El lunes por la mañana, el ambiente frío y húmedo se encargó de hacer temblar a más de uno en la vieja casa. El aguacero de la tarde anterior se había convertido en una fuerte tormenta que duró gran parte de la noche; Daka que estaba acostumbrada al ruido había podido dormir tranquilamente luego de una ducha caliente, pero a Bill no le había ido tan bien al respecto. Daka había tenido que ir sola a la escuela ya que Bill se había quedado en cama por un indeseable resfriado, la muchacha esperaba que su amigo mejorara pronto porque no le agradaba el sentarse sola en clase y no tener a un Bill con el cual conversar durante los recesos.
La mañana fue horriblemente gris, y para cuando la campana que anunciaba el fin de las clases sonó, la brisa siguió trayendo consigo pequeñas gotitas de agua que se pegaban al cabello y lo humedecian. Daka se sorprendió de no haberse resfriado al igual que Bill, pero estaba agradecida porque no tenía ganas de un dolor de cabeza, mocos, estornudos y escalofríos, aunque para esto último no necesitaba de un resfriado con el frío que hacía.
—Hubiese traído un paraguas... —murmuró para si misma, viendo como el cielo se oscurecía lentamente. De repente su mirada cayó en la entrada de la escuela y su cara se torció en una mueca de confusión al ver a Tom a la espera de alguien. Daka esperaba que Tom estuviese cuidando de Bill, así que realmente no entendía que hacía ahí.
La chica suspiró y siguió con su camino, sin querer fijarse en Tom nuevamente. La pelinegra sentía como la molestia crecía en su interior y no quería pelear en ese instante por la falta de interés de Tom en cuidar de un Bill resfriado. Él era su hermano, ¿no se suponía que tenían que velar el uno por el otro?
—¡Daka! —la nombrada se detuvo al escuchar a Tom pronunciar su nombre y sin saber el porque, se giró ante su llamado, ¿qué acaso no planeaba seguir con su camino para no pelear? Parecía que muy en el fondo se estaba volviendo aficionada a discutir con el castaño.
—¿No deberías estar con Bill? —atacó sin pensar demasiado.
—En eso estaba —se defendió con el ceño levemente fruncido.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Daka, dejando de lado su molestia por unos segundos.
—No sabía que medicamentos comprar para Bill... Y tu abuela y la señorita Darcy parecen no escuchar mis llamados —Tom escondió sus manos en los bolsillos de su sudadera, dejando que el vaho provocado por sus suspiros se mezclara con el de la pelinegra. Realmente empezaba a hacer un frío terrible.
—¿Viniste hasta aquí para que te diga que medicamentos comprar? —preguntó incrédula.
—Sí, creo que eso hice.
—No soy doctora, Tom. En las farmacias te dan medicamentos para los resfriados —soltó la pelinegra y continuó con su camino sabiendo que Tom iba tras ella.
—Eso... no se me ocurrió.
—Ya veo que no. Vamos a por los medicamentos ya que estas aquí.
—¿Quieres ir caminando hasta allá? La farmacia más cercana esta a unos treinta minutos a pie —informó el más alto y Daka se detuvo para mirarlo expectante—. Traje mi moto.
—Ni loca.
—¿Ni loca?
—No me voy a subir a una moto contigo conduciendo.
—¿Planeas caminar entonces? —preguntó Tom algo irritado.
Daka resopló con molestia.
—Voy a lanzarte de esa moto si es que manejas como demente.
Tom alzó ambas manos en muestra de rendición y se adelantó para ir al lugar en el que su linda motocicleta negra esperaba.
—Ten cuidado de hacerle algún rasguño —advirtió Tom, ya en su moto, esperando a que Daka se subiera.
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CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADA
FanfictionEl día en el que Dakota se mudó de Flechtingen a Magdeburgo, estuvo feliz de haber escapado de las manos de su sobreprotector padre para vivir con su adorada y vieja abuela...Desde que Dakota cruza la puerta de esa vieja casona, su mundo se va a ver...