Capítulo 16

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Tom y Daka habían decidido separarse con la idea de encontrar a Bill lo más pronto posible, pero lamentablemente el plan resultó con muchas fallas, ya que cada vez que se volvían a encontrar, empezaban a discutir como si fuesen perros y gatos.

—¡Estoy buscando! —gritó molesta la pelinegra.

—¡Pues no parece! —gritó Tom de vuelta con el ceño fruncido.

Era el colmo, Daka estaba loca por encontrar a Bill y Tom decía lo contrario.

—¿En serio? Yo al menos estoy intentando encontrar a Bill —Daka golpeó enojada el pecho del de rastas con la punta de su índice—. Tú. Estás. Más. Concentrado. En. Encontrar. Un. Par. De. Tetas —espetó palabra por palabra sin romper el duelo de miradas que tenían.

—¡Estoy buscando a mi hermano! —Tom estaba bastante ofendido de que su vecina creyera que solo le interesaban las tetas. Si le interesaban, pero no más que su hermano.

—Ya va —Daka mostró una falsa sonrisa e inhaló el aire suficiente antes de tomar el brazo de Tom para jalarlo nuevamente—. Te vienes conmigo. Buscaremos afuera.

—Si querías estar conmigo solo tenías que decirlo —dijo de forma más relajada mientras se dejaba llevar por la pelinegra.

—No seas idiota —escupió la chica con desagrado—. Necesitamos encontrar a Bill y eso no sucederá rápido si te dejo solo.

—Está bien. No tienes que ser tan agresiva.

Daka jaloneó a Tom, empujándolo un poco para que se adelantara.

—Camina.

—Como ordene la reina —aquel ironico murmuro agregó una gota más al vaso.

Daka contó mentalmente hasta diez, ignorando el temblor en sus piernas que le indicaba la cantidad de rabia y alcohol que burbujeaba en su interior. No entendía si era porque no soportaba a Tom, porque Tom hablaba estupideces o por las dos cosas juntas y muchas más.

—Aquí no hay nadie —se quejó el de rastas al llegar al patio trasero de la casa—. Lo único que encontrarás serán chicos follando.

—Cierra la boca y camina —ordenó la chica, logrando que Tom caminara mientras murmuraba maldiciones en voz baja.

La búsqueda había resultado algo exhaustiva con ambos adolescentes peleando e insultandose en cada esquina, y aquello le había dado tiempo de más a Bill para terminar en un lío bastante inoportuno. Con una mirada que oscilaba entre el desagrado, cansancio y decepción, el pelinegro se hallaba junto a Finn, luchando por no perder la paciencia o la lucha contra su sensible corazón que amenazaba con llorar nuevamente.

—¿Por qué hiciste eso? —el chillido histérico que soltó Finn mientras se frotaba los labios, hizo que Bill retrocediera con una risa cínica.

—¿Ahora actuarás como si te causara asco?

—Bill, por favor entiende. Todo fue una confusión, yo no soy así. Deja de querer meterme tus ideas de marica en la cabeza. Te respeto, pero no es lo mío.

Aquello parecía convertirse en una broma de muy mal gusto a ojos del más bajo. No le agradaba para nada la idea de que Finn huyera como un gilipollas.

—Cobarde, eso es lo que eres —soltó algo herido—. No quieres que tus amiguitos se enteren de que te liabas conmigo y ahora vienes a actuar como un cordero inocente para que no abra la boca, ¿estás bromeando, Finn? —un pequeño manotazo sin fuerza golpeo el pecho del antes nombrado antes de que Bill gritara— ¡No te hagas el rey! ¡No eres más que una rata que se esconde en una jodida alcantarilla! ¡Deja de actuar como si fueras la víctima! ¡¿Crees que quiero que se enteren que me he liado con un gilipollas de cuarta que no hace más que aferrarse a lo que dicen sus amigos de mierda?!

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora