capítulo 37

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Volver a entrar en un hospital le causaba pesadillas y mal estar, se había puesto unas gafas de sol negras y su pelo teñido en color negro disimulaba bastante que se trataba de Alicia Sierra. Llevaba a su hija de la mano y acercándose a la chica del mostrador preguntó por la habitación donde estaba ingresado el padre de Germán. Al recorrer el pasillo a través de cientos de habitaciones no pudo evitar acordarse de los últimos momentos que vivió junto a su difunto marido.

-¿Hoy tampoco vas a comer?- preguntó ella mientras veía la bandeja de la comida sin tocar.

-No tengo hambre Ali-

-por lo menos come un poco de sopa, te la hizo tu madre porque sabe que la de aquí no te gusta.- explicó ella mientras le acercaba una cuchara.

- está bien- dijo él levantando con dificultad la cuchara.

Alicia sabía que él se enfadaría si le ayudase a comer asique prefirió dejarle que comiera él solo.

-voy a bajar a la máquina a sacarme un café

-¿Otro café Ali? ¿Enserio? Tanta cafeína no es buena para el bebé, mejor pídete un chocolate -dijo él mientras observaba desde la cama la abultada barriga de Alicia

-vale- dijo ella.

Bajó hacia el segundo piso en donde aquella máquina de cafés y bebidas variadas se había convertido en su cafetería habitual y pidiendo un chocolate caliente subió hacia la habitación donde llevaba ya tiempo ingresado Germán. Pasó por la zona de cuidados y todas las enfermeras que trabajan allí la conocían perfectamente y mientras ellas la saludaban, la pelirroja mantenía la sonrisa en su rostro aunque el ver a su marido cada vez más enfermo era algo que no podía soportar más.

-German, ¿Ya has comido

-Sí, la enfermera ya se llevó todo

La pelirroja empujó el incómodo sillón en el cual dormía cada noche colocándolo al lado de la cama de Germán y sentándose al lado de él dió un sorbo a su chocolate caliente. Miró su reloj de muñeca, eran las tres de la tarde y el hospital estaba silencioso como de costumbre a esa hora.

-Alicia

-¿Si?- dijo ella mientras lo miraba fijamente a los ojos

- pon las noticias, quiero verlas-

La pelirroja tomó el mando de control de la pequeña tele que había en la habitación y poniendo las noticias pudo ver una de tantas noticias que la ponían de los nervios:

"Un banda de ladrones entran por la puerta trasera a la Fábrica de Moneda y Timbre de Madrid"

-¿Te lo puedes creer Germán? Unos peleles disfrazados de power Rangers rojos han podido entrar a robar a la fábrica que tiene más vigilancia que una cárcel ¿A donde vamos a parar?- se quejó ella indignada mientras no desviaba su mirada del televisor.


-mama!?

La voz de su pequeña hija le hizo salir de sus pensamientos, recordar los últimos minutos de su marido con vida habían estrujado su corazón pero ante la atenta mirada de Victoria, no dejó que las lágrimas aglomeradas en sus ojos cayesen.

-¿Mamá que hacemos aquí?

-cariño....- dijo ella mientras se agachaba poniéndose a la altura de la pequeña.

-el abuelo está un poco malito y hemos venido a verlo pero no quiero que hagas ruido ni te portes mal, recuerda que estamos en un hospital- explicó brevemente a la niña.

-vale mamá- dijo la niña obedientemente.

Ambas pasaron a verlo, el rostro de la pelirroja cambio por completo al ver que el estado de salud del padre de German era más grave que lo que ella pensaba.

Un atraco al deseo (Sergio Marquina Y Alicia Sierra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora