Capítulo 23

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"No dejar que Tom haga cosas peligrosas, no dejar que Tom haga cosas peligrosas, no dejar que Tom haga cosas peligrosas..." se repitió una y otra vez, manteniéndose junto al alto chico de trenzas mientras caminaban entre la multitud a la espera de la carrera.

—¡Tommy! —aquella voz chillona proveniente de una animada chica rubia, hizo que Daka se tapara los oídos inconscientemente. Felizmente la chica no parecía haber notado su grosero acto, ya que estaba muy concentrada en abrazarse al brazo de Tom.

—Natasha —Tom le sonrió de lado y recordando que tenía compañía, alejó a la alegre chica de su brazo para acercar a Dakota en su lugar—. Es una suerte volver a verte, pero hoy no puedo quedarme contigo. Lo siento, linda.

Dakota toció incomodamente y Tom le dio una mirada cómplice.

—Vine con la hija de una tía muy lejana. Es la sobrina favorita de mi madre y claramente no puedo dejar sola a una chica tan especial para la familia —mintió impecablemente mientras tomaba a su vecina por los hombros para presentarla a Natasha, quien lucía completamente convencida de las palabras de Tom.

—Hola, soy Daka —saludó la pelinegra, forzando una sonrisa incómoda. No quería tener que ver nada con las relaciones de Tom.

—¡Eh, eres muy linda! ¡Igual a Tom! Se nota que son familia, se parecen muchísimo —dijo alegremente la muchacha, y en ese momento, mientras Tom aguantaba la risa, Daka quiso pegarse un tiro.

—Bueno, Natasha...nos vemos —se despidió Tom y antes de desaparecer del campo de visión de la rubia, le regaló un coqueto guiño que Daka no pasó por alto.

—No entiendo que te ven... —murmuró Daka mientras se acercaban a un grupo de chicos que estaban conversando y bebiendo cerca de la pista de carreras— Solo tienes una cara bonita y un cerebro más vacío que un coco seco.

Tom soltó una risa, sintiéndose confiado de sí mismo a pesar del insulto a su cerebro.

—¿Crees que mi cara es bonita? —preguntó mientras atraía a la chica más cerca.

Daka no pudo evitar el golpe que le propino a su vecino en el costado para ser liberada.

—Deja de ser un idiota.

—Quédate cerca de mí —advirtió el muchacho, volviendo a caminar hombro con hombro con la más baja—. Si ven que estás sola te comeran viva.

Daka resopló.

—Gracias por traerme a un nido de degenerados.

Tom soltó una risa burlona.

—Necesitas relajarte.

—Si, claro...Eso haré —murmuró la chica viendo a la gente a su alrededor. Aquel lugar era nuevo para ella, y por más que las aventuras se le hacían de lo más interesantes y emocionantes, tenía un extraño presentimiento de que algo malo ocurriría si seguían ahí—. ¿A qué hora empezarán tus carreritas?

—Pronto...Primero disfrutan las señoritas —dijo con cierto tono de diversión en su voz y de pronto, los motores de las motocicletas empezaron a zonar ferozmente junto con los vítores y silbidos de la gente.

—¡Tom, amigo! —aquella voz campante provino de un chico rubio y casi tan alto como Tom, tenía una sonrisa brillante y unos ojos grises que no le terminaron por transmitir nada bueno a Dakota, quien se mantuvo en silencio mientras veía como ambos chicos se saludaban con un tenso abrazo y sonrisas para nada bienintencionadas— ¿Listo?

—Más que nunca, Nikolas.

Daka hizo un mohín al escuchar el nombre del rubio.

—¿Quién es la linda señorita que te acompaña esta noche? —preguntó Nikolas, sonriendo mientras le pedía la mano a Dakota para besarla.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora