capítulo 38 (Final)

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Estaba allí y una vez más le jodía siempre tener la razón, volvían a robar. Esperando con el motor en marcha en las puertas de una gala benéfica en donde el profesor se la estaba jugando por culpa de un delincuente juvenil caprichoso. La cara le empezaba arder del calor que le proporcionaban los nervios, después de la amenaza de aquel adolescente el profesor no tuvo más remedio que aceptar y llevar a cabo un plan el cual estuvo dos semanas planeando.

-¿Alicia han salido ya?- preguntó Palermo por el pequeño auricular que la pelirroja llevaba.

-No, todavía no- contestó mientras ella esperaba justo donde el profesor le había dicho.

-Yo también estaría jodido si tuviese que seguir las órdenes de un niñato pero ya conoces a Sergio.

-Sí, creo que aparte de que ese chaval nos tiene agarrado por los huevos, Sergio está disfrutando por volver a robar.- dijo ella.

-¿Que hacen los niños?- preguntó la pelirroja ya que Palermo se había quedado al cuidado de ellos.

-Están tranquilos aunque estoy harto de jugar a las casitas- se quejó él a lo que Alicia contestó con una carcajada.

-¿Tienes miedo pelirroja? - preguntó él.

-Por un lado no porque sé que Sergio es muy escurridizo y siempre tiene un plan B pero por otro lado, sí. Quería haber entrado con él pero no me ha dejado, me dijo que tengo que pensar en mi hija.

-y lleva razón, tranquila, el profesor sabe lo que hace- sentenció Palermo.

Desde la entrada, Alicia observaba y no paraban de entrar y salir personas del evento, su nerviosismo aumentaba a medida que los minutos pasaban. El profesor dió todo en lo que a disfrazarse se trataba. Cambió su peinado, su color de ojos y hasta contrató a una maquillista profesional que en cuestión de un par de horas le cambió hasta la identidad. Junto con el chico consiguió infiltrarse en el personal que trabajaría ese día en el lujoso edificio. Ambos serían operarios del guardarropa y Sergio debería de desabrocharle la valiosa pulsera mientras le ponía la chaqueta a la millonaria mujer, la cual era la dueña de esa pulsera valorada en millones de dólares. La pelirroja dudó al escuchar el débil plan del adolescente pero al ver la suavidad de Sergio en robar carteras de los bolsillos sin que nadie se percatara de ello, se quedó más tranquila. Faltaban tres minutos para pasar el límite de la hora acordada para salir y sus latidos no podían ir más rápidos. Estaba esperando dentro de una tímida pero veloz furgoneta de color amarillo que al verla pensó que no era el color más desapercibido pero en cuanto vio el porque aquella furgoneta tenía que ser de ese color, sonrió al percatar la maniobra de distracción que iban a hacer.

Faltando apenas un minuto pudo ver cómo los dos hombres corrían hacia la furgoneta mientras que unos agentes intentaban pillarles, la pelirroja abrió en cuestión de segundos la puerta trasera de la furgoneta y al entrar los dos en el interior del vehículo, pisó el acelerador a fondo. El inmaduro adolescente tenía la cara rebosante de adrenalina mientras que Sergio trataba saliva de forma gruesa. La pelirroja, sin tiempo para pensar, aceleraba la velocidad esquivando eficazmente a los demás coches que transitaban con normalidad. Una patrulla venía de frente y empezando ahora la maniobra de distracción, giró fuertemente el volante haciendo un derrape sobre la carretera mojada dando así esquinazo a la patrulla de policías. Se metieron en un túnel de lavado para coches y una vez que el agua tocó la chapa de la furgoneta, la pintura amarilla lavable se aclaró y la furgoneta que entró al túnel de lavado amarilla salió de allí blanca.

-muy bien hemos cambiado el color de la furgoneta y la matrícula qué?- preguntó la pelirroja mientras conducía de forma temeraria pero a la vez eficaz.

-Creéme Alicia, buscan una furgoneta amarilla, te aseguro que nadie se ha fijado en la matrícula pero de todas maneras haremos una parada para cambiarla cunado estemos más lejos, el delincuente lleva un arsenal de matrículas- explicó el profesor mientras miraba por el cristal trasero del vehículo.

Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora