A la mañana siguiente, Daka se levantó temprano, sin problemas y de un mejor humor que otros días. Desayunó y se vistió con unos vaqueros oscuros, una blusa marrón con mangas acampanadas y su par de botas favoritas. Luego acomodó su cabello en un moño desordenado y se despidió de Astrophel y Blackwell antes de marcharse.
Daka bajó las escaleras con tranquilidad, puesto que no tenía prisa alguna. Pero grata fue su sorpresa cuando vio a un Tom despierto, tocando la puerta de Bill.
Ambos se miraron unos segundos, pero al final Dakota desvió la mirada y decidió que era mejor irse. No quería ponerse de mal humor tan temprano.
El día estaba fresco y gris. Dakota podía ver que no llovería durante la mañana, pero no estaba segura de si en la tarde se le iba ocurrir al cielo llorar, así que se recordó así misma el sacar la basura apenas regresara de la escuela.
La castaña se regañó así misma por no haber traído una chaqueta, pero aún con la ligera sensación de frío en su cuerpo, siguió su camino hasta que escuchó un llamado a sus espaldas.
—¡Daka! ¡Esperanos! —gritó Bill mientras corría y arrastraba a su hermano consigo. Daka detuvo su andar y espero hasta que ambos estuvieron cerca— Creo que hoy llegaremos temprano.
La chica le regaló una sonrisa a Bill y volvió a retomar su camino con ambos chicos pisandole los talones.
—Es un milagro que se hayan despertado a esta hora —dijo la castaña con la vista en el sendero que tenían por delante.
—El milagro es que Tom esté despierto. Yo siempre me levanto temprano —corrigió el pelinegro y Daka soltó una risa ante el tono exagerado que uso su amigo—. Solo llego tarde porque lo espero.
—Solo agradece que me desperté temprano hoy —soltó Tom.
Daka rodó los ojos y se mantuvo en silencio, escuchando como ambos gemelos empezaban a pelearse a sus espaldas. Nada demasiado serio como para que la castaña se metiera.
—¡Suelta mi cabello! —se quejó el de rastas y se escucharon unos cuantos manotazos antes de que Bill hablara.
—Lucen como las colas que tienen los ratones —opinó el pelinegro.
A Daka le agrado ver que Bill seguía divirtiéndose, así que no se metió en la conversación por más que el nombre de su nueva rata le daba comezón en la lengua.
—Por cierto, haremos la tarea de química hoy —le avisó Bill.
—¿Teníamos tarea de química? —preguntó su hermano — No recuerdo que el profesor haya dejado alguna.
Se escuchó otro manotazo y una queja de parte de Tom.
—Por supuesto que no recuerdas nada —se burló Bill—. Solo estás coqueteando con Emma y Silke todo el tiempo.
—Las clases de Barty son aburridas —se excusó el otro y Daka frunció el ceño.
—No digas eso del profesor favorito de Daka —Bill se carcajeó y fue a abrazar a su amiga por los hombros.
—Cállate, Bill —soltó la chica.
—¿En serio, Brechbühl? ¿El profesor Barty? —Tom soltó una risa burlona que hizo que la castaña rodara los ojos por segunda vez— No entiendo que le ven al viejo.
—Y yo no entiendo que le ven a un idota como tú, pero aquí estamos —respondió la ojiazul sin pensarlo dos veces.
—Eso, Dakita. Defiende a tu hombre —animó Bill apoyando su mejilla en la cabeza de la más baja.
—Bill, cierra la boca. No es mi hombre —dijo la chica mientras reía.
—¿No lo es? Entonces, ¿quién? —preguntó Bill, molestando a su vecina— ¿Lewis?

ESTÁS LEYENDO
CAOS INMARCESIBLE [TOM KAULITZ] PAUSADA
Hayran KurguEl día en el que Dakota se mudó de Flechtingen a Magdeburgo, estuvo feliz de haber escapado de las manos de su sobreprotector padre para vivir con su adorada y vieja abuela...Desde que Dakota cruza la puerta de esa vieja casona, su mundo se va a ver...