capítulo 35

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-Victoria, cómete la comida venga- le ordenó a su hija la cual solo jugaba con el tenedor.

-¿Que tal os ha ido en el cole hoy?

-muy bien mamá, hemos ido al bosque a coger hojas y pegarlas en nuestro cuaderno-

-¿Y tú Diego que has hecho en clase?

-dibujar- dijo el niño secamente.

-bueno, terminad de comer, quiero los platos limpios- ordenó la pelirroja señalándo la comida con el dedo.

Mientras los pequeños comían el profesor entraba por la puerta con cara de preocupación, se dirigió hacia el salón, puso la mirada en  su reloj de muñeca para después acercarse al gran ventanal mientras miraba tras las cortinas intentando pasar desapercibido. La pelirroja observaba desde la cocina su rara actitud y tomándolo por sorpresa se acercó a él.

-¿Que cojones haces?- le preguntó consiguiendo que Sergio diese un respingo por el susto.

-Shh- mandó callar poniendo el dedo sobre su boca para después seguir espiando por la ventana.

Ante el silencio del profesor, Alicia, conducida por su curiosidad, se puso detrás de Sergio para ver qué estaba observando. Él no quitaba la vista de la casa de sus vecinos de enfrente y tomando su teléfono, hizo una llamada a un número extranjero. La voz de Sergio hablando en otro idioma sonó en la sala de estar mientras que la cara de sorpresa de Alicia parecía un cuadro.

-¿Eso que hablabas era ruso? Preguntó ella esperando una respuesta más allá de un sí.

Sin contestar, Sergio se dirigió otra vez a la ventana mientras su nerviosismo  salía por sus poros y Alicia al ver esto, se empezó a preocupar.

-¿Me puedes explicar que pasa ahora?

-Nada, cosas mías.

-Si claro por eso acabas de hablar con lo que parecía un mafioso ruso, no me jodas gafotas y habla.

-Te estoy diciendo que no pasa nada. - dijo él ante la insistencia de ella.

La pelirroja volvió a mirar a través de la ventana pero al no ver nada sospechoso agarró a Sergio del brazo alejándolo de la ventana.

-Sergio, estamos aquí juntos jugando a las casitas, habla y no me hagas hacerte hablar a mí manera-

Él soltó un soplo en el cual se podía sentir la frustración que tenía en aquel momento, tomó a Alicia de la mano y llevándola a la ventana le señaló la casa de los vecinos con un gesto.

-¿Eres idiota? ¿Qué quieres que mire?

-La casa de los vecinos Alicia.

- Ahí viven los Garmendia, hace dos días fui a pedirles sal como excusa y son majos.

-Ellos se han mudado a otro sitio,  vienen otros vecinos.

- ¿Qué? ,¿Quiénes?

-pues en unos momentos lo verás.

Sergio dejó a la pelirroja con la duda y ambos atentos a la casa de enfrente, pudieron ver cómo un camión de mudanza se aparcaba frente a la casa. Alicia se mordía las uñas, nunca llevó bien eso de tener que esperar para cercionarse   de algo mientras que el profesor se dedicaba a estar más bien pensativo. Después de unos minutos, un monovolumen rojo familiar aparcó detrás del camión y del coche se bajaron un matrimonio con un bebé y una niña de la edad de Victoria

- Ahora sí que no entiendo nada, ¿Por qué te preocupan tanto?

-porque él es policía- sentenció Sergio

Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora