capítulo 13

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Ya iba por su tercer café, eran más de las 11 de la noche y Alicia no podía dormir, buscando en los documentos que sergio le dió leía  información sobre el pueblo donde iba a esconderse con su hija, no había mejor lugar que aquel, el pueblo se llamaba Orellón y consistía en adosados familiares todo de clase media a alta, sin duda era una urbanización preciosa donde sí podían pasar desapercibidas sin problemas. Dentro del pueblo había un colegio de bastante nivel, parques cercanos y varios lugares dedicados a los niños. Para ser un pueblo había demasiados jóvenes y eso a Alicia le encantó. Estaba deseando coger a su hija e irse de allí pero el lugar quedaba demasiado lejos y tendría que prepararse muy bien de antemano para hacer un viaje tan largo.

-pomme otro café por favor- le pidió Alicia al chico de la barra.

-vaya ¿Una noche larga? - escuchó la voz de Raúl justo en la mesa detrás de ella.

-sí, la verdad es que no voy a dormir nada-contestó ella mientras guardaba rápidamente los papeles en su bolso.

-ponme un té de manzanilla con leche por favor- pidió Raúl para después sentarse al lado de Alicia.

Ella se quedó mirándolo entrecerrando los ojos.

-te parecerá un asco echarle leche al té pero lo tomo como calmante para las molestias estomacales- explicó el hombre.

-si le añades canela estará mejor- le dijo ella mientras recordaba a Germán.

-vaya no lo había pensado, lo probaré- le dijo el atractivo hombre ofreciéndole una sonrisa.

Alicia luchaba contra sus recuerdos, no soportaba estar al lado de aquel hombre y oler ese perfume, le parecía curioso cómo a un persona  un simple olor le pudiese traer tantos recuerdos. Ella resopló fuertemente intentando no derrumbarse, la ausencia de Germán no la tenía del todo superada y por más años que pasarán Alicia solo sentía empeorar respecto a eso. Observando al hombre, dió un sorbo a su café negro cargado y con la curiosidad detrás preguntó
-¿Y tú qué haces tan tarde por aquí?

-bueno tengo algo de trabajo, ahora a las 12 va venir una empresa para colocar el hall para el evento de mañana- explicó el hombre el cual parecía estresado.

-¿Vendrás no?-

-ah, respecto a eso no lo sé, Victoria tuvo algo de fiebre anoche- mintió Alicia.

-entiendo, espero que no sea nada-contestó él.

Alicia le correspondió la sonrisa y siguió mirándolo fijamente.
-Perdona pero, ¿por qué me miras asi?- preguntó Raúl bajo la atenta mirada de Alicia.

-Es que me recuerdas demasiado a alguien-le dijo ella sin apartar sus ojos de los ojos verdes de Raúl.

-¿Y a quien te recuerdo? Preguntó él.

-a alguien del pasado.

Raúl se acercó más a ella y apartando el pelo de Alicia de su cara dijo
-el pasado hay que dejarlo atrás- aconsejó él.

-sí supongo que tienes razón- dijo ella luchando contra sus propios recuerdos, deseaba no sentirlos, no recordar nada, centrarse únicamente en su hija pero le era imposible.

-no estés triste- dijo acercando más su cara a la de Alicia.

-¿Qué te importa si yo estoy triste o no? Me conoces desde hace tres días- le dijo ella.

-no me gusta que la gente de mi alrededor esté triste, no lo soporto- le dijo el hombre mientras tomaba la mano de Alicia.

Ella desvío su mirada hacia la grande mano del hombre y le llamó la atención el reloj de pulsera que llevaba Raúl. Unas navidades ella le regaló a Germán un reloj cómo ese.
-no puede ser- dijo ella soltando un bufido de risa.

Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora