Capítulo 14

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Cada rincón de la casa estaba atestado de jóvenes ebrios que bebían, reían, bailaban o se enrrollaban con alguien. Bill y Daka habían decidido buscar a los chicos y en cuanto los encontraron en una esquina del salón, se les unieron de buena gana. En especial Daka, que se sentía mucho más energética y alegre después de haber bebido lo que sea que haya contenido el interior de su botella.

—¡Aquí están mis chicos! —dijo Bill llamando la atención de Gustav, Georg Y Tom— ¿Se están divirtiendo o se arrepintieron de seguirnos a nuestra mega fabulosa noche de mejores amigos? —preguntó mientras empujaba a Georg para que se moviera del centro del sofá y de ese modo poder tomar asiento junto a su amiga pelinegra.

—Espera —Interrumpió Gustav—. ¿En serio dijiste "mega fabulosa"? Dime que no dijiste mega fabulosa.

—Cállate, Gustav —silenció Bill.

—Hace nada que encontramos algo de beber. No hemos hecho mucho —contó Georg.

Tom lo Interrumpió.

—Aún —jugó con el pircing de su labio inferior mientras sonreía picaramente—. La diversión está por venir. Escuché que Julissa vendrá.

Daka evitó rodar los ojos al pensar en el tipo de diversión al que se refería el mayor de los Kaulitz y simplemente miró a otro lado mientras bebía el contenido de su botella y escuchaba las voces de los chicos siendo apaciguadas por la fuerte música.

No supo en que momento se terminó toda la botella, pero el calor en sus mejillas y las ganas de bailar le pidieron a gritos que se levantara de ese sofá.

—¿Qué haces? —Bill miró con diversión a su amiga mientras está tiraba de su brazo para que se levantara del sofá.

—¡Arriba, Bill! ¡Tienes que bailar conmigo! —animó la chica y para su buena suerte, el pelinegro no se negó.

Ambos amigos fueron juntos hasta el centro del salón y en cuanto empezó a sonar una nueva canción, Bill y Dakota saltaron de la emoción al escuchar el comienzo de una de sus canciones favoritas.

—¡¿Estás ebria?! —Bill se carcajeó mientras se movía energéticamente al ritmo de la música.

—¡Solo estoy feliz! —Daka se contagió de la risa de Bill mientras juntaban sus manos y empezaban a cantar la canción de fondo a todo pulmón.

Bill y Dakota terminaron sumidos en su propio mundo, saltando, cantando y bailando desenfrenadamente como si hubiesen tenido la energía guardada durante diez años. Nadie les prestaba demasiada atención y Daka ignoraba a todos aquellos que la empujaban mientras saltaban de la misma forma alocada que ella y Bill. La pelinegra estaba encantada y no le importaba si es que los tacones de sus botas nuevas llegaban a romperse de tanto brincar. Estaba disfrutando de su primera fiesta junto a su mejor amigo y no se iba a preocupar por tonterías.

Luego de un sin fin de canciones y de que Daka y Bill se hubiesen cansado, por fin decidieron que descansar un rato era una buena idea.

—¡Voy a desmayarme! —gritó Bill mientras apoyaba su frente contra la de su amiga.

Dakota se carcajeó y le dio un par de palmaditas en la mejilla a su amigo para que reaccionara y salieran de la pista de baile.

Bill asintió y a tropezones lograron separarse de la multitud y llegar a donde estaban sus amigos anteriormente.

—Que calor —murmuró Dakota mientras se quitaba la chaqueta y se tumbaba en el sofá junto a un animado Georg que se reía de algo que decía Gustav y otro chico que la ojiazul no reconoció.

—Mueve tu trasero —pidió Bill para que Daka se arrimara un poco.

—No te me pegues mucho. Estoy ardiendo —advirtió la pelinegra sin darse cuenta de algunas de las miradas que se dirigían a ella.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora