Apretaba los puños de tal forma que sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos. Estaba allí por el bien de su hija y a diferencia de ella, Victoria parecía estar más que alegre por ver a sus abuelos. Paró delante de aquel lujoso restaurante mientras miraba a través del transparente cristal a sus suegros sentados en la mesa, se les veía nerviosos y un agotamiento invadía sus rostros.
-No estoy segura de hacer esto Sergio- dijo ella.
-Lo mejor ahora mismo es cumplir con el trato que hiciste con ellos, ya retiraron la denuncia por secuestro, es por el bien de tu hija- le dijo el profesor el cual le había acompañado hasta la puerta del restaurante.
Alicia asintió con la cabeza y empezó a tomar aire despacio intentando controlar los nervios.
-Mama vamos a entrar ya- le dijo su hija mientras tiraba de la mano de la pelirroja.
-Cariño no le puedes decir a los abuelos donde vivimos, ni como es nuestra casa y aunque te pregunten tú no contestes ¿vale?- le explicó a su hija después de agacharse poniéndose a la altura de la pequeña.
La niña asintió con la cabeza y Alicia apretando un poco la mano de su hija, entró con mucha incertidumbre a la cita con sus suegros.
-Mi princesa!- exclamó Lucía extendiendo los brazos hacia su nieta.
-abuela!- gritó la niña mientras corría a abrazarla
-Hola Alicia, nos alegra que hayas venido- le saludó seriamente su suegro.
Aunque ella respondió con una leve sonrisa fingida, la mandíbula tensa de Alicia delataba los nervios que tenía en ese momento aunque por otro lado se sentía con la seguridad de que Sergio estaba esperando cerca por si hubiese algún problema. No tuvo mas remedio que negociar con ellos con la condición de que retiraran la orden de búsqueda de su hija, al fin y al cabo ellos son los padres de Germán y tenían derecho a ver a su nieta.
El sabor de aquel vino tinto mojaba su boca seca y mientras Victoria conversaba con sus abuelos, ella se mantenía en silencio dedicándose a comer lo que habian ordenado.
-¿te gusta la ropa que te he comprado preciosa?- le preguntó su abuela mientras hacia mimos a Victoria.
-Si, me ha gustado mucho abuela- contestó la pequeña mientras miraba una de las muñecas que le habían regalado sus abuelos.
-¿Victoria cómo se dice?- le reprendió a su hija
-muchas gracias- dijo la niña recordando las lecciones de buenos modales de su mamá.
Estaban ya en el postre y ella estaba deseando que terminara aquella reunión familiar, el café que estaba bebiendo le sabía insípido y las miradas atentas y serias de su suegro la ponían de los nervios.
-¿mami donde está Sergio? - preguntó la pequeña ante el silencio incómodo que se había creado.
-¿Quién es Sergio?- preguntó Lucía con curiosidad
-es amigo de mamá, me lleva por las mañanas al cole, duerme en casa y bebe mucho vino- contestó la pequeña adelantándose a su madre.
La pelirroja tragó grueso debido a las caras que pusieron ellos y dándole un sorbo al café intentó arreglar la situación ante la sinceridad inocente de su hija.
-es un amigo que quiere mucho a Victoria y me ha ayudado mucho con ella- les contestó seriamente la pelirroja.
Lucía asintió con la cabeza demostrándole una sonrisa a Alicia, en realidad siempre fue amable con ella todo lo contrario a su recto y serio suegro, el cual se le solidificó el rostro al oír de Sergio.
Ya habían terminado de comer, la pelirroja estaba deseando irse de allí pero su pequeña se puso demasiado triste, en verdad se había encariñado con su abuela y no era para menos, Lucía era una mujer cariñosa y comprensiva, a Alicia siempre le había caído bien aunque parecía de aquellas personas que no tienen nada que ocultar y eso le hacia dudar de su amable y bondadosa suegra.
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Sergio estaba bastante preocupado, el pequeño Diego llevaba horas mirando hacia el suelo con cara de tristeza, verlo así le hizo recordar la pérdida de su padre cuando él era todavía muy pequeño. Una lágrima tímida quería escapar de sus ojos pero rápidamente la secó antes que cayera hacia sus mejillas.
-¿Diego está bien? ¿Quieres cenar ya?- le preguntó él profesor.
El pequeño negó con la cabeza sin desviar su triste mirada del suelo. El profesor estába frustrado por Diego y aunque intentaba mantener una conversación con el pequeño, no lo conseguía.
Alicia entró hacia la cocina y ver al profesor con la cara tan seria le hizo resoplar, era ya una costumbre verlo así
-¿Que pasa ahora Sergio?-
Él hizo un gesto hacia el pequeño el cual seguía sentado en el sillón mirando hacia el suelo, Alicia se volteó a ver al niño ante el gesto de Sergio.
-es normal qué este así, su padre ha muerto y su tía lo ha dejado con nosotros que somos unos desconocidos, está confuso-
-lo sé pero creo que esto realmente supone un problema
-¿Un problema?
-Sí, hay que pasar desapercibidos en este pueblo y un niño con claros signos de shock llama bastante la atención.
-Bueno por el momento él se puede quedar en casa.
-No, él tiene que ir al colegio con Victoria, ya pude conseguir una identidad falsa para el niño, será nuestro sobrino el cual sus padres nos cedieron la custodia.
-Sergio ¿Y si nos descubren?- preguntó ella con cara de preocupación.
-Para cualquier imprevisto que surja, yo ya hice un plan, tranquila-contestó él con seguridad.
-esta bien, confío en ti- contestó ella mirándolo fijamente a los ojos.
-¿Que tal te fue con tus suegros? a Victoria se le ve bien-
-uff por mi parte, para pegarme un tiro pero Victoria quiere mucho a sus abuelos- dijo ella rodando los ojos.
-Cuando es la próxima reunión?
-hemos hablado en quedar todos los miércoles por la tarde, se que el restaurante donde hemos quedado esta lejos de aquí pero tengo miedo de que puedan seguirme y descubrir donde vivimos- explicó ella con seriedad.
-¿Es sólo eso lo que te preocupa?
-Sí
-te prometo que yo mismo tomaré medidas para que no sepan dónde estáis- sentenció Sergio.
La pelirroja asintió con la cabeza y abrazándose al profesor por primera vez en mucho tiempo, se sentía segura.
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Hola, ¿qué tal estáis? espero que bien, siento tardar tanto en actualizar 😔 gracias por leer y dejadme un comentario pls ❤️😘
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Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)
FanfictionDespués de cinco años del atraco al banco de España, Sergio Marquina sigue con su vida de ladrón en la cual dejar de planear nuevos robos es tarea imposible para él. Tras varios años y para sorpresa de él su camino se cruza nuevamente con Alicia Si...