La desesperación corría por sus venas como si de una carrera se tratase, con la respiración a mil por segundo intentaba forzar aquella gran puerta de la lujosa casa de los que eran sus suegros.
-acercate más con la linterna- le ordenó la pelirroja al profesor el cual estaba intentando iluminar la cerradura de la puerta.
Fueron a aquella casa en plena noche e intentando no hacer mucho ruido consiguieron abrir la puerta. Alicia esperaba encontrarse tras aquella puerta a su adorada hija pero lo único que encontró fue un polvo tan fuerte que le hizo estornudar y unos muebles tapados con protectores blancos. Aquella casa estaba vacía así cómo también se estaba vaciando el corazón de Alicia.
Dejando caer al suelo la herramienta con la que forzaron la puerta , cayó de rodillas desesperada por la angustia de no haber encontrado allí a su hija.-Alicia vamos, levanta- le dijo el profesor después de haber inspeccionado la casa.
Pero la pelirroja seguía de rodillas en silencio. Agachó su cabeza hacia adelante colocando su frente en el frío suelo y desesperadamente golpeó el suelo maldiciendose a ella misma por no haber protegido bien a su hija.
-Alicia, escucha, te prometo que la vamos a encontrar, aunque sea lo último que haga- sentenció el profesor.
La pelirroja levantó su cabeza del suelo y mirando a Sergio a los ojos entre la tenue luz que había en aquella casa vacía dijo:
-¿Es que no lo entiendes? Mi suegro tiene dinero de sobra cómo para comprarse millones de casas y mudarse todas las veces que él quiera, estaremos así siempre, nos llevará tiempo buscarlos-le explicó al profesor.
Una rabia se apoderó de ella, empezó a revolver cajones, armarios..todo lo que encontraba a su paso.
-¿Que estás buscando? Preguntó el profesor.
-algo que me diga dónde se han ido, ayúdame a buscar - contestó ella mientras revisaba unos cajones
Sergio se puso a ayudarla, sentía de alguna manera, que aquella mujer y su hija eran responsabilidad suya.
- Sergio mira, los armarios están llenos- dijo ella mientras miraba entre la ropa de su suegro.
-eso quiere decir que se fueron de forma repentina- dedujo el profesor.
-exacto- dijo ella.
Ambos estuvieron buscando por todos los lados pero sin encontrar nada que les diera un hilo del que tirar.
-no puede ser que no hayan dejado nada joder!- se quejó Alicia de forma desesperada.
Mientras Sergio miraba en la parte de arriba de la casa, Alicia se paró frente aquella puerta. El entrar ahí sería doloroso pero aún así entró. Empezó a remover los cajones del que era el escritorio de Germán y se espantó al ver que todo estaba cómo ella lo recordaba: el portátil abierto, la foto de los dos sobre la mesa, la nota adhesiva pegada en la agenda con la fecha de la segunda ecografía de Victoria... Sus ojos se aguaron y quitando la foto de ellos del marco la dobló y se la guardó en el bolsillo del pantalón. Encendió el portátil, apartó un poco el polvo que tenía con la mano y puso la contraseña para acceder al ordenador. Sonrió al ver una foto de comisario de fondo de pantalla pero su sonrisa se borró al ver la última búsqueda en el historial de Google: síntomas primarios del cáncer de páncreas. De un arrebato cerró agresivamente el portátil y allí, en el lugar donde Germán solía ir a pensar y trabajar, ella lloró silenciosamente.
-¿Alicia has encontrado algo? - preguntó Sergio mientras entraba en aquel despacho.
-no- dijo ella mientras se secaba las lágrimas rápidamente disimulando estar afectada.
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Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)
FanfictionDespués de cinco años del atraco al banco de España, Sergio Marquina sigue con su vida de ladrón en la cual dejar de planear nuevos robos es tarea imposible para él. Tras varios años y para sorpresa de él su camino se cruza nuevamente con Alicia Si...