Capítulo 15

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Habían pasado más de diez minutos y Bill no aparecía. Daka estaba empezando a aburrirse; Gustav y Georg parecían aún más ebrios que ella, hablando tonterías con Leo y compartiendo un cigarro que olía a mierda. Tom, tampoco le servía de mucho, no podía entretenerse peleando porque él ya estaba bastante concentrado en pelear con la lengua de la famosa Julissa. Dakota ya empezaba a extrañar a Bill y estaba segura de que este no regresaría en un buen rato.

—No debí confiar en un hombre —se reprendió así misma en voz baja ya que nadie le prestaba atención. Estaba ebria pero no lo suficiente como para dejar de estar atenta a su alrededor.

La chica se puso de pie, ignorando el hecho de que nadie parecía lo suficientemente consciente como para preguntarle a donde iba. Dakota quería ir al baño, había bebido y ahora tenía la vejiga llena. El problema era que no tenía idea de donde quedaba el baño, así que esperaba no tardarse demasiado en encontrarlo.

—Disculpa —Daka se tambaleó un poco mientras tocaba el hombro de una chica pelirroja—. ¿Sabes donde está el baño?

—¡ES MEJOR SI VAS A LOS DE ARRIBA! ¡ALGUIEN VOMITÓ EN EL BAÑO DE VISITAS!

—¡Gracias! —exclamó Daka, alejándose rápidamente. Si la música no le había reventado los timpanos, los gritos de la muchacha si que lo habían hecho.

La ojiazul caminó entre el cúmulo de gente, esquivando a todos los cuerpos ebrios y alegres que se interponían en su camino. Las escaleras estaban a la vista, así que cuando llegó a estas, solo tuvo que ignorar al cuarteto de hombres drogados que cantaban.

La segunda planta, estaba menos atiborrada que la primera. Sin embargo, habían personas enrrollandose por doquier.

Daka frunció el ceño con confusión cuando vio como dos chicos intercambiaban a las chicas con las que se besaban para empezar de nuevo.

—Vaya...—silbó, negando con la cabeza y decidió concentrarse en encontrar el baño.

Le tocó abrir innumerables habitaciones y disculparse cientos de veces. Se había topado con Marry y el come-mocos de segundo en posturas un tanto complicadas, a un grupo de chicos que lucían bastante drogados, a una secta de chicas haciendo un ritual algo raro y hasta a Jacob y Max besándose.

—¿No eran los que le decían marica a Bill? —se preguntó a sí misma, después de disculparse y cerrar la puerta.

Se encogió de hombros, procurando guardar la información para más tarde y abrió la única puerta que le quedaba.

Daka celebró cuando se dio cuenta de que era un baño y para su suerte no había nadie haciendo nada raro en el.

La pelinegra se tomó su tiempo y cuando terminó de vaciar su vejiga y lavar sus manos, salió del baño con intenciones de dirigirse a la cocina en busca de algo de comer.

—Permiso... Permiso... Sí, lo siento... Permiso... Gracias... ¡Sí! —Dakota volvió a festejar cuando llegó a la cocina. No se preocupó demasiado de las pocas personas que habían ahí y empezó a curiosear en las alacenas hasta que una bolsa de papas en lo más alto llamó su atención.

Daka no pensaba dejar ir la maravillosa oportunidad de comer papas gratis, así que jaló una banca y con ayuda de esta logró bajar la bolsa de chucherías. Sin embargo, cuando estaba a punto de comerlas un toque en su hombro le hizo pegar un brinco.

—Esas son mías.

Daka se giró y se topó con un chico bastante alto, tenía un precioso cabello marrón amarrado en una coleta desordenada, unos cuantos pircings adornando sus orejas y nariz, y una atractiva sonrisa de lado que mostraba la diversión en su rostro.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora