capítulo 9

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-nos van a pillar pelirroja- dijo Palermo
-que no, cállate- le ordenó Alicia mientras esperaban al chico de recepción al cual había sobornado.

-¿Has podido hablar con Sergio de lo del alcohol?

-no mucho porque lo primero que hizo fue afeitarse e irse a desayunar con esa mujer-

-vaya- dijo Palermo

-¿Estas segura de hacer esto? A Sergio no le gustará- añadió él.

- me da igual lo que el profesor piense, sé que la Barbie azafata esa oculta algo y yo lo voy a descubrir, Sergio confía mucho en ella, el inútil le cuenta hasta los pelos que le han salido en la barba.-contesto Alicia

-¿Estás celosa?-preguntó él riendo.

-pero que tonterías dices, por mí como si se la lleva a la cama,no me importa. Sólo que no entiendo cómo puede confiar en una desconocida.

-claro- contestó Palermo con una sonrisa irónica y Alicia le dedicó una mirada enfadada y felina.

Pronto apareció el joven de la recepción pasándole la tarjeta que abría la habitación de Laura. Alicia la tomó de forma precavida y ambos se dirigieron hacia la habitación 101 la cual estaba cerca de la de Sergio.

-¿Cómo has conseguido que te dé la llave?

-dándole algo de dinero y enseñando un poco el escote, a veces los hombres sois muy básicos.- contestó ella.

-tú vigila, no tardaré mucho- le ordenó  mientras se acercaban a la puerta.

-¿seguro que Laura no está?- preguntó Palermo

-claro que no, había quedado con Sergio y los he visto salir del hotel- contestó ella.

Pasándo la tarjeta por el lector la puerta se abrió.

-vigila bien, cualquier cosa silba- dijo ella y Palermo afirmó con la cabeza

Una vez dentro de la habitación Alicia no sabía por donde empezar a buscar, una prueba, una pista... algún hilo del que tirar.
Buscó por los cajones, el armario, debajo de la cama, debajo del colchón... Y nada, no encontró absolutamente nada, no  había ni siquiera una mota de polvo.
Se dirigía a salir  de la habitación cuando su vista se centró en un cuadro de una fotografía de la torre Eiffel y observando con astucia el cuadro sabía que si algo ocultaba ese cuadro sería de detrás de el.
Descolgando el cuadro descubrió una caja fuerte.

-joder ¿Y ahora como se supone que consigo la combinación?- se quejó ella.

Derrepente sonó su teléfono lo que causó que se sobresaltara por el susto y la adrenalina del momento.
Miró el identificador de llamadas y se trataba de un número desconocido.

-maldita sea - se quejó para después guardarse el teléfono en el bolsillo del pantalón.

Alicia volvió a colgar el cuadro en la pared y salió de allí cuidadosamente.

-¿ Por qué carajos tardaste tanto? Se quejó Palermo.

-pues porque estaba revisando todo, es lo que tiene esto que también se necesita pensar- dijo la pelirroja.

-además, no hablemos en la puerta Vámonos- añadió ella casi susurrando.

Ambos se disponían a alejarse de la puerta cuando escucharon una voz.

-¿Que hacéis entrando a una habitación que no es vuestra? Preguntó aquel chico del servicio del hotel.

-¿Pero que cojones dices? Ésta es nuestra habitación-dijo Alicia al chico enseñándole la tarjeta que abría la puerta.

Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora