Capítulo 28

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Hay momentos en los que la vida te coloca pruebas, te brinda consuelo, momentos de paz, felicidad e ira, pero también hay momentos en los que se mofa de ti en tus narices. Y claramente Daka le temía a ello. Odiaba darse cuenta que podía haber estado tranquila hace poco tiempo atrás y que ahora sentía una mezcla de emociones desconocidas arremolinandose en su interior. Y no bastaba con que su sentir la estuviese torturando, porque como si de una burla se tratase, tenía que encontrarse constantemente con él causante de su tormento.

A ojos de Daka, Tom era despistado y no tenía la capacidad suficiente para percibir que algo andaba mal, cosa que realmente no era cierta del todo: Aunque Tom fuese descuidado, podía notar con claridad que Dakota intentaba evitarlo; entendía aquello porque probablemente la pelinegra no deseaba volver a entrometerse en asuntos que terminaran en accidentes, pero no comprendía del todo porque parecía haber una razón adicional al comportamiento aislado que estaba teniendo la ojiazul. Dakota sabía perfectamente el por que evitaba a Tom, pero no esperaba que alguien mas que Bill comprendiera sus razones; la chica se encontraba abrumada por sus propias emociones y no deseaba confirmar absolutamente nada ni mucho menos especular, así que su razón más simple para alejarse de Tom era el querer aniquilar, fumigar y extinguir cualquier desastre que este hubiese provocado en su mente de chica inexperta. Y para Dakota, por supuesto que Tom no podría comprender aquello y no lo haría nunca, sobretodo porque ni siquiera ella misma lo hacía del todo.

Por supuesto que los días demostraron lo complicado que podían llegar a ser las nuevas emociones; mientras más tiempo transcurría, más confusa se sentía la ojiazul. No entendía porque seguía fastidiada con Tom. Sí, el chico era idiota la mayor parte del tiempo, pero no le había causado verdaderas molestias últimamente. El mayor de los Kaulitz no había hecho ruido, no había soltado comentarios estúpidos cuando se encontraban, no había intercambiado babas con las chicas de la escuela justo detrás del asiento de Daka, así que claramente no comprendía por que cada vez que veía al de trenzas una profunda rabia mezclada con indignación burbujeaba en su interior. Dakota deseaba pasar de largo sin sentir nada, sin pensar en nada. Tal y como Tom parecía hacerlo. Pero mientras más lo intentaba, más difícil se tornaba aquello.

—Eh hola —saludó Tom con un ápice de incomodidad. Daka había estado confeccionando un vestido luego de que encontrara la vieja maquina de coser de su abuela, cuando de pronto un toque en la puerta la hizo desconectarse de su trabajo—. Venía a entregarte esto.

Tom le extendió un sobre a una callada Daka, que lo observaba de una forma indescifrable.

—Intenté dárselo a tu abuela, pero nadie sale a abrir la puerta —explicó el de trenzas, escondiendo sus manos dentro de sus bolsillos después de que la ojiazul recibiera el sobre—. Es el pago de la renta.

—Bien, se lo entregaré a mi abuela luego —aseguró la muchacha con un tono de voz bastante neutro, y se dispuso a regresar a su trabajo. Sin embargo, la mano de Tom detuvo el cierre de la puerta, logrando que Daka entrara en pánico.

—¿Podemos hablar? —preguntó Tom a pesar de no saber muy bien sobre que quería conversar con Dakota.

Daka se negó de inmediato.

—Lo siento, tengo trabajo que hacer —se apresuró a decir—. Le haré llegar el sobre a mi abuela, descuida. Adiós —dijo finalmente y con un suspiro de alivió cerró la puerta y se recargó contra esta, dejando a un desconcertado Tom en el pasillo.

¿Por qué Daka lucía como si estuviera huyendo? ¿Había hecho algo tan malo contra ella como para que lo evitara de ese modo? Tom empezaba a creer que realmente era difícil comprender a una mujer, más si se trataba de su vecina.

—Ni siquiera me insultó —se quejó más tarde con su hermano—. Que ella actue como una persona civilizada es horrible.

—¿No deberías estar feliz porque no está golpeandote o despotricando contra ti cada que te ve? —preguntó Bill mientras pintaba sus uñas, cómodamente recostado en su cálida cama.

Tom miró fijamente el suelo, sabiendo que su hermano tenía mucha razón.

—De todos modos me desespera. Se comporta extraño, prefiero que este gritando como loca a que diga "lo siento", "descuida", y "adiós" —soltó Tom, tumbandose a un lado de su hermano.

—¡Tom! ¡Estoy pintando mis uñas! No muevas la cama.

—Siento como si me odiara —Tom ignoró las quejas de su hermano—. Y no entiendo por que. Ya ni siquiera la molesto y el accidente con la motocicleta sucedió hace días. No tiene sentido; ella no es la que se golpeó en el accidente.

Bill rodó los ojos, conteniendo las ganas de golpear a su hermano.

—Bueno, hermano —el pelinegro suspiró y miró a Tom—. Tendrás que averiguar que sucede por tu cuenta.

Tom frunció el ceño.

—Tú en serio sabes que ocurre y no me lo quieres decir, no es justo —soltó Tom algo frustrado.

Bill se encogió de hombros y devolvió la vista hacia sus uñas. Ni su hermano, ni Dakota entendían realmente que estaba sucediendo, así que no iba a intervenir demasiado. Para Bill, era momento de que ambos descubrieran y enfrentaran sus sentimientos, fuesen buenos o malos. Tanto Tom como Dakota, necesitaban replantearse el porque la actitud del otro les causaba tanta inquietud. Bill quería quedar fuera del juego y como un espectador bastante enterado de todo, pero no pensaba decirle a ninguno cuales eran sus predicciones y deducciones a cerca de la situación.

—No sé porque te estoy hablando de esto si no me dirás algo útil —resopló Tom con cierto disgusto.

Bill volvió a encogerse de hombros con una pequeña sonrisa burlesca asomándose en sus labios, pero aquella expresión no le duró mucho luego de que su gemelo lo golpeara con una almohada.

—¡Mis uñas, Tom! ¡Por un carajo! —chilló Bill, viendo su manicura arruinada. El pelinegro le lanzó una mirada asesina a su hermano y empezó a golpearlo con la misma almohada con la que Tom lo había golpeado a él— ¡Largo! ¡Vete antes de que cambie la almohada por tu guitarra!

Y con esa amenaza, Tom escapó como pudo del sótano, esperando que su querido Bill no tomara represalias por la noche mientras dormía.

CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora