajita dentro de si misma que no había usado durante un buen tiempo. Sólo tenía que cerrar los ojos y hundir sus emociones en lo más profundo, sólo tenía que pasar de Tom y de lo que este hiciera con su estúpida y deformada noción de lo que era bueno y de lo que no, pasar de Tom y de sus palabras, pasar de Tom y seguir con la agradable vida monótona que llevaba.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora